Las mujeres de Groucho

 

Primera esposa: Ruth

 

El 4 de febrero de 1920, Groucho Marx se casó con Ruth Johnson, una bailarina que su hermano Zeppo había contratado en Cleveland, Ohio, cuando la pareja de baile de Zeppo en Home again se marchó. Ruth Johnson era hija de una inmigrante sueca y poseía todos los atributos que excitaban la imaginación de Groucho: era una bella escandinava, rubia y con ojos azules, con una bonita nariz respingona. Groucho se fijó en la nueva chica casi de inmediato y una noche, al entrar en el teatro donde actuaban, la encontró leyendo una carta y se acercó a hablar con ella.

 

¿Quiere usted casarse conmigo? ¿Tiene dinero? Conteste primero a la segunda pregunta

 

Según su hijo Arthur, en su libro Son of Groucho, Groucho «Movió las cejas en dirección a  la nueva pareja de baile de Zeppo y le dijo: “¿Qué lees, nena, una carta de tu novio?”. Ruth respondió tímidamente que no tenía novio y Groucho siguió: “Entonces, ¿te gustaría casarte conmigo? Necesito una mujer que me lleve la guitarra”. Mientras le decía esto, le puso la guitarra en las manos. Ella le miró nerviosamente, después sonrió y le siguió hasta el camerino».

Groucho había dicho siempre que el dinero era más importante que el amor –una emoción que puede desvanecerse tan rápidamente como aparecer- pero se casó tres veces con mujeres «cuyas cualidades, combinadas, no les evitaban necesitar asistencia social»; estaba claro que su corazón dominaba su cabeza. Pero era muy consciente de la importancia del dinero y decidió no lanzarse al matrimonio de inmediato. Durante el noviazgo, los dos trabajaron juntos, viajaron juntos y comieron juntos. Ruth, cuyo número de baile con Zeppo era muy llamativo y sexy, era, sin embargo, una chica muy respetable. Se le había ofrecido matrimonio y matrimonio debía tener. Groucho pasó una temporada ahorrando para poder instalarse los dos adecuadamente cuando llegara la ocasión.

 

Por nuestras esposas y novias... ¡que no se encuentren nunca!

 

En febrero de 1920, cuando Home Again se estaba representando en el Teatro McVicar de Chicago, Groucho y Ruth decidieron que era el momento apropiado para casarse. A la madre de Ruth no le hizo mucha gracia. Como antiguo miembro de numerosas iglesias cristianas, incluyendo la Mormona y la Adventista del Séptimo Día, no le entusiasmó la idea de tener un yerno judío. También tuvieron problemas para encontrar un pastor que les casara –no sólo por sus diferencias religiosas sino también por pertenecer al mundo del espectáculo, una carrera profesional que aún no se consideraba respetable. Afortunadamente, el padrino de Groucho, Jo Swerling, consiguió encontrar un juez de paz judío que había hecho vodeviles.

La misma boda podía haber sido una escena de un espectáculo de los Hermanos Marx: Harpo se escondió detrás de una planta en maceta que se desplazaba por la sala como si tuviera capacidad de moverse por si misma, y Groucho mantuvo al juez alerta, con muchas bromitas, durante toda la ceremonia, culminando cuando a la pregunta “¿tTomas a esta mujer por tu legítima esposa en matrimonio?” respondió rápidamente: “Hemos ido muy lejos, ahora ya podemos seguir”. Después de una breve cena de celebración, Groucho y Ruth volvieron al teatro para dar otra representación de Home Again.

En julio de 1921, Groucho se convirtió en padre cuando Ruth dio a luz a su primer hijo Arthur. Groucho y sus hermanos habían alquilado una casa en Long Island y efectuaban una gira por una cadena de salas de vodevil de los alrededores de Manhatan, que permitía a Groucho pasar mucho tiempo junto a Ruth y el niño. Incluso ayudaba a su mujer a cambiar y lavar los pañales, lo cual era un comportamiento muy progresista para cualquier hombre de los años 20.

