ENTREVISTA CON SERGE LE PERON

 

¿Cómo nació el proyecto de la película?

J’ai vu tuer Ben Barka nació de una situación muy precisa: hace cuatro años, una amiga cinéfila, Frédérique Moreau, me contó que durante una cena que, compartió con Franju al final de su vida, le había reconocido su afición por el alcohol como consecuencia de un  acontecimiento trágico, que le marcó profundamente: el secuestro de Ben Barka, que se produjo -según dijo-  ante sus propios ojos, mientras acudía a una cita con el opositor marroquí en la Brasserie Lipp. Según Franju, estaba a punto de entrar en el restaurante cuando fue detenido por dos hombres, que le hicieron subirse en un coche de forma precipitada. Aunque hay parte de alucinación en su versión, ya que no podía haber visto la escena del suceso desde el lugar donde se encontraba, por otro lado existe una parte muy real: tenía un encuentro con Ben Barka el 29 de octubre de 1965.

 

Por mi parte, yo estaba viviendo la época de adolescente y me acuerdo de haber asistido al proceso que tuvo lugar en 1966: el asunto Ben Barka era un asunto enorme, que casi hizo vacilar el poder gaullista y reveló un sistema político paralelo, que actuaba a la sombra del régimen oficial... Pero, en cambio, había olvidado completamente la implicación de Franju y de Marguerite Duras en el asunto. La idea inquietante de que Ben Barka había sido secuestrado -por decirlo así- fue la causa que me tentó a recomponer este asunto trágico y hacer una película.

 

Franju y Duras fueron totalmente utilizados en este asunto…

De eso no cabe la menor duda: los dos creyeron verdaderamente que se trataba de producir un documental sobre la descolonización, en el cual Ben Barka estaba dispuesto a realizar el papel de consejero histórico. Franju debía firmar la puesta en escena y Marguerite Duras los comentarios. El proyecto era del todo admirable en el contexto de los años 1965-1966: el tema era muy embarazoso, Franju era un documentalista notorio, y Duras, que ya era una escritora célebre, era conocida por sus compromisos políticos. Fueron totalmente manipulados.

 

El asunto Ben Barka forma parte de los acontecimientos de los que no se habla, o muy poco; como la guerra de Argelia,  totalmente ausente en el cine…

Es asombroso que los acontecimientos sean igualmente fuertes en el plano dramático.

En el asunto Ben Barka se encuentran hombres políticos, truhanes, agentes secretos, intelectuales, una escritora, un cineasta: ¡un guionista no puede soñar algo mejor! Hay tantos elementos y nos encontramos con tantas dificultades, que en el momento de la escritura con mis co-guionistas Frédérique Moreau y Saïd Smihi, tuvimos que seleccionar y eliminar ciertos aspectos del argumento.

 

La película le da también la ocasión de volver a una época en la que artistas e intelectuales tenían un verdadero empeño político…

El compromiso de los intelectuales era muy fuerte, tanto de la derecha como de la izquierda, y se cristalizaba alrededor de acontecimientos como la guerra de Argelia. Por eso, nuestra intención no era idealizar la época. Este desacuerdo con el sistema, en ocasiones también podía cegar, Georges Figon que años atrás tenía antecedentes penales, era visto tanto por Marguerite Duras -y todo lo mejor de Saint-Germain-des-Prés- como un ejemplo de radicalidad, una especie de nuevo Genet...

Una falta de cordura, facilitó la tarea a los asesinos de Ben Barka.

 

¿Qué es lo que caracteriza a Ben Barka?

Ben Barka es verdaderamente una figura política típica de los años 60: un hombre del Tercer Mundo, laico y anticolonialista, ferozmente opuesto a la hegemonía americana, pero más cercano a personalidades como Patrice Lumumba o posteriormente, Salvador Allende, que de un revolucionario como Che Guevara. Poseía una condición verdadera de hombre de Estado. Era un pragmático y un táctico incomparable, capaz de reunir a rusos y chinos alrededor de la misma mesa, para servir a la causa de la emancipación del Tercer Mundo, toda una hazaña en el tenso contexto de la época. Ben Barka buscaba un equilibrio a nivel mundial, por ello trabajaba como líder de la "Tricontinental", una organización que reagrupaba a los gobiernos de los nuevos países independientes y a los representantes de los movimientos de liberación de  los tres continentes: África, Asia y América latina.

