Alimento para curiosos.

 

Las condiciones del rodaje llegaron a ser tan penosas que se rozó el hambre: «Nos moríamos de hambre -cuenta Coppola-. Y como el negativo se mandaba a Italia para ser procesado en los laboratorios, intentamos que nos pasaran en las latas de película litros de aceite y espaguetis. Pero la aduana filipina lo descubrió e intentó que pagásemos una fuerte multa. No teníamos dinero para pagar, aunque la productora acabó haciéndolo. Así que pusimos todos los víveres de que disponíamos en mi casa y, hasta el fin del rodaje, cada vez que alguien traía un poco de dinero, yo le daba queso o aceite de oliva”.

 

 

Brando cobró dos millones de dólares por cinco semanas de rodaje, destinadas a las secuencias finales de la película.

 

 

Para el personaje que conduce toda la narración (el capitán Willard, Coppola había seleccionado finalmente a Harvey Keitel, un joven actor que era relativamente conocido por las películas que había hecho para Martin Scorsesse. Pero Keitel duró cuatro semanas. «Keitel interpretaba su papel febrilmente- declararía Coppola-, como esos actores de segunda fila que intentan atraer la atención de los espectadores manoseando su reloj de pulsera o su nudo de corbata.

 

 

Coppola tuvo que terminar su película pidiendo el “último préstamo”, pero como garantía la distribuidora exigió una hipoteca sobre todos sus bienes personales presentes y futuros. Un portavoz de United Artists no dejó dudas: «Hasta que pague sus deudas con nosotros, Francis F. Coppola nos pertenece. Somos acreedores prioritarios sobre todos sus ingresos económicos, comprendidos los porcentajes sobre las reposiciones de El padrino, primera y segunda parte, y los beneficios de los filmes producidos por American Zoetrope».

 

Martin Sheen detuvo el rodaje al sufrir una crisis cardiaca, Coppola esperó las cinco semanas y no dudó en, por ejemplo, emborracharle como una esponja a la hora de rodar la secuencia inicial del filme, que ni el director ni el actor sabían cómo resolver. Por eso el actor se dejó llevar por la violencia con el espejo y se mueve de una manera tan peculiar.

 

 

El tifón “Olga” pasó por las Filipinas, y causó la destrucción de todo el decorado original del “imperio” del coronel Kurtz, valorado en 300.000 dólares, y detuvo el rodaje durante seis semanas más.

 

“El caso de los helicópteros” provocó muchos comentarios. El Pentágono había negado cualquier tipo de material militar para el rodaje (contrariamente a la ayuda prestada siempre a Hollywood para los filmes de guerra), y Coppola pidió la colaboración del Ejército filipino. Sus pilotos necesitaron semanas para prepararse a volar como exigía la secuencia de “La cabalgata de las walkirias”. En mitad del rodaje de una de estas secuencias, los helicópteros desaparecieron bruscamente en el horizonte. Habían recibido la orden de atacar a los musulmanes independentistas que se habían rebelado en una de las islas del Sur...