Carta a Hirokazu Kore-eda

Estimado Sr. Kore-eda:

En esta web tenemos la costumbre de enviar todos nuestros post a nuestro primo Teo, pero hoy me salto esta tradición, y le remito directamente a usted esta misiva, porque no acabo de fiarme que él se la haga llegar. Me mueve a ello el estreno de su última película, que tan buena acogida ha tenido en festivales como Cannes (premio del Jurado) o San Sebastián (premio del público), y creo que precisamente dice mucho de ella que haya llegado igual a la crítica especializada y al público en general. Quizás se deba a que lo que cuenta es la vida en sí misma, que nos obliga a enfrentarnos a situaciones en las que, como la ordenada existencia del arquitecto que interpreta Masaharu Fukuyama, todo salta por los aires, y nos encontramos ante un caos que amenaza con superarnos.

O puede que se trate de la habilidad que usted tiene para no tomar partido por alguna de las posturas opuestas que plantea la película. Las reacciones de los padres de esta historia son fruto, claro está, de las diferencias sociales y económicas que existen entre ambas familias, pero también lo son, en su fundamento, de diferentes escalas de valores. Sin embargo, no hay crítica hacia unos padres que se enfrentan a la dura prueba de saber que el hijo que han criado como propio, no lo es. Es más, cuando como espectadores creemos que tenemos claro qué acción es la correcta, hábilmente la película nos muestra que en otro hogar, a su manera, intentan superar el mismo drama.

Al final, puede que todo sea gracias a que la diferencia entre sentimental y sensiblería es una delgada línea que no se cruza en ningún momento y eso cala en un espectador que, meses después de haber visto la película, es posible que aún se emocione al pensar el ella. Su estilo de dirección rehúye el artificio, y ello contribuye a que la experiencia sea aún más enriquecedora.

Sea como sea, que su película se estrene finalmente esta semana, no deja de ser una alegría, y una invitación a conocer a los Nonomiya y a los Saiki y compartir durante un rato las emociones que ellos nos evocan.

Vídeo

Atentamente.
Rodasons