Los dirigentes americanos veían en él una amenaza importante; en esa época, Marruecos era la mirilla a través de la cual vigilaban el continente africano y la CIA encuadraba el servicio de contraespionaje marroquí. Cuando la Tricontinental está a punto de reunirse en Cuba - ¡todo un símbolo! - en enero de 1966, la tensión incrementa y la situación se vuelve inaceptable para los estadounidenses.

Sus asesinos, simplemente no comprendieron que, eliminando a un hombre como él, iban a engendrar a personajes más siniestros y peligrosos, a quienes la gente debe hacer frente hoy en día. Incluso después de cuarenta años de su desaparición, estoy convencido de que Mehdi Ben Barka forma parte de esos hombres que hicieron tanta falta en la historia del Tercer Mundo. Una de las apuestas de esta película es actualizar esta memoria: su memoria.

 

¿Qué tipo de trabajo de búsqueda y documentación llevó a cabo?

Primero, quisimos establecer un balance preciso de todo lo que se sabe actualmente sobre el caso, era un trabajo complejo porque, desde hace 40 años, no han dejado de aparecer elementos nuevos: confesiones tardías, revelaciones escandalosas,… y, a veces, es difícil distinguir la verdad de las invenciones.

Empezamos a investigar desde el primer momento del proceso, de trabajos aparecidos desde 1966 y de declaraciones de los testigos, ya fueran franceses o extranjeros: hubo, por ejemplo, unos espías israelíes y marroquíes que comenzaron a exponer su testimonio después de algunos años... Sea lo que sea, a la vista de esta gran recopilación de documentos, hoy sabemos de manera probada, que el servicio de contraespionaje marroquí, resguardado por la CIA, llevó a cabo el rapto de Mehdi Ben Barka.

 

¿Y el servicio de contraespionaje francés?

Su implicación al más nivel alto queda todavía sujeta a caución, aunque ciertos antiguos partidarios de la Argelia francesa, todavía en función en 1965 en puestos superiores del Estado, vieron con buenos ojos la eliminación del líder marroquí... Por otra parte, para De Gaulle, a la vez antiamericano y tercermundista a su manera, Ben Barka representaba un aliado político de primer nivel. Cuando se enteró de su secuestro, irrumpe en un estado de cólera terrible en el Consejo de Ministros y seguidamente envía una carta a la madre de Mehdi Ben Barka, donde le prometía que todo se pondría en marcha para que se hiciera justicia. Pero, es difícil determinar si De Gaulle estaba al corriente del asunto, si simplemente se mantuvo al margen o si realmente no sabía nada…

 

Con toda esta documentación, ¿cómo abordó la escritura del guión cinematográfico?

Seguimos varias líneas de investigación: a partir de Franju, a partir de Duras, desde el punto de vista de los pícaros y truhanes, desde el punto de vista del complot de Estado al más nivel alto, etc. Pero estas tentativas no nos llevaron muy lejos. De hecho, sólo hay un personaje verdaderamente transversal en este asunto: Figon, ya que se encuentra en todos los eslabones de la cadena que condujeron al secuestro. Es alguien cercano al mundo de los delincuentes debido a su pasado en prisión, a los intelectuales de Saint-Germain-des-Prés, vía Marguerite Duras, y al medio político gracias a su amigo Pierre Lemarchand, abogado y diputado gaullista. Él fue quien permitió las conexiones fatales. Es el guión cinematográfico criminal el que seguimos: lo que le da la tonalidad de película negra a J’ai vu tuer Ben Barka.

 

Exactamente, ¿quién es Georges Figon?

Es un tipo sin escrúpulos, originario de un medio burgués pero atraído por el mundo de la delincuencia. Seduce a intelectuales como Marguerite Duras por su ironía, sin tener una destacada envergadura. Cuando se le presenta el asunto Ben Barka, se imagina que va a desempeñar un papel esencial y a ganar mucho dinero, pero rápidamente se encuentra superado por los acontecimientos. En cambio, consigue convencer a Franju y Duras para participar en el supuesto documental sobre la descolonización, ya que cree firmemente en su historia. Es pues, un personaje extremadamente ambivalente, a la vez portador de una cierta inocencia pero a la vez irremediablemente atraído por el crimen. "Cómo este chico tan evidentemente inteligente, hábil y fuerte, escogió la vergüenza, la desgracia" se preguntaba François Mauriac en Le Figaro, después de la intervención de Figon en Cinq colonnes à la une en 1962.

