San Sebastián 2010: Perenne sonrisa de De la Iglesia, un caradura con el rostro de Santiago Segura, venganza con casquería y un amor otoñal

Querido Teo:

Álex de la Iglesia completa su semana triunfal con la recepción del Premio Nacional de Cinematografía que le ha sido otorgado en el día de hoy. "Soy un poco payaso. Tengo capacidad para disfrazarme, para sonreír y para intentar alegrar a la gente un poquito diciendo alguna verdad, porque los payasos siempre dicen la verdad", ha explicado De la Iglesia tras recibir un premio con una dotación de 30.000 euros. Emocionado, pero también exhausto al llegar de milagro a la recepción del premio tras llegar desde el Festival de Toronto donde ha presentado “Balada triste de trompeta”. “Yo creo que hay una relación fundamental entre la creación, el sufrimiento y el placer. No hay una cosa sin la otra. ¿Se nota que me educado con los jesuitas?”, ha señalando no perdiendo en ningún momento una sonrisa permanente ganada por la satisfacción y por el régimen que le ha hecho perder más de 30 kilos. Lo más destacable es que ha señalado que se ha mostrado algo disgustado con la no inclusión de su película en la terna para el Oscar y, aprovechándose del vacío legal del que se ha aprovechado “Celda 211”, medita en volver a intentarlo el año que viene cumpliendo los plazos reglamentarios.

El otro protagonista no ha sido otro que Santiago Segura que ha vuelto a mostrar una personalidad torrentiana y que también casa bastante con el vividor y jeta dibujante Manolo Vázquez, autor de figuras del tebeo como Anacleto o La familia Cebolleta. “El gran Vázquez” no ha gustado mucho por ser una mezcla de géneros que no llega a nada. Ni emociona como retrato costumbrista ni tiene la carga dramática de otros biopics. Además Segura parece repetir el mismo papel de siempre y se le ve más a él que al personaje. Álex Ángulo y Enrique Villén siguen confirmándose como robaescenas de nuestro cine y Manuel Solo está más que creíble como Ibáñez. La película también tiene el sello de Bruguera por algunas escenas pretendidamente jocosas que dan ese carácter pícaro al personaje en el que Ibáñez se inspiró para el moroso del ático de “13 Rue del Percebe”.

La casquería ha corrido a cargo, una vez más, del cine oriental. “I saw the devil” es un continuo descuartizamiento con la venganza como justificación. "Mi cine habla sobre la influencia de la violencia en la sociedad contemporánea. Creo que es algo muy presente entre nosotros. En este caso se trata de un hombre que se convierte en diablo para poder castigar a otro diablo. Con este argumento no podría ser de otra manera, la violencia tiene que estar muy presente", ha asegurado el director Kim Jee-Woon para justificar la violencia gratuita de una cinta del subgénero de “serial killer” con el que ha pretendido seguir el retrato de la década de los 60 y 70 que utilizó David Fincher en “Zodiac”.

Ha habido de todo porque para los que están hartos de tanta violencia ha habido oportunidad de recogimiento y de amor sensible con “Colours in the dark”, una historia de amor otoñal, la historia de Anita y Fred, que llevan 50 años casados. Hace tiempo que entraron en el otoño de su vida, pero siguen viviendo su amor con determinación, aunque no siempre bien avenidos. Cuando Fred cae fatalmente enfermo, oculta el hecho a su familia, salvo a su esposa que sí lo sabe. ¿Libertad o negación de la realidad?. El film retrata las últimas semanas en la vida de una pareja que se ama, una vida que concluye cuestionando el amor eterno en decisiones excepcionales. Es el debut en la dirección de Sophie Heldman y ha destacado por la interpretación de Bruno Ganz, ese excelente actor suizo popular por su bestial interpretación de Hitler en “El hundimiento”. Primer candidato serio al premio a mejor actor.

Luna y Malkovich fueron los protagonistas de la jornada inaugural por simpatía y por la presentación de “Abel”.

Nacho Gonzalo (Coronado)