“Y luego un día él dijo, un tanto pensativamente: « Siempre he deseado filmar unas escenas de persecución por las caras esculpidas en el Monte Rushmore.»

Bueno, aquello era grande, y así se lo dije, y aquel fue el primer impulso para lo que iba a ser, tras más de un año de sangre, sudor y reuniones para ir perfilando la historia, Con la muerte en los talones. Nos trasladamos a su oficina de la Paramount, donde estaba preparando las cosas para rodar Vértigo, y hablamos cada día, y yo tomé notas. Y hablamos y hablamos, y todo lo que me pareció que salía de aquello era que el film empezaría en la ciudad de Nueva York, y que ocurriría algo en las Naciones Unidas, y luego el film se dirigiría hacia el noroeste hasta el Monte Rushmore en Dakota del Sur y luego quizá seguiría hasta Alaska.

Supe que yo deseaba a un hombre inocente como protagonista, pero no estaba seguro de si debía ser un locutor deportivo 0 un periodista o un ejecutivo de publicidad o un artista tipo Frank Sinatra, y no sabía quién lo estaba persiguiendo ni cómo ni por qué, excepto el hecho de que era algo que tenía que ver con la por aquel entonces muy caliente guerra fría. Y empezó a formarse un esbozo de argumento en mi cabeza y sobre el papel, y Hitchcock fue dándome ideas a mí y yo fui dándole ideas a él, y algunas de ellas nos gustaban a uno y algunas de ellas nos gustaban a los dos -muy raramente-, y yo seguía sin decidir quién era el protagonista y qué le hacía meterse en todo aquel fregado.

Y un día Hitchcock me dijo que un periodista de Nueva York le había dado en una ocasión una idea, en un cóctel, que creía que Hitch podía usar, y que le daba libertad para usarla si quería... una idea acerca de alguna agencia del gobierno creando un falso agente inexistente para apartar a algunos enemigos del gobierno del rastro del agente auténtico y existente; y Hitchcock y yo discutimos la posibilidad de que nuestro inocente transeúnte pudiera ser confundido con el inexistente agente, y esto lo metiera de forma automática en el argumento. Inmediatamente le dije a Hitchcock que aquello me servía corno anillo al dedo, y rápidamente me dediqué a perfilar el truco del falso agente corno un diente importante en el engranaje de la historia”.