 

Detrás de todo hombre importante hay una mujer y detrás de ésta,  su esposa

 

En cuanto Ruth se recuperó del parto, se incorporó otra vez a la representación y los tres, ella, Groucho y Arthur, pasaron juntos los siguientes cinco años de gira. Por insistencia de Groucho se hospedaban en hoteles baratos y evitaban comer en restaurantes caros. Compartían una única habitación y el crío dormía o en una cuna o un cajón. A falta de una niñera que le cuidara, se llevaban a Arthur con ellos con ellos. Cuando esta situación se convirtió en insostenible, Groucho convenció a una troupe de acróbatas que figuraban también en el reparto para que les hicieran de canguro. Los acróbatas hacían su turno y acto seguido corrían hacia el hotel para quedarse con el niño y que Groucho y Ruth pudieran llegar al teatro a tiempo de actuar. El trato funcionó una temporada, pero los acróbatas no podían dejar de practicar su número mientras cuidaban de Arthur, lo cual molestaba a otros huéspedes del hotel, que se quejaron enérgicamente a la dirección. Cuando, finalmente, se descubrió la causa de los ruidos, el director le dijo a Groucho que tenía que pagar por cinco personas más, y de este modo se rompió el trato.

 

En cuanto haya acabado con usted, dispondrá usted de  un caso claro de divorcio; y mi esposa, también

 

Los constantes conflictos de Ruth con Zeppo durante su número de baile acabaron proporcionando una solución al problema del cuidado del niño. Zeppo se burlaba de ella y la atormentaba continuamente en el escenario, quizá porque le había rechazado en favor de su hermano. Ella soportaba su comportamiento por su intensa determinación de llegar a ser una gran estrella del baile. Un día, dio vueltas a Ruth con tanta fuerza, que ella se soltó de su mano y salió despedida, aterrizando sobre el timbal, en el foso de la orquesta. Aunque no se hizo daño, Ruth se sintió profundamente humillada y exigió a Groucho que interviniera en sus problemas con Zeppo. Él se negó diciendo que era imposible despedirle porque era uno de los cuatro hermanos Marx y Ruth dio a su esposo un ultimátum: si Zeppo no se iba, se marcharía ella. Esto dio a Groucho la ocasión de convencer a Ruth para que dejara su carrera de artista y se dedicara a ser esposa y madre en exclusiva. Ella aceptó y aunque cumplió su papel de esposa y madre, siempre se sintió resentida con su marido por su deslealtad y por haberle hecho abandonar sus posibilidades de convertirse en estrella.

 

Me casó un juez; debería haber pedido un jurado

 

En 1924, tras el enorme triunfo de I’ll say she is, Groucho pudo ya comprarse un coche y alquilar un piso. Empezó a sacar a la familia a cenar a restaurantes elegantes, haciendo la reserva con el nombre de Jackson. Esto irritaba a Ruth que consideraba que se hallaban ya en una situación en la que podían permitirse reservar buenas mesas en lugares distinguidos usando el nombre de Marx. Groucho no aceptaba este punto de vista, pues decía que si no podía conseguir una mesa con el nombre corriente de Jackson, aquella mesa no tenía ningún valor. Le gustaba preservar su intimidad. Sin embargo, cambió su estilo de vida: empezó a encargar toda su ropa a medida y, a sugerencia de Ruth, contrataron a un matrimonio alemán para que les ayudara en la casa. Tras mucho tiempo, sentía al final la suficiente estabilidad económica como para comprar una casa grande en Long Island, que los acomodara fácilmente a todos, justo antes del nacimiento de su segundo hijo, Miriam, en 1927.

Groucho y Ruth se sentían felices, en general –fama y fortuna unidas, y dos niños preciosos-, pero bajo la superficie acechaban tensiones. <el problema básico era que Groucho era un machista. Quería a Ruth porque era una mujer hermosa y muy deseable, y también una buena esposa y madre, pero era incapaz de considerar a las mujeres iguales a los hombres. Ruth ansiaba ardientemente su cariño, pero, fuera del dormitorio, él utilizaba su sentido del humor para intimidarla y dominarla. Ella tenía un sentido del humor limitado, sobre todo en relación consigo misma, y no comprendía ni apreciaba las réplicas ingeniosas de Groucho.

