Humphrey Bogart murió este lunes a primera hora de la madrugada. Su esposa estaba a su lado y sus hijos, muy cerca. Había pasado un día inconsciente. No sufrió y murió en paz. Durante los meses que estuvo enfermo nunca creyó que fuera a morir, no porque

 rechazara la idea, sino porque no se le pasó por la cabeza. Amaba la vida, y su vida era su familia, su trabajo, sus amigos y su barco. No concebía abandonar ninguna de estas cosas y por eso estuvo hasta el último momento haciendo planes sobre lo que haría cuando se recuperara. Hizo repintar su barco. Su hijo Steve estaba llegando a una edad en que ya podía aprender a navegar y a adquirir el amor de su padre por el mar. Unas pocas semanas de crucero y Bogie ya estaría en forma para volver al trabajo. Haría buenas películas, sólo buenas películas en el futuro.

Con el paso de los años se había vuelto más consciente de la dignidad de su profesión: era un actor. No una estrella, sino un actor. Nunca se tomó muy en serio a sí mismo, pero sí su trabajo. Bogart la estrella, el personaje popular, era algo que veía con cinismo y humor. Bogart el actor merecía todo su respeto. Quienes no le conocieron bien, quienes no trabajaron con él, quienes no formaban parte de su pequeño círculo de amigos íntimos tenían una imagen completamente distinta del hombre que los pocos que hemos tenido esa suerte. Supongo que los menos afortunados fueron los que le conocieron superficialmente, sobre todo si se tenían por importantes. Era sabido que muchos mandamases preferían perderse los grandes acontecimientos de Hollywood con tal de no exponer sus gruesos cuellos de toro a las estocadas de Bogart.

En todas las fuentes de Versalles hay un lucio que persigue a las carpas para impedir que engorden demasiado y se mueran. Bogie se deleitaba interpretando ese papel en las fuentes de Hollywood. Sin embargo, sus víctimas raramente le guardaban rencor y, en todo caso, no les duraba mucho tiempo. El blanco de sus aguijones era la capa exterior de la vanidad, no las regiones más vulnerables del espíritu.