1954 La humanidad en peligro Gordon Douglas Them! USA. Dir.: Gordon Douglas. Producción: Warner Bros. Prod.: David Weisbart. Guión: Ted Sherdemann, sobre una adaptación de Russell Hughes del argumento de George Worthing Yates. Fot.: Sid Hickox (blanco y negro). Mús.: Bronislau Kaper. Mont.: Thomas Reilly. Duración: 93 minutos. Int.: Edmund Gwenn (Dr. Harold Medford), James Whitmore (sargento Ben Peterson), James Arness (Robert Graham), Joan Weldon (Dra. Patricia Medford), Onslow Stevens (general de brigada Robert O’Brien), Sean McClory (mayor Kibbee). La naturaleza se rebela en la era atómica. Esta económica película demuestra que el tamaño sí importa para un género que, en los cincuenta, estaba obsesionado con el gigantismo. Dos policías descubren a una niña perdida en el desierto de Arizona. Asustada, no hace más que repetir: “¡Ellas!”. La caravana donde vivían sus padres ha sido aplastada. Las autoridades hallan un nido de hormigas gigantes en las inmediaciones del lugar del suceso, presunto resultado de una mutación provocada por pruebas atómicas realizadas por el gobierno. Dos hormigas-reina logran escapar de la destrucción del nido, escondiéndose en las cloacas de Los Ángeles, dispuestas a fundar una nueva colonia. La(s) hormiga(s) atómica(s) Tal como cuenta Phil Hardy,5 la Warner confiaba tanto en el éxito de La humanidad en peligro que mantuvo en secreto su argumento durante el rodaje. Ni siquiera creyó necesario invertir demasiado dinero en la película, que, en un principio, tenía que ser en color y en tres dimensiones. Las hormigas gigantes, que, en términos de efectos especiales, se redujeron a dos modelos, uno de cuerpo entero y otro colgado de un brazo de extensión, compuesto sólo de la cabeza y los costados, tenían que causar suficiente impacto en el público de la época. El ingenio de la puesta en escena de Gordon Douglas, cineasta que empezó su carrera dirigiendo al Gordo y el Flaco, reside en su capacidad para crear una intensa sensación de amenaza a través de las localizaciones donde se desarrolla la historia (el desierto en el que se sitúa el arranque; las oscuras alcantarillas de Los Ángeles) y el angustioso efecto de sonido que precede al ataque de las hormigas. Los sobrecogedores comunicados lanzados por los medios y el tono documental con que Douglas aborda las reuniones de las altas esferas gubernamentales para acabar con las hormigas potencian la sensación de paranoia intrínseca a la edad de oro del género.

 “Hemos entrado en la era atómica. Hemos abierto la puerta a otro mundo. Nadie puede predecir lo que encontraremos allí”. El mensaje de alarma que lanza el final de La humanidad en peligro marca la tónica de las películas de monstruos que metabolizaron el pánico nuclear de los años cincuenta. Las fuerzas vivas –policías, agentes del FBI y demás defensores de la ley y el orden; el brazo armado de los militares; el culto a la razón de los científicos– se unen contra el poder destructor de las criaturas mutantes, que viaja desde la salvaje naturaleza hasta la civilización urbana para destruir el mundo. La estructura dramática de La humanidad en peligro, que ya había sido ensayada en El monstruo de tiempos remotos (The Beast from 20.000 Fathoms, Eugène Lourie, 1953) se repite en toda una serie de secuelas inconfesas que configuran el corpus de un subgénero que invadió las pantallas de la segunda mitad de la década. La lista de criaturas gigantes es interminable: las mantis de The Deadly Mantis (Nathan Juran, 1957), el pulpo de It Came from Beneath the Sea (Robert Gordon, 1955), la araña de Tarántula (Tarantula, Jack Arnold, 1955), los cangrejos de Attack of the Crab Monsters (Roger Corman, 1957), los moluscos de The Monster That Challenged the World (Arnold Laven, 1957), los escorpiones de The Black Scorpion (Edward Ludwig, 1957), las sanguijuelas de Attack of the Giant Leeches (Bernard L. Kowalski, 1959)... 1954 Japón bajo el terror del monstruo Inoshiro Honda Gojira. Japón. Dir.: Inoshiro Honda. Producción: Toho. Prod.: Tomoyuki Tanaka. Guión: Inoshiro Honda y Takeo Murata. Fot.: Masao Tamai (blanco y negro). Mús.: Akira Ifukube. Mont.: Kazuji Taira. Efectos especiales: Eiji Tsuburaya. Duración: 98 minutos. Int.: Takashi Shimura (Kyohei Yamane-hakase), Akira Takarada (Hideto Ogata), Momoko Kochi (Emiko Yamane), Akihiko Hirata (Daisuke Serizawa-hakase), Fuyuki Murakami (profesor Tanabe), Sachio Sakai (Hagiwara), Ren Yamamoto (Masaji el pescador). Godzilla inaugura su prolífica filmografía (más de treinta títulos) con este alegato contra los efectos de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Cerca de la isla Odo empiezan a desaparecer barcos pesqueros. Una expedición científica organizada por el doctor Yamane descubre que el culpable es un monstruo antediluviano que ha despertado de las profundidades del mar por culpa de las pruebas atómicas que se han realizado en la zona. Convertido en un gigantesco saurio radiactivo, está dispuesto a destruir la ciudad de Tokio.