 

El matrimonio es la principal causa de divorcio

 

La pareja no encajaba bien. Groucho era un hombre muy independiente, y le gustaba quedarse en casa leyendo, tocando la guitarra o entretenido trabajando en el jardín. Ruth, por el contrario, ansiaba compañía y entretenimiento y quería salir en barco o ir a cenar a restaurantes elegante. En aquellos días, los Hermanos Marx eran los niños mimados de Broadway y les protegían todos los personajes importantes como Alexander Woollcott y Dorothy Parker. Si Groucho ignoraba de qué o de quién se hablaba, siempre podía responder con un juego de palabras o una agudeza, pero Ruth se sentía completamente fuera de lugar con los nuevos amigos de él. Se esforzó muchísimo por no quedarse atrás, estudiaba francés, leía las últimas novedades de libros y aprendió a jugar al bridge. Quería hacerlo todo «correctamente» y tenía frecuentes peleas con Groucho por sus modales en la mesa. También discutían por dinero; Groucho acusaba a menudo a Ruth de ser una derrochadora, incluso cuando era él quien había comprado la mitad de las cosas en las tiendas de delicatessen más lujosas de la ciudad, las mismas donde había prohibido  comprar a Ruth.

En estas discusiones siempre ganaba él, por supuesto, y ella se echaba a llorar delante de los repartidores de la tienda a quien él se negaba a pagar. Era una especie de matón y llegaba a echar a Ruth de la mesa y mandarla a cenar sola a la cocina cuando ella le enojaba.

 

El matrimonio es una institución maravillosa... pero, ¿quién quiere vivir en una institución?

 

Al final, Ruth buscó consuelo en el alcohol. Descubrió que unos pocos sorbos de una botella de whisky de contrabando le daban confianza y le ayudaban a sobrellevar a Groucho y a sus amigos. Pero estos sorbos secretos pronto se convirtieron en un hábito y acabarían conduciéndola a su perdición. En el ínterin, sin embargo, le dieron el coraje suficiente para exigir a Groucho una asignación que ùdiera gastar a su antojo. Groucho no era intrínsicamente mezquino, pero se había criado entre graves problemas económicos y tenía la obsesión de que gastaba más de lo que debía y de que iban a lamentarlo toda la vida.

Groucho era bueno con los niños, aunque un poco excéntrico. Se peleaba continuamente con Ruth cuando ésta reprochaba a los niños su mala conducta. Si Ruth daba una zurra a Arthur por fumar en la leñera con un amigo, Groucho se enfadaba con ella y le decía que debía emplear la psicología y no la fuerza física. Cuando pescaban a los niños haciendo algo muy malo, Groucho les enviaba a la habitación diciéndoles que estaban castigados sin cenar. Era el peor castigo que se le ocurría tras haber pasado tanta hambre cuando era niño. Pero la amenaza raras veces se cumplía, pues solía autorizarles a salir antes de cenar. Como padre era mucho más cariñoso que como marido.

 

Pagar una pensión alimenticia es como dar de comer heno a un caballo muerto

 

En 1929, los Hermanos Marx firmaron el contrato de una película con los estudios Paramount. Groucho no estaba en casa tanto como antes, lo cual dejaba a Ruth más tiempo para llevar la casa a su manera. Sin embargo, sin el conocimiento de Ruth, Groucho había invertido todos sus ahorros en la bolsa. Había pedido consejo a todo el mundo, desde el botones del Ritz de Boston hasta a Max Gordon, productor de una serie de éxitos de Broadway. Cuando la bolsa se derrumbó, en octubre de 1929, Groucho lo perdió todo.

