Querido sobrino:

Aterricé en Port Antonio a media mañana. El clima es tropical, las lianas subían a enrollarse en los cables de los postes telefónicos, del camino desde el pequeño aeropuerto hasta la ciudad.

Port Antonio está en la costa norte de la isla de Jamaica, tierras del pirata Morgan. No tiene aires de ciudad, casas bajas, algunas calles de tierra y el mayor movimiento justo en el puerto. Hace años paraban aquí todos los cruceros de lujo, han cambiado sus rutas y lo pagan los habitantes que ya no reciben tantos turistas.

Un barco pequeño, mejor una barca grande, va y viene desde el puerto a la isla de Navy que está enfrente. Flynn la compró en los cincuenta, enamorado del Caribe y de las fiestas sin control a bordo de su barco.

Hoy Navy Island es un pequeño “Resort” compuesto por trece cabañas y un pequeño restaurante. Para Flynn esto era como un apartamento, a un minuto del puerto pero lo bastante aislado para asegurar privacidad. Elegí para dormir la cabaña llamada “The Pinacle”, la situada en la punta de la pequeña isla. Al anochecer llega la música, mezcla de rap y reggae, desde un gran local en el puerto. Le hubiera venido muy bien al tipo de fiestas que Errol daba en este trozo de tierra que sobresale del mar.