"La última película de los grandes maestros"

El autor ha conseguido realizar un recorrido muy interesante de treinta películas finales de otros tantos grandes  directores. Todas ellas merecen la revisión y Luis López Varona añade momentos crepusculares de los autores, sin caer en la necrofilia del querido Teofilo Necrófilo. La recopilación de películas es una constante editorial que, por lo general, resultan carnosas cuando no abarcan tanto como para comprimirse en fichas comentadas. Este es un buen caso de equilibrio.

Título: “La última película de los grandes maestros”

Autor: Luis López Varona

Editorial: T&B Editores

Nota de la Redacción: El recorrido de treinta obras abarca desde la película perdida de "La reina Kelly", de 1929 hasta "Saraband" de Ingmar Bergman de 2003. Como cualquier otra selección tan reductiva, su valor está en las fuentes de información y el estilo al contarlo. El autor es reincidente y ya probó sus buenas cualidades para hacerlo en una obra anterior, "Camino hacia la gloria", donde la recopilación se realizaba con óperas primas de otros tantos grandes directores.
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El libro se abre con el recurso oportuno de una anécdota: “Una lluviosa mañana de diciembre de 1949, dos grandes directores, Billy Wilder y William Wyler, paseaban cabizbajos y en silencio por un sendero en el cementerio de Forest Lawn, muy cerca de Hollywood, de camino al coche que les esperaba. Acababan de enterrar a su amigo y maestro Ernst Lubitsch, quien, según la leyenda, había muerto por un infarto tras una noche de pasión con una prostituta. Ambos se encontraban lógicamente abatidos y cansados después de dos días frenéticos. Wilder, que, como todo el mundo sabe, era incapaz de estarse callado durante mucho tiempo, se encontraba incómodo ante el silencio prolongado de su amigo. Finalmente, según su propio testimonio, sólo para romper ese silencio comentó: «Se acabó. Nos hemos quedado sin Lubitsch». William Wyler miró a su colega y le replicó, con tristeza: «Mucho peor. Nos hemos quedado sin las películas de Lubitsch». Décadas más tarde, cuando fallecieron tanto uno como otro, se recordó profusamente esta anécdota para ilustrar que, por desgracia, ya no habría tampoco más películas de William Wyler o de Billy Wilder…”

Ese sentimiento de orfandad cinefilica, de amoroso egoísmo, se traduce en un libro estimulante. Despierta el hambre por revisar algunas de las obras mencionadas o por buscar las que no se han visto, porque algunas no fueron bien valoradas o estrenadas, no habían entrado en la inmortalidad de la copia digital, o que por antigüedad no habían aparecido en el horizonte visual de los aficionados más jóvenes.

López Varona nos explica la estructura de su libro: “Con respecto al estudio de los treinta grandes testamentos, he utilizado una estructura parecida a la de mi primer libro. Tras la ficha técnica y un somero resumen del argumento (sólo para poner en antecedentes al lector, sin que descifre, salvo algún caso muy concreto, detalles fundamentales del mismo), analizo las circunstancias de cada rodaje en concreto, con muchas anécdotas y, sobre todo, con aquellos aspectos que he creído que son importantes para comprender las intenciones del autor. En otro apartado que he llamado “Planos finales” detallo aspectos biográficos del autor entre el momento en el que estrena su película y su fallecimiento (salvo que su muerte se produjese antes del estreno, como ocurrió en algunos casos). Por último, en cada capítulo hay un apartado final, denominado “La última mirada” en el que vuelvo a la película estudiada para describir la secuencia final, siempre cargada de significado ya que se trata no sólo del fin de la obra en cuestión, sino el colofón, el definitivo momento final de la obra de un artista.”

Y para terminar este recorrido te sugiero leer una de las películas, no de las más conocidas, y verás por ti mismo que el contenido vale la pena…
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