Afortunadamente para Groucho, el público seguía apreciando a los Hermanos Marx. Todavía cobraba unos dos mil dólares a la semana por El conflicto de los Marx, y su primera película, Los cuatro cocos, se había estrenado y había sido un éxito inmediato. Excepto Zeppo, todos los hermanos recibían un porcentaje de los beneficios. De manera que, aunque Groucho había perdido todos sus ahorros, ingresaba más que suficiente para mantenerse él mismo y a su familia con el estilo de vida al que estaban habituados, e incluso podía empezar a ahorrar de nuevo. Despidió al matrimonio que limpiaba y cocinaba para ellos para sustituirlos por una criada, y tenía mucho cuidado de no dejar las luces encendidas ni los grifos goteando.

 

La política no hace extraños compañeros de cama, los hace el matrimonio

 

En diciembre de 1930, Groucho publicó un artículo en una revista titulado ‘Mi pobre esposa’ y en él decía: «Por mi parte sólo deseo que la comedia que he interpretado durante los años de nuestro matrimonio no le haya resultado muy dura de soportar a Ruth. La verdad es que no nunca se quejo. Más bien al contrario, me animó... Durante diez años ha escuchado mis repetidas displicencias. Me ha oído decir lo mismo una y otra vez, tanto cosas serias como frivolidades. Incluso todo esto, lo que les estoy contando a ustedes, lo ha oído Ruth antes. Compadezco a mi esposa».

Justo antes de las Navidades de 1930, los Hermanos Marx aceptaron el ofrecimiento de un contrato de seis semanas en un teatro de variedades de Londres. Groucho, junto con su familia y su niñera, embarcaron para Londres en el transatlántico The Paris. Groucho detestaba viajar en barco. No solía navegar y se mareó horriblemente, tanto que para cuando el buque sobrepasaba la Estatua de la Libertad se había puesto ya amarillo y se había ido a la cama. Ruth, en cambio, no tuvo ningún problema y disfrutó de la vida a bordo. Sospechaba que Groucho exageraba su malestar para evitar las relaciones con los otros pasajeros del barco, mientras que ella estaba encantada de asistir a todos los eventos y, como antigua bailarina profesional que era, se divertía especialmente en los bailes de después de cenar. Groucho, por el contrario, detestaba bailar.

 

Bailar sólo está bien cuando se hacen avances y necesitas una excusa para agarrar a la chica por la cintura toda la noche. Pero cuando ya te ha pescado, y ya  la has visto sin ropa, ¿qué hay de divertido en cogerla por la cintura?

 

Ruth no tenía ningún problema en encontrar acompañantes serviciales; era bella, rica y una maravillosa bailarina, y todo el mundo la conocía. Groucho estaba tan seguro de ella que la dejaba bailar hasta altas horas de la madugrada tranquilamente, mientras él leía en su lujoso camarote. La noche del Baile del capitán, Ruth se emocionó al recibir una invitación para que ambos se sentaran a la mesa del capitán. Luego se estremeció de horror cuando Groucho se volvió al mensajero y le contestó: «Vuelva y dígale al capitán que estoy harto de los balanceos de este viaje y no quiero comer con un conductor tan desastroso». Por fortuna, el capitán pensó que se trataba de una broma y envió de nuevo de vuelta al mensajero con una nota en la que decía que esperaba que Groucho estuviera igual de divertido en la fiesta. Halagado de algún modo, Groucho aceptó.

La noche del baile, cuando ambos estaban arreglándose en el camarote, Ruth le dijo a Groucho que tenía que vestir un smoking. Groucho se negó de plano y la discusión que siguió degeneró rápidamente en una terrible bronca con insultos que acabó cuando Groucho salió vociferando y dando un portazo hacia el camarote de los niños. Ruth se quedó destrozada y los niños, que estaban presentes, se asustaron muchísimo. Comprendiendo que se había pasado, Groucho se sentó a cenar con los niños y la niñera en absoluto silencio. Cuando oyó que la orquesta empezaba a tocar, dio las buenas noches y un beso a los niños y se dirigió al comedor principal, donde se sentó en el lugar asignado para él junto a Ruth. Ella se sintió tan contenta de verle que prefirió no comentar nada sobre el traje de negocios de raya diplomática que llevaba. Tampoco dijo nada cuando Groucho contó al capitán que no estaba enfermo (la excusa con la que Ruth había justificado su ausencia) sino que no había ido porque quería ponerse smoking y..., por cierto, caramba, ¿por qué no llevaba el capitán uno, cuando todo el mundo lo llevaba? Ruth se echó a reír y Groucho se puso en pie, se inclinó hacia ella y le dijo: «¿Bailamos?».

