"Complot en Estambul"

Cumming vuelve a demostrar su habilidad para combinar elementos como un chino de circo haciendo girar platos. Empuja la trama a velocidad de crucero, sin tirones; combina acción y reflexión en buenas proporciones; reviste a sus personajes de las emociones necesarias para hacerlos atractivos sin abusar de la moral; ofrece los detalles, de olores a geografía, para llevarnos por zonas reconocibles o nuevas; en este caso Grecia, Turquía y Odessa.

Título: "Complot en Estambul"

Autor: Charles Cumming

Editorial: Salamandra

Ya os hablé de Charles Cumming, el autor destacado por los lectores británicos en un género que consideran propio: el del espionaje. Con "En un país extraño" y "El sexto hombre".

Cumming ha empleado un título muy sencillo para su nuevo libro, clásico de los primeros relatos del género, con la seguridad del que ya no necesita originalidades para atraer a los lectores. Domina la mística del espionaje, sabe que es un afrodisiaco, y nos devuelve a uno de sus protagonistas, Thomas Kell, un espía de 45 años que desde que terminó su matrimonio se ha sentido muerto por dentro, con su brújula emocional completamente bloqueada, incapaz de encontrar atractivas a otras mujeres y cada vez más convencido de que los destellos de pasión y sensualidad del pasado se han extinguido para siempre con su divorcio, cada vez más consciente de que transcurrida ya más de la mitad de su vida, lo único que ve en el retrovisor son lamentos y malas decisiones.

Como suele decir Cumming en sus entrevistas, La tasa de divorcios en el MI6 es muy elevada. Cada tres o cuatro años tienes que mudarte, no puedes contarle a tu pareja a dónde vas cada día... a no ser que la relación sea muy fuerte, es difícil que salga bien. Kell no tiene hijos de los que presumir, ningún legado. Por si fuera poco, lleva dos años en dique seco, a la espera de que le readmitan en "El Servicio".

Para sus colegas Kell sigue siendo el "Testigo X", el agente que presenció un interrogatorio demasiado agresivo de la CIA a un ciudadano británico en Kabul y que no impidió la entrega del sospechoso a una prisión secreta de El Cairo y posteriormente al gulag de Guantánamo. Solo unos pocos lamentan su expulsión y conocen sus cualidades. Cuando suena su móvil en las primeras páginas, al otro lado reconoce la voz de Amelia Levene, la jefa del SIS, la inteligencia británica. Un amigo común ha muerto, y es más que suficiente para comenzar la investigación que se centrará en Estambul.

Cumming maneja el arte de la vigilancia y la persecución como pocos, los detalles, los momentos cruciales, los fallos habituales. No hay persecuciones desenfrenadas o acción gratuita, sino coincidencias estudiadas, vigilancia tecnológica y el trasfondo de humanidad y entrega a valores básicos, sin los que nuestros espías favoritos no merecerían demasiada atención. Esta historia la merece porque Cumming nos convence de que el espionaje actual es como él lo cuenta, o se le parece mucho.

Carlos López-Tapia