Tal vez creas que los años sesenta no están tan lejos, puesto que su música, su filosofía y buena parte de su moda siguen con nosotros. No es cierto. Los años sesenta son ya una historia mucho más lejana y "salvaje" a su modo de lo que pudiera creerse. Este es el gran regalo de "Mad Men". El envoltorio es muy adecuado: una gran agencia de publicidad en la avenida Madison de Nueva York.
Estamos a finales de los años cincuenta en usamerica, a Richard Nixon se le empieza a ver el plumero pero todavía nadie sabe que el poder ya lo ha corrompido, en Nueva York fuma hasta la Estatua de la Libertad, usamerica crece y crece, nacen los aerosoles y el escarabajo de Wolswagen. La propaganda se está transformando en publicidad, un cambio de imagen necesario para disparar el consumo. La píldora anticonceptiva empieza a conseguirse sin muchos problemas en consultas "progres", aunque las solteras que lo hacen son vistas como libertinas semi prostitutas que quieren hacer lo mismo que los hombres. La televisión empieza a llegar a las casas, aunque es la radio la que se impone en esos momentos.
Este es el trasfondo de "Mad men", un término acuñado por entonces en Manhattan para definir a los ejecutivos de las nuevas grandes agencias publicitarias que tienen la convicción de que… "Lo que eres, lo que quieres o lo que amas, no importa. Se trata todo de como lo vendes."
Ideada por el productor y guionista de "Los Soprano", lo que para algunos era una garantía de éxito, no aparecía en las quinielas más importantes de cara a los últimos globos de oro, pero la noche del 14 de Enero "Mad Men" se convierte en la gran triunfadora al ser votada como la mejor serie dramática derrotando a "Big Love", "Anatomía de Grey", "House", "Los Tudor" y "Daños y perjuicios". Y lo más inesperado, su protagonista, Jon Hamm, se llevó a casa el premio al Mejor Actor Dramático, derrotando a los considerados favoritos, como Michael C. Hall ("Dexter"), Hugh Laurie ("House"), Jonathan Rhys Meyer ("Los Tudor") y Bill Paxton ("Big Love").
Entre volutas de humo y roles sexistas que empiezan a ponerse en duda, asistimos a los primeros estudios de conducta para influir en nosotros, los consumidores. Tras un espejo, los publicistas varones apuntan las reacciones de sus secretarias ante un montón de cosméticos variados, sin que ellas lo sepan. Suena a científico, nadie piensa en que la prueba las convierte en ratas de laboratorio. Hoy somos llamados más veces consumidores o clientes que ciudadanos o personas… empezó entonces y empezó allí.
Una serie excelente que provoca comentarios, hace pensar en la injusticia sexual y en que seguimos pensando más en el envoltorio que en el contenido. Una serie magnífica que no se puede ver al tuntún.