 

¿Cómo trabajó los diálogos?

El hablar de esta época, inspira una cierta música, que nos encontramos tanto en los minutos del proceso como en los discursos, verdades o falsos, del asunto: una música que nos guió para hacer dialogar a los personajes. Ciertas réplicas son, por otra parte, auténticas: por ejemplo, cuando Duras le dice a Figon "lo que usted hizo es horrible”. El lenguaje de los golfos en los años 60, todavía marginal, se generaliza a partir de este momento: la prensa difunde los chistes y los humoristas lo utilizan. Michel Audiard lo está convirtiendo en un estilo cinematográfico en la boca de actores como Gabin, Ventura, Belmondo... .Resulta que la amante de Figon, Anne-Marie Coffinet, desempeñó pequeños papeles en algunas de estas películas.


 

La película es un evidente homenaje a Franju, pero también a cineastas como Melville…

¡Melville es el modelo del cine negro francés! Es el único cineasta de posguerra, junto con Jacques Becker, que ha sabido mostrar el mundo de los delincuentes de una manera que no sea puramente anecdótica: como una gente opaca en sus gestos y de misteriosos rituales. Un mundo entre las sombras que, sin duda le fascinaba, pero hacia el que no mostraba ninguna amabilidad.

 

Efectivamente trabajé en esta dirección pensando mucho en Franju, que también había creado una obra cinematográfica, donde la cara oculta de los personajes se mostraba de forma clandestina en el corazón de la intriga. Una especie de realidad superada por la ficción: personajes ficticios que en la realidad quedaron atrapados o cayeron en una trampa.

 

Usted tiene una manera de rodar París que lo convierte en una ciudad fría e impenetrable...

París fue para Ben Barka una trampa fatal y glacial. Es lo que quise recrear en el rodaje. Es un asunto cuya acción esencial se desarrolla en París, en invierno: comienza la víspera del Día de Todos los Santos con el secuestro en Saint-Germain-des-Prés y finaliza en enero, con la muerte de Figon en una calle del distrito 16. Es pues, una película donde siempre hace frío: procuramos, con el director de fotografía Christophe Pollock, jugar con el carácter invernal de la luz, tanto en el exterior como en el interior.

 

¿Cómo escogió los lugares de rodaje?

Filmamos, en gran parte, en los mismos lugares en los que realmente ocurrió el asunto Ben Barka. Reencontramos así, milagrosamente, el estudio donde Figon vivió sus últimos días, Rue de Renaudes, cerca de L’Etoile: seguía siendo un cuarto bastante frío, donde se pudieron rodar algunas escenas interiores y exteriores. También filmamos en la Brasserie Lipp, que nos otorgó una autorización excepcional, y en la villa del truhán Boucheseiche en Fontenay le Vicomte: estos lugares corresponden increíblemente con la dramaturgia que tanto el asunto como la narración necesitan. El apartamento de Franju estaba situado en Quai des Grands Augustins, a dos pasos del restaurante Lipp y frente al Quai des Orfèvres se encontraba el lugar donde iba a ser interrogado, donde el asunto iba a conocer su conclusión judicial en la Audiencia donde había sido juzgado Pétain. Hoy tenemos la impresión de que los lugares habían anticipado el drama, pues ofrecieron el marco ideal de la puesta en escena.

 

Su manera de recortar el espacio, siguiendo líneas geométricas, hace eco al carácter inexorable de la intriga, a su progresión hacia la tragedia.

Había, en primer lugar, una coacción vinculada a que es una película de época: en este género, los planos generales son desde luego más difíciles de filmar que los primeros planos, por simples cuestiones de presupuesto. Quisimos cuidar particularmente la secuencia del secuestro. Al mismo tiempo, estas coacciones nos dieron direcciones estéticas de rodaje: este tipo de enfoques muy comprimidos y que cerraban el espacio, efectivamente iban en la dirección de la fatalidad y del carácter inexorable de la película. Es natural que se cree un sentimiento de claustrofobia, haciendo de París un lugar del que no se escapa, y que se cierra sobre todos los protagonistas como una trampa.

 

Hábleme de sus elecciones musicales y del papel del jazz.

