Teléfonos y cine

Teléfonos y cine

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Querido diario:

Desde que llegó el cine, el teléfono ha sido un elemento tan esencial que hasta se ha convertido en protagonista argumental de primera clase. Habrás observado que los números telefónicos en las películas usamericanas siempre empiezan por 555. Es un prefijo anulado en la red usamericana del servicio telefónico. Se dieron cuenta en los 40 que dar números aleatorios reales significaba que los curiosos pudieran telefonear a números existentes. Entregaron entonces el 555 al cine, y lo eliminaron de la red.
Lo que el cine no ha hecho todavía es recoger uno de los momentos estelares de la humanidad telefónica, que se produjo el 5 de Agosto de 1857, cuando se sujeta en la costa de Irlanda, el cabo de un cable enrollado en la fragata usamericana Niágara, que zarpa con técnicos y científicos a bordo, incluido el propio Morse. Era el momento en que un tipo pudo creer que su idea de comunicar dos continentes no era una locura.
Para que te hagas cargo de lo fantástico de la idea, tienes que pensar diario, que para hacer el cable se emplearon varios meses y se trenzaron cerca de setecientos mil kilómetros de alambre de cobre. El entusiasmo era enorme, la despedida del barco con los miles de kilómetros de cable fue solemne a tope. Representantes del Gobierno y un sacerdote que imploró la bendición divina diciendo: " ¡Oh Dios eterno, Tú que dominas en su inmensidad los cielos y los mares; Tú, a quien obedecen los vientos y las tempestades, mira con misericordia a tus siervos. Aparta toda dificultad que pudiera entorpecer la realización de esta trascendental obra." Y en aquel momento, desde el mar y desde la tierra, se agitaron en el aire miles de manos y sombreros, porque todos los hombres los llevaban por entonces.
Durante seis días la fragata navegó soltando el cable. La séptima noche, de pronto, dejó de escucharse el ruido que ya se había echo monótono. Igual que cuando te quedas dormido ante la tele y despiertas cuando alguien la apaga, se despertaron todos y subieron a cubierta. El enorme rodillo estaba vacío. Por un error insignificante , el cable se había escurrido de la bobina, y era imposible volver a coger a tiempo el cabo, y todavía más encontrarlo en aquella profundidad para subirlo otra vez. 600 kilómetros de cable. Años de trabajo en las profundidades y cientos de miles de dólares perdidos.

Dos veranos después se intenta de nuevo y diez días de galerna en alta marcaban en esta ocasión con la aventura, pero aunque parezca increíble, vuelven a intentarlo cinco semanas más tarde. No hay ninguna ceremonia, nadie acude a despedir a los aventureros, la bolsa de Londres ha condenado el proyecto y las acciones de la empresa creada para llevarla a cabo están por los suelos. Un barco británico y otro usamericano cargan cada uno la mitad del cable y el 28 de julio, once días después de la salida se reúnen el Agamenón y el Niágara en el lugar convenido de alta mar. Unen sus cabos de cable y cada uno se orienta a su puerto de origen arrastrándolo. Pasan las horas, luego cuatro días sin percances, y entonces todo se reanima. En Inglaterra, el comedido Times publica un editorial que dice: "Desde el descubrimiento de Colón no se ha producido ningún acontecimiento que admita el menor grado de comparación ni tenga la trascendencia de esta magnífica manifestación de la actividad humana." En la City reina la animación, pero los usamericanos ya están fascinados por todo lo espectacular y cierran los establecimientos, se suspenden las operaciones mercantiles y la gente se lanza a la calle, ansiosa de información. Todo un continente queda a la escucha de la primera palabra que ha de atravesar el océano, la de la reina de Inglaterra. El 16 de agosto al anochecer llega el mensaje de la reina Victoria a Nueva York. Es demasiado tarde para que los periódicos puedan publicar la noticia, pero hay tanta ansiedad que todos los diarios y las oficinas de telégrafos sacan las pizarras más grandes que tienen a la calle, y escriben lo que saben. Miles de personas se empujan para leerlas. La información corre por teatros y restaurantes. Los vendedores de la primera edición del día siguiente fueron asaltados por el público. el titular no dejaba dudas: EL CABLE FUNCIONA PERFECTAMENTE.
Desde la Battery en la punta de Manhattan se disparan cientos de salvas para anunciar que el presidente de los Estados Unidos ha contestado a la reina de Inglaterra.
Ahora ya no duda nadie. Por la noche, Nueva York y todas las demás ciudades brillan con millares de luces. Las ventanas de los edificios principales se iluminan, para dar la bienvenida a la persona que lo impulsó todo, al que casi todos calificaron tres o cuatro años antes de psicópata, se llamó Cyrus W. Field. Cyrus merece un buen protagonista de cine.
A menudo los locos funcionamos bien, ¿Eh , diario?

Pero aunque a este caballero aún no le hallamos visto como portagonista, sí hemos visto al aparatito en cuestión, el teléfono, muchas veces. Por ejemplo en el inicio de "Scream", en el que lo peor que pudo hacer Drew Barrymore fue coger el teléfono...

Vídeo


En esta ocasión era un teléfono más moderno que el de nuestro amgio Cyrus, y es que en esto de la tecnología no veas como cambian las cosas diario. Aquí si un día no te fijas, tienes el aparato más pasado de moda de la clínica...

Aquí tienes un mp3 para escuchar....
Telefonosenelcine.mp3

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