El hombre mosca es el largometraje más famoso de Harold Lloyd. Su escalada del rascacielos de catorce pisos, con el más difícil todavía de quedar suspendido en el vacío cogido a las manecillas del reloj, queda como uno de los momentos cumbres de la historia del cine cómico. La inspiración para hacer la película fue una escalada auténtica que hizo un experto en un edificio de Los Ángeles. Lloyd le contrató para hacer el papel de su amigo en la historia y después añadió el argumento. Aunque existen distintas versiones, la escalada del rascacielos se realizó sin transparencias ni trucos. Según el propio Lloyd: «Tuvimos que construir plataformas debajo de las ventanas del rascacielos. Estaban situadas cuatro o cinco metros debajo, con colchones, pero no pudimos rodearlas con barandillas porque interferían los ángulos de la cámara. Rodamos algunas escenas sin plataformas, pero en estos casos nos sujetaban alambres fuertes e invisibles».

Para los planos generales Harold fue doblado por el especialista, porque aunque era un verdadero acróbata había perdido tres dedos de la mano derecha, donde llevaba un guante ortopédico. El accidente ocurrió al explotarle una bomba de “atrezzo” mientras encendía un cigarrillo con la mecha de una bomba.