1965 fue un año en que aún se mezclaban el jazz, la música pop… La tonalidad del jazz es privilegiada para la película, porque Figon es un personaje que viene de los años 50, el período en que esta música vive su apogeo en París: ¡Miles Davis está allí! Es la música que se escuchaba en la pequeña bodega de Huchette o en el club de Trois Maillets, que frecuentaba Figon y que se ve en una de las escenas donde Charles Berling se encuentra con Fabiana Babe, que hace el papel de su amante. El jazz impregna el asunto de sonoridades pálidas.

 

Berling está alucinante en el papel de Figon...

Se implicó mucho en el papel: no vaciló en maquillarse y degradarse visualmente para componer el físico del "notario de provincia", tras el cual Figon manipulaba a sus allegados, dando prueba de una elocuencia extraordinaria.

Este tipo debía ser tan inquietante como seductor, y Charles se empleó para recomponerlo con mucha finura.

Consiguió la apuesta más difícil para un actor: crear una forma de empatía singular con un  personaje, sin que levantara por ello la menor complacencia para sus acciones, haciéndole un tipo a veces desequilibrado y a veces lúcido.

 

 

¿Jean-Pierre Léaud se impuso rápidamente para encarnar a Franju?

Sí, quería rodar de nuevo con él, después de L’Affaire Marcorelle. Resulta que tiene más o menos la misma edad que Franju en 1965. Le encontré gracias a Truffaut algunos años antes (Franju rodaba entonces a Thérèse Desqueyroux  y Boulevard de Julien Duvivier).

Georges Franju era un personaje "borderline" y le pedí a Jean-Pierre que interpretara este tipo de alucinación contenida y dolorosa, de la que el había sido objeto, muy lejos de los personajes de alucinados exuberantes a los que pudo encarnar en el pasado.

 

Josiane Balasko está perfectamente creíble como Marguerite Duras: era una apuesta osada...

El pensar en ella para el papel, me surgió de forma evidente; la imaginé con el jersey negro de cuello vuelto, el blusón de estampado felino y las gafas típicas de concha que lucía Duras, no había ninguna duda. Para este tipo de personaje muy conocido, no existen 36 posibildiades: o escoger a una actriz que no se dé mucho y que se hará olvidar detrás de la figura histórica, o al contrario escoger a alguien de personalidad fuerte, que le aportará su propia sensibilidad al personaje.

La segunda vía me parecía la mejor. ¡Por otro lado, resulta que Balasko, además de ser una actriz consagrada es también una autora consagrada, no hay que olvidarlo!

 

¿Cómo pensó en Simon Abkarian para Ben Barka?

Para encarnar a Ben Barka hacia falta un actor capaz de darle al personaje una dimensión de universalidad. En efecto, los ideales de los que es portador están más allá del solo hecho marroquí y, por otra parte, también más allá de los años 60. Simon Abkarian demuestra cada vez más que puede hacer de todo: un parisino del suburbio, un pícaro armenio, un vendedor turco de kebabs, un judío marroquí ortodoxo... Me parece que en la película, le da a Ben Barka la altura de un hombre que sobrepasa las vicisitudes de su época. Restituye también toda la emoción que lleva ligada a su nombre y su destino trágico, porque Simon lleva en él este potencial emocional.

 

 

 


seleccion de articulos y entrevistas

 

entrevista con Bachir Ben Barka, hijo de Mehdi Ben Barka

Para empezar, sobre todo para los jóvenes que quizá no tienen conocimiento "del asunto” Ben Barka, ¿podría recordarnos las circunstancias de la desaparición de su padre?

El viernes 29 de octubre de 1965, a las 12:30h, Mehdi Ben Barka – mi padre – tenía una cita en la Brasserie Lipp, en el bulevar Saint-Germain de París, con un periodista, un productor y un guionista, para discutir la preparación de una película sobre los movimientos de liberación nacional en África, Asia y América Latina. Esta película debía presentarse en la apertura de la Conferencia Tricontinental de La Habana, en enero de 1966. La película debía titularse ¡Basta!

Esta cita era una trampa. Antes de llegar a la Brasserie Lipp, dos policías franceses se cruzaron con mi padre, le mostraron la documentación oficial y le pidieron que se subiera en un coche oficial. Él era muy confiado. Pero en el interior del coche había otras personas, un agente – "honorable corresponsal", según el término convenido – del SDECE, es decir, servicios secretos franceses y también un truhán, un secuaz. El agente del SDECE llevaba un falso bigote y una peluca para no ser reconocido por mi padre, quien le conocía.