 

El marido que quiera ser feliz en el matrimonio debe aprender a mantener la boca cerrada y el talonario abierto

 

Poco después de su regreso, los Hermanos Marx, con sus esposas y familias, se trasladaron a Hollywood, como habían planeado antes de la muerte de Minnie. Chico, Harpo y Zeppo alquilaron unas fabulosas mansiones de estrella de cine, con piscina y pista de tenis, pero Groucho no lo hizo así, para gran disgusto de Ruth. Vivieron en varias casas alquiladas que según Arthur: «Tenían una apariencia tan espectacular como la caseta del jardinero en la finca de Chico». Al final, Groucho encontró una ganga, una gran casa de catorce habitaciones construida por alguien que se había arruinado. Carecía de piscina y de pista de tenis, pero tenía dormitorios individuales para cada uno, incluyendo a Groucho y Ruth..

 

Cuando su esposa le descubrió besando a la criada, Groucho dijo: «Sólo estaba susurrándole en la boca».

 

Tanto Harpo como Chico vivían cerca de ellos y la familia de Groucho podía usar las  instalaciones de las casas de ellos con toda libertad. Todos empezaron a aficionarse al tenis, en buena parte por la cancha de Harpo. Arthur comenzó a recibir clases de tenis (llegó a ser jugador en la categoría nacional) y la familia entera se inscribió en el Club de Tenis de Beberly Hills, cuya lista de socios se nutría prácticamente de todas las estrellas de la pantalla. Los mejores jugadores de tenis comenzaron a acudir también allí y se convirtió en el sitio de moda. A medida que entraba el dinero, el Club fue mejorando sus instalaciones añadiendo un comedor, un bar enorme con una máquina de discos y una amplia piscina con tumbonas tapizadas con imágenes de bellas y jóvenes actrices. Groucho lo aborrecía y comenzó a evitar ir.

 

¿Por qué no se va usted a casa con su mujer? O mejor, yo iré a casa con su mujer y, exceptuando la mejoría, no notará ninguna diferencia

 

Como de costumbre Ruth tenía una opinión completamente distinta y le encantaba el glamour y la diversión que encontraba allí. Los niños crecían, tenía mucho servicio que le ayudaba en la casa y también mucho dinero. Llegaba hacia el mediodía, jugaba un poco al tenis y luego se sentaba en el bar y bailaba y bebía con el montón de apuestos actores y jugadores de tenis, contentísimos de ofrecerle su compañía. La bebida le daba seguridad y la ayudaba también a perder sus inhibiciones, pero su relación con Groucho no mejoraba y no sólo dormían en habitaciones separadas sino que mantenían los dos la puerta cerrada.

 

Conozco y respeto a su marido desde hace muchos años y lo que es bueno para él también es bueno para mí

 

Sin haber llegado a los cuarenta años, Ruth estaba decidida a disfrutar mientras fuera todavía hermosa. A Groucho, con cincuenta, después de haber pasado muchos años sobre los escenarios cada noche, no le apetecía nada pasarse las noches en clubes nocturnos ni bebiendo. Hombre de costumbres moderadas, prefería ocupar sus noches jugando al billar o charlando con los amigos en casa. En consecuencia, el y su mujer comenzaron a pasar cada vez menos tiempo juntos. Ruth tenía ahora sus propios amigos, a quienes gustaban las mismas cosas y que se divertían como ella. Intentó aficionar a Groucho al salón de baile, y él intentó atraerla a ella a sus aficiones. Discutieron y Groucho le dijo a Ruth que su problema era que no tenía nada que hacer en todo el día mientras él trabajaba. Pensaba que si se ocupara durante el día estaría cansada y tendría ganas de pasar las noches en casa con él. Ruth le recordó entonces que si él no hubiera insistido en que dejara el teatro años atrás estaría ocupada pues se habría convertido en una bailarina famosa. Groucho se echó a reír y le replicó que tenía mucha suerte de que él la mantuviera, pues le habría costado mucho mantenerse con el poco talento que tenía. Ruth, ante eso, le lanzó todo tipo de insultos y en la casa estalló la tormenta.

