Piercing y el desfile navideño de Hollywood
Piercing y el desfile navideño de Hollywood
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Teo, querido mío:
¡Navidad, Navidad, dulce Navidad! ¡Campana sobre campana! Ya se apagan un año más esas fechas de amor universal, empachos de turrón y las tarjetas de crédito echando humo. Pero tú, Teo, al igual que yo; no caes en este espiral de terror navideño.
A finales de noviembre, me fui a disfrutar del Santa Desfile de Hollywood. Este año se celebraba la 77ª edición y ha sido una suerte que se siga celebrando, Teo, ya que el año pasado tuvieron problemas de financiación y casi lo anularon. Así que este año lo han rebautizado y han conseguido una nueva fuente de dinero, el Ayuntamiento de Los Angeles que a partir de esta edición se hace cargo de los gastos en vez de la Cámara de Comercio.
Por lo que me han contado, se lleva celebrando desde 1928 y cada año alrededor de un millón de personas se agrupan en las aceras para disfrutar del espectáculo, así que este año he decidido ir yo también.
Así que el primer domingo después de Acción de Gracias volé hacía Los Angeles para disfrutar de un espectáculo muy especial.
Imagina el escenario: Ya me ves intentando pillar un buen sitio ya que tengo la intención de echar unas fotos para ti. El desfile empieza a las 5 de la tarde. La gente está nerviosa, pronto pasaran por delante de sus ojos los famosos que ven en la tele, pero esta vez los tendrán a un tiro de piedra, casi a tocar; pero claro las vallas y los policías lo impiden.
Aquí se ve de todo, famosos del Canal Disney, carrozas con famosos, caballos, personajes de dibujos animados, orquestas… y claro está, el rey del desfile: Papa Noel.
Este año hemos visto desfilar a famosos como David Carradine, Shirley Jones, Ann Rutherford, Fred Willard o Eva la Rue; pero según me contó un viejo espectador en la época dorada del cine era un espectáculo verdaderamente digno de ver por los actores que se apuntaban: Gregory Peck, Tony Curtis, Walter Matthau, Bob Hope, Basil Rathbone… pero claro, eso era en otro siglo…
Dos horas después terminó en desfile y cada uno se fue a su casa pensando, quizás, que había podido disfrutar de un espectáculo único y que por suerte, aunque el aire era seco, no hacia demasiado frío.
Con esta carta, te adjunto unas fotos, a ver si eres capaz de distinguirme entre la multitud, la que lleva los piercings, esa soy yo.
Tuya siempre.
Piercing.