El coche se dirigió hacia el suburbio meridional de París, precisamente a Fontenay-le-Vicomte, y se detuvo delante de la casa de un gángster notorio, Georges Boucheseiche. A partir de allí, diría que se acaban las certezas y comienzan las hipótesis sobre lo que, a continuación, le sucedió a mi padre. Lo que se sabe es que el general Oufkir, Ministro de Interior marroquí, informó de que había entregado “el paquete”. Su adjunto de Seguridad, el comandante Ahmed Dlimi, también fue informado. Al día siguiente, llegaron a París.

Respecto a aquella casa, hay una serie de entradas y salidas, pero no se sabe quién exactamente; lo que es cierto es que allí perdemos la pista de mi padre. Se puede suponer que le asesinaron, pero no se sabe ni por qué, ni cómo, ni dónde se encuentra su cuerpo. Quedan muchas preguntas sin responder: ¿Sabemos si el cuerpo está en Francia?, ¿o se transfirió a Marruecos? O quizás, como suponen algunas hipótesis, el Mossad – los servicios secretos israelíes –  ¿se habría encargado de hacerle desaparecer? Hasta la fecha, 34 años después de los hechos, no tenemos respuestas a estas preguntas.

Al principio, había una voluntad política por parte de las autoridades marroquíes de eliminar a mi padre. Esta voluntad se tradujo en tentativas de asesinato y en dos condenas a muerte por contumacia. Las ideas que desarrollaba mi padre representaban una alternativa política a las predicadas por el régimen y había demostrado su quiebra en los ámbitos sociales, económicos y educativos.

El poder marroquí no estaba solo implicado en este asunto, tenía la asistencia de los servicios secretos franceses y de truhanes que ya habían trabajado para ellos. Esta coordinación entre policía francesa y marroquí ya se había utilizado contra los opositores marroquíes en Francia. También hay que tener en cuenta el papel del Mossad israelí, que apoyó como mínimo en la "logística" a los servicios secretos marroquíes en la ejecución del crimen. Numerosas investigaciones realizadas en Israel, en Francia y en los Estados Unidos permiten afirmar con certeza la implicación del Mossad en este asunto. A partir de 1967, revelaciones en la prensa israelí con respecto a esta participación del Mossad en el asesinato de mi padre, indicaron que había causado una importante crisis gubernamental e incluso la dimisión de un Primer Ministro israelí de Tiempo.

Se puede también suponer que la CIA estaba implicada de una manera o de otra. Mi padre preparaba, en 1965, la Conferencia Tricontinental que debía reunir a los representantes de los movimientos de liberación nacional y los partidos progresistas de África, Asia y América Latina. En esa época, numerosos países africanos estaban aún bajo soberanía colonial. El Apartheid todavía prevalecía en Sudáfrica. Todavía había colonias portuguesas, e incluso en los países que se han convertido en independientes, había luchas populares importantes. La Conferencia de La Habana debía establecer las modalidades de una acción concertada y solidaria entre las distintas luchas. Mehdi Ben Barka era el Presidente del Comité preparatorio a esta iniciativa y su actividad no debía dejar indiferente la primera potencia imperialista. La conferencia se celebró en enero de 1966, pero, desgraciadamente, sin la presencia de quien la había preparado.

No tenemos pruebas concretas de la implicación de Estados Unidos. La revista americana Time  reveló que en abril-mayo de 1965, por medio de la Embajada de Estados Unidos en Marruecos, las autoridades marroquíes habían pedido oficialmente ayuda a las autoridades americanas, con el fin de "recuperar" a mi padre. No tenemos rastro de la respuesta hecha a esta demanda. Por el contrario, utilizando las posibilidades ofrecidas por el Freedom of Información Act, una ley americana que permite a los ciudadanos acceder, en algunos casos, a los expedientes secretos que les conciernen, nos enteramos de que la CIA tiene en sus archivos, bajo el nombre de Mehdi Ben Barka, 1.800 documentos de tres o cuatro páginas cada uno. Casi llegamos a tener acceso a estos documentos, pero en el último momento, se bloqueó todo el procedimiento, con el pretexto de que su levantamiento del secreto afectaría a la seguridad nacional de los Estados Unidos.