 

Cuando el matrimonio envejece, el sexo retrocede a sus justas proporciones

 

A medida que su matrimonio se deterioraba, la afición de Ruth a la bebida aumentaba. Permanecía fuera de casa más tiempo y hasta pareció dejar de interesarse por los avances de Arthur y Miriam. El alcohol ponía a Ruth desagradable y grosera, y Groucho se quejó una vez a los niños de que él y su madre no se habían separado por su culpa. Una noche que volvía tarde de una cena en el club de tenis, Ruth destrozó el coche y se rompió una pierna, y Groucho no tuvo más remedio que aceptar que su esposa era una alcohólica y necesitaba ayuda.

            Pero, a pesar de las terribles broncas que tenían cada día, Groucho se resistía a romper la familia con un divorcio. Era un hombre razonablemente moderado en sus costumbres y estilo de vida, y aunque a veces tenía líos con otras mujeres, eran sólo relaciones fugaces. Ruth y Groucho ya no eran felices juntos, pero a pesar de la bebida y las infidelidades, él no era cruel con ella. Apreciaba la vida de familia, porque recordaba con cariño su infancia, pues sus padres habían sido tan ricos y generosos en amor como habían sido pobres en las cosas materiales de la vida.

 

Todos sabemos que casi ninguna mujer se resiste a la petición de matrimonio de un idiota, ansioso de despellejarse las manos trabajando para ella. Hacer el amor con la mujer de uno es como disparar a un pato quieto

 

Pensando que la popularidad de los Hermanos Marx iba en declive, Groucho quiso desarrollar algunos de sus propios proyectos y decidió viajar a Nueva York unos días en busca de un productor para una nueva obra que había escrito. Mientras estaba allí conoció a una chica de veinticinco años llamada Karen Burke e iniciaron una relación. Las noticias viajan rápido en el mundo del espectáculo y Ruth oyó pronto hablar del asunto y viajó directamente a Nueva York para averiguarlo. Groucho admitió su infidelidad y los dos acabaron por acordar el divorcio. Groucho se olvidó de la idea de casarse con Karen cuando descubrió que se había acostado con muchas otras estrellas de Broadway. Una vez tomada la decisión de divorciarse, la relación de Groucho y Ruth mejoró un poco y continuaron viviendo bajo el mismo techo mientras salían con otra gente durante un año, más o menos, hasta que el divorcio concluyó en junio de 1942. Al recordar su frívola propuesta de matrimonio a Ruth, cuando la vio por primera vez en el teatro de Cleveland, Groucho declaró que era el comentario que le había salido más caro de su vida. Ruth fue compensada con la mitad de la fortuna de Groucho, los muebles estilo Chippendale del comedor y un juego de té de magnífica plata. Groucho se quedó la casa y su hija Miriam permaneció viviendo con él (Arthur ya se había independizado), mientras que Ruth se mudaba a un pequeño piso con su amante, un profesor de baile.

 

Pienso que las esposas tienen un lugar muy definido en el hogar. Son inapreciables como madres y también para mantenerte informado de si la vecina de al lado se ha comprado un coche nuevo, otro abrigo de piel o ha salido a bailar. Las esposas son esas personas que siempre piensan que no bailan lo suficiente

 

Después de casi veinticinco años, acababa el primer matrimonio de Groucho Marx, pero iban a venir otros.