Hijo de ejecutivo y feminista, Philip Seymour Hoffman decidió dejar el alcohol "cuando empezó a temer por su vida en serio"; esto es, a los 22 años. Desde entonces, no ha bebido ni una gota y se ha centrado en su trabajo como actor. Para él, actuar es tan difícil que "hasta que el trabajo no logra cierta consistencia en mi cabeza, hasta que no está a la altura de las expectativas que tenía de mí mismo, no soy feliz". Neoyorkino y cáncer, Seymour Hoffmann es extremadamente exigente. "Una vez, mientras rodábamos, alguien me preguntó si me estaba divirtiendo. ¡Por supuesto que no me divierto en absoluto! Cuando he terminado, lo que me divierte es ver que he hecho un jodido buen trabajo que está aportándole algo a alguien. Es ahí cuando encuentro toneladas de diversión, no antes". En la misma línea, considera que la felicidad no viene del éxito, sino del trabajo bien hecho. El oscar por su papel de Truman Capote es buena prueba de ello.

Siempre ha intentado buscar papeles con algo de miga, al margen de lo que fuera a cobrar por ello y, pese a que la mayor parte de la crítica dice que su reconocimiento llegó con "Boggie Nights" (1997), él dice que su "ángel de la guarda" fue "Esencia de mujer" (1992). "A partir de entonces, siempre he trabajado como actor. Hasta ese momento, no sólo no encontraba trabajo como actor, sino que tampoco podía mantener los temporales. Me echaban de todos los sitios: restaurantes, gimnasios…".

Tiene un hijo de dos años, Cooper Alexander, con su novia Mimi O'Donnell. En 1992, montó un teatro independiente, llamado Lab Theater, y dio clases en la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia durante un semestre del año 2003. "A menudo la gente tiene la impresión de que soy simplón, o que no doy más. Yo, sin echarme flores, me considero una especie de chico profundo, pero todavía estoy esperando que alguien diga que soy, al menos, mono. Pero nadie lo hace".

Aquí tienes este pedazo de mp3 para saber más cosas de él....
PSHoffman.mp3