En los años 60, dado el carácter del régimen gaullista, con las maniobras de los "agentes secretos" y del Servicio de Acción Cívico, se comprende fácilmente que se haya querido ocultar la verdad a toda costa. Pero tras la elección de Mitterand en 1981, tras muchos años bajo gobiernos de izquierda, pensamos que cambiaría la relación "secreto-defensa".

Para ser sinceros, en cualquier caso y hasta ahora, eso no cambió nada en cuanto a nuestra búsqueda de la verdad. Al principio, en 1965, hubo una primera denuncia por secuestro, que desembocó en un proceso en Tribunal de Bases, que prácticamente no nos aportó nada sobre el conocimiento de la verdad. Se presentó una segunda denuncia en 1975, por asesinato, que siempre urge más. ¡Hay jueces de instrucción que siempre son los que se ocupan del expediente desde hace 24 años! Pero no tenemos siempre acceso al conjunto del "expediente Ben Barka", que estaba en posesión del Servicio de Contraespionaje francés. Ya, en 1975, insistíamos en el hecho de que, 10 años después de los hechos, nada podía oponerse para que conociéramos la verdad. La razón de Estado no podía ya alegarse como pretexto para obstaculizar el acceso a estos documentos.

Pero incluso hoy, 34 años después de los hechos, esta razón de Estado sirve siempre de pretexto para impedirnos –digo "nos", es decir, una esposa, niños, la familia de la víctima– de conocer lo que le ocurrió a mi padre.

En 1965, el mismo general De Gaulle, unos días después del secuestro, escribió a mi abuela asegurándole que todo sería hecho, “con diligencia”, para que la verdad fuese conocida. Sabemos lo que fue. La razón de Estado bloqueó esta promesa. François Mitterrand, candidato a la Presidencia de la República, en la época, en una reunión a la Reciprocidad, bajo una banderola del Comité para la verdad sobre el asunto Ben Barka, pidió que los hechos fueran conocidos y que los autores fueran juzgados. Jean Lecanuet, candidato centrista, hizo declaraciones en la misma dirección. En 1974, Giscard d’Estaing nombró a Lecanuet Ministro de Justicia, y le recordamos este compromiso que precedía. Le pedimos que permitiera a los jueces instruir el expediente sin ser bloqueados por la razón de Estado. No recibimos respuesta alguna.

La elección de François Mitterrand a las presidenciales de 1981 hizo que naciera una gran esperanza en nosotros. Esta esperanza parecía realizarse en 1982, cuando el Primer Ministro Pedro Mauroy pidió al DGESE (antiguamente el SDECE) suministrar sus expedientes sobre el asunto Ben Barka al juez de instrucción. Pero finalmente, solamente se abrió un tercio de los expedientes al juez y a la parte civil. Los dos tercios restantes,  o sea alrededor de 270 partes, han estado protegidos por el secreto-defensa. ¿Entonces quién decide lo que es "secreto-defensa" y lo que no lo es?

¡Buena pregunta! En efecto, no sabemos si esta decisión de los servicios secretos de no liberar los expedientes fuera una iniciativa propia o si la posibilidad de retenerlos estaba ya implícita en la orden dada por el Primer Ministro. ¿Los servicios secretos pueden obviar una instrucción gubernamental? O entonces, ¿Pedro, él mismo Mauroy, limitó el alcance de su orden por una cláusula de salvaguardia? No sabemos contestar.

Por último, desde 1982, utilizamos todos los procedimientos posibles. Por medio del juez de instrucción, intervinimos en sucesivas ocasiones ante los Ministros de Defensa para intentar levantar el secreto-defensa, pero sin resultado y, a menudo, sin ninguna respuesta. Mediante la voz de nuestros abogados y directamente también como familia, recurrimos a François Mitterrand y su Primer Ministro, sin ningún resultado y, como ya lo dije, a menudo sin la menor respuesta. Cuando fue elegido Jacques Chirac, le escribí para que usara su autoridad de jefe de los Ejércitos para levantar el secreto-defensa, pero de nuevo sin respuesta. Fue el black-out total, un black-out que ha persistido hasta estas últimas semanas.

 

¿Cómo explicar este muro de silencio?

