Es una crónica muy sobria que Gillo Pontecorvo rodó en 1965 para explicar la Revolución de Argelia. Charles de Gaulle gobernaba Francia como si se tratara de un absolutista rey republicano y Argelia era un bocado demasiado bueno como para dejarlo escapar fácilmente. Los argelinos querían ser independientes de Francia, lógico, ya que veían cómo sus vecinos Marruecos y Túnez ya lo eran.

 Cuando organizaron la guerra de guerrillas, los franceses enviaron a los militares más duros para ejercer una terrible represión. El Frente de Liberación Nacional argelino limpió la Casbah de Argel de prostitutas, drogadictos, contrabandistas y espías, pero los militares franceses no buscaban ya otra cosa que reducir la rebelión. La batalla de Argel es un filme excepcional sobre la lucha por la independencia de un puebloPontecorvo utiliza para su recreación, técnicamente una película de ficción, a los auténticos líderes de la revolución para el reparto, por lo que la frontera entre realidad y ficción se difumina.