La creadora Cocó Chanel representó la elegancia
occidental durante medio siglo. En 1914 abrió una
sombrerería en París y, a mediados de los años veinte, hizo triunfar el estilo
Chanel clásico en todo el mundo.
Consistía
en un traje de punto de lana con una chaqueta recta y sin cuello, una falda
corta a juego, que se llevaba con joyas estilo Art Déco y un
sombrero marinero sobre el pelo corto.
Una vez
creada la imagen de elegancia a la francesa, el perfume era una idea práctica
que resultaba un gran negocio porque era carísima, pero ofrecía oler al perfume
más sofisticado y más clásico. Pasó la moda Chanel y nadie esperaba que fuera a
regresar, pero lo hizo en 1954 con el mismo ímpetu que la primera vez, y además
ya se había creado el star system de Hollywood que esparcía moda, costumbres y
lujo por todo el mundo. Hasta sus recuerdos han quedado bañados por el perfume.
Clark Gable quedó destrozado cuando su esposa
Carol Lombard murió en un accidente de aviación. Durante mucho tiempo buscó refugio
en la
soledad de su rancho de Encino, lleno de recuerdos y empapado mórbidamente en
Chanel número 5. Era la fragancia favorita de Lombard, flotando en el intacto
dormitorio que ocupó con ella en los días felices.
Todo el
planeta que conoce algo de Marilyn Monroe lo sabe: "¿Qué se pone para
dormir, Miss Monroe?”, le preguntaron en una ocasión. “Unas gotas de Chanel nº
5", respondió.
Eran ciertas
ambas cosas, que dormía desnuda y que usaba el perfume. Durante una de sus
hospitalizaciones, su único visitante durante las cinco noches que permaneció
ingresada, y que estuvo presente todos los días a la hora del almuerzo y al
anochecer, fue Joe Di Maggio. Llevó un frasco de Chanel N.° 5 a la habitación,
lo cual hizo correr el rumor de una reconciliación. «No existe tal
posibilidad», declaró Marilyn firmemente, «pero siempre seremos amigos. Y lo fueron hasta el final.
La actriz francesa Catherine Deneuve, que ha prestado su rostro a Chanel, reconocía así lo ventajoso del matrimonio entre el perfume y el cine. “Me han proporcionado más popularidad que cualquier otra película que haya hecho. En Nueva York, me reconocen casi en cada esquina.» Ése es el lado bueno, junto con el sueldo, pero no todos los actores quieren prestarse a ello ni todos son idóneos para hacerlo”.