Me parece que hay dos explicaciones posibles, pero en cualquier caso para nosotros, una u otra son totalmente inaceptables. La primera podríamos decir que las revelaciones sobre el asesinato de mi padre serían demasiado comprometedoras para las responsabilidades del régimen marroquí. La "razón de Estado", en este caso, se aplicaría en nombre de las relaciones entre Francia y Marruecos. La otra posibilidad, es que la apertura de estos expedientes implicaría de manera más férrea aún a los servicios oficiales franceses en la retirada y quizá incluso en el asesinato de Mehdi Ben Barka. En todos los casos hipotéticos en que un Gobierno alega la razón de Estado para ocultar la verdad sobre un asesinato político, es completamente inaceptable.

 

Se anunció a la televisión que estos expedientes secretos podrían finalmente abrirse próximamente. ¿De qué se trata?

La novedad, es que desde hace algunos días (en 1999), se nos informó de que la comisión consultiva del secreto de defensa nacional, instituida por la ley de julio de 1998, deberá emitir un dictamen sobre el expediente Ben Barka hacia el final de año. La promulgación de esta ley era el resultado de la presión de la opinión pública sobre el escándalo que constituye la utilización del secreto-defensa para proteger la razón de Estado. Pero esta comisión, como su nombre lo indica, no es consultiva. En última instancia, es el Ministro de Defensa o el Primer Ministro quien decidirá el levantamiento o el mantenimiento del secreto-defensa relativo al asesinato de mi padre. Permitir, por último, la apertura de los expedientes secretos sólo sería justicia. Una justicia que exigimos por respeto al combatiente por la libertad que fue mi padre, ya que se asesinó a Mehdi Ben Barka por su compromiso en nombre de los valores de progreso, democracia y dignidad humana. Es también un deber de verdad hacia su familia y hacia la Historia. Por esta razón, 34 años después de su muerte, seguimos nuestro combate para que se descubra la verdad sobre la desaparición de mi padre.

Bachir Ben Barka, hijo de Mehdi Ben Barka, entrevistado por La Riposte en París - Noviembre de 1999


 

PASE DE PRENSA EN paris

COMENTARIOS DE LA PELICULA POR INEs Bel AIba

 

 

Club Marbeuf, martes 4 de octubre de 2005, una multitud de periodistas fluye para asistir a la primera proyección paraestatal del último opus sobre Mehdi Ben Barka. Sorpresa, el antiguo opositor marroquí no es el único héroe de la película.

 

No es una película sobre Ben Barka. Es una película sobre el ‘asunto Ben Barka’. Serge Le Péron y Saïd Smihi, sus dos realizadores, desean hacer la distinción. No deben esperar un retrato del líder de la izquierda marroquí, ni un largometraje que recopila las entrevistas de los protagonistas del asunto. "No es un documental, es una película de ficción que no traiciona la realidad", precisan Smihi y Le Péron.


A partir de los primeros minutos de la película, se comprende que Mehdi Ben Barka no es el personaje central. Su sombra es omnipresente, su nombre es muchas veces citado, pero es otro hombre el hilo conductor: Georges Figon, hijo de buena familia, que se convirtió en delincuente. Es su voz, venida de la ultratumba -puesto que la película se abre sobre su pretendido suicidio- que guía al espectador en los meandros de lo que va a pasar a ser el asunto Ben Barka. "Tiene todos los eslabones de la cadena", explica Serge Le Péron. Gracias a él, son posibles distintos puntos de vista.

 

Figon es un asiduo de las estafas y asuntos turbios. Cansado de su mediocridad, busca el "golpe" que lo hará entrar en el tribunal de los grandes. Es entonces cuando confía en la producción de un documental sobre la descolonización, en una fecha en la que como él dijo en la película, "se hará eco en todas las esquinas del planeta, pero sobre todo en el sur, en el Tercer mundo". A las órdenes de la crême de la crême de la literatura y el cine se encuentra: la escritora Margarita Duras, encargada de hacer los comentarios y Georges Franju, un gran cineasta francés, que sería el realizador. La guinda del pastel es Mehdi Ben Barka, ‘el verdadero líder del Tercer mundo’, quién sería el consejero histórico. La situación puede parecer improbable, pero cuando Duras, Franju y Ben Barka dan el visto bueno, comienza a cerrarse la trampa sobre este último. Es el principio del asunto Ben Barka.


