algo pasa con mary

There’s Something About Mary, 1998

Dirección: Peter y Bobby Farrelly. Producción: 20th Century-Fox. Productor: Frank Beddor, Michael Steinberg, Charles B. Wessler, Bradley Thomas. Guión: Ed Decter, John J. Strauss, Peter y Bobby Farrelly. Fotografía: Mark Irwin (color). Música: Jonathan Richman. Intérpretes: Cameron Diaz, Matt Damon, Ben Stiller, Lee Evans, Chris Elliott, Lin Shaye. Duración: 118 min.

 

Pasen y vean la última película de los Fabulosos Hermanos Farrelly Brothers: falsos tullidos con caídas hilarantes, subnormales que reaccionan violentamente si se les tocan las orejas, un perrito drogado, electrocutado y escayolado, la mujer disecada por el sol y, el no va más: Cameron Díaz con un tupé del semen que cuelga de la oreja de su novio. Estos y otros alicientes aparecen en Algo pasa con Mary, broche de oro a la trilogía integrada por 2 tontos muy tontos y Vaya par de idiotas en una tradición que recuerda que el cine nació como un espectáculo cercano al vodevil y destinado a un público analfabeto que necesitaba de impactos sensoriales para combatir agotadoras jornadas laborales.

Despojada de esos accesorios, Algo pasa con Mary responde a los parámetros de la comedia clásica: chico (feo) conoce a chica (guapa), chico (con los genitales atrapados por la bragueta) pierde a chica, y ambos se reencuentran trece años después. Añádase un culto hedonista a la belleza como único valor positivo frente a tanto tarado físico o psíquico, y esa es toda la filosofía que subyace bajo la película que actualmente arrasa en las taquillas del país de las maravillas de Mónica Lewinski.

¿De qué se ríen tantos espectadores? ¿Por qué yo no entiendo que esta película sea una feroz crítica contra los valores tradicionales de la sociedad norteamericana? ¿Por qué la palabra sesudo tiene connotaciones negativas cuando sólo es la antagonista de descerebrado? Algo está pasando con el cine-y no sólo el americano-, pero si esos interrogantes los plantea un filme como Algo pasa con Mary no pienso gastarme un duro en un psicoanalista que me los resuelva.

Esteve Riambau (Fotogramas, noviembre 1998)