Un asunto que marcó entonces a los adolescentes Le Péron y Smihi, uno en Francia y el otro en Marruecos. Serge Le Péron se acuerda “del ruido”, del eco, del escándalo "de la desaparición del dirigente del UNFP”. La idea de la película nace hace precisamente cuatro años, cuando Frédérique Moreau, una amiga del cineasta francés, le dice que Georges Franju realmente nunca ha tenido implicación en el secuestro de Mehdi Ben Barka, ni tan siquiera involuntaria. En esa época, el secreto-defensa pesaba mucho sobre los documentos retenidos por Francia.
La familia Ben Barka está a la expectativa, la muerte de Hassan II no liberó la situación desde un punto de vista jurídico. Serge Le Péron y Saïd Smihi quisieron reconstituir el asunto "a nivel más práctico", el más diario, el más bajo quizá, en primer lugar ‘para que el 29 de octubre no permanezca como una conmemoración anual’ y a continuación para contribuir al debate “para que la verdad sea conocida finalmente"

 

Cuarenta años después de la desaparición de Mehdi Ben Barka, los dos tercios del caso permanecen en la oscuridad más total. No se ha sabido dónde está el cuerpo del opositor, ni quien dio la orden de hacerlo desaparecer. Sin pretender hacer nuevas revelaciones, Saïd Smihi y Serge Le Péron querían hacer avanzar las investigaciones. "Se nos anunció el levantamiento del secreto-defensa sobre los expedientes, y no hay nada, ¡queda el polvo!", se levanta Smihi. "Eso me vuelve loco", protesta  Le Péron. "Hoy en día, nadie acusaría a Francia de  haber investigado a Ben Barka. Eso es algo que compete a la seguridad nacional. ¿Entonces, qué es lo que impide al Gobierno francés poner el caso sobre la mesa?".

 

La muerte de Ben Barka sigue siendo una evocación dolorosa a los ojos de los dos realizadores. "Ben Barka es el prototipo de hombre que no era necesario para nada abatir", declara Le Péron con amargura. "Cuando se mata a Ben Barka, uno se encuentra con Ben Laden". Smihi está de acuerdo. Su veredicto está muy claro: eliminar a un líder que representaba una verdadera opción progresista en esa época, hoy en día tiene todo su sentido.


La película es en cualquier caso un acontecimiento. Por primera vez desde el secuestro de Mehdi Ben Barka, una producción franco-hispano-marroquí aborda el tema sin rodeos. La película es a veces confusa, quizá difícil de acceso para una persona poco familiar con los chanchullos que macularon las relaciones francomarroquíes. La estructura es compleja y los dos realizadores convienen: "es una apuesta de situación" que quisieron hacer.

 

También apostaron por el protagonista francés de origen armenio Simon Abkarian para personificar a Ben Barka. "En el caso de Ben Barka, no es la semejanza física que cuenta ", afirman. "Abkarian lleva el Este en él (creció en el Líbano), tiene un talento inmenso, una humanidad y una universalidad que lo caracterizan. Un actor marroquí no habría tenido esta universalidad". De ahí la parte, muy pequeña, concedida al marroquí en la distribución. Por otro lado, Fayçal Khiari, quién personifica a Mohamed Oufkir, Azize Kabouche alias Chtouki y una aparición relámpago de Mouna Fettou en el papel de Ghita Bennani (la madre), el resto es cosmopolita. Queda por saber cómo el público marroquí acogerá la película. Serge Le Péron y Saïd Smihi querrían que la salida de J’ai vu tuer Ben Barka sea simultáneo en Francia, España y Marruecos, pero no siempre es posible.

Paris, Inès Bel Aïba – Telquel - Noviembre de 2005


 

COMUNICADO DE PRENSA DE AMNISTiA INTERNACIONAL

 

Marruecos y Sahara Occidental: Es hora de investigar sobre la «desaparición» de Ben Barka

 

La víspera de cumplirse el 38 aniversario de la «desaparición» en París del dirigente de izquierdas Mehdi Ben Barka, Amnistía Internacional pide a las autoridades marroquíes que tomen una medida que debieron haber tomado hace tiempo: abrir una investigación sobre el caso.


Coincidiendo con la caravana conmemorativa de miembros de
la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, la Organización Marroquí de Derechos Humanos y el Foro para la Verdad y la Justicia, que marchan hacia París para subrayar la necesidad de actuar, Amnistía Internacional expresa su solidaridad con su valiente y decidida lucha en favor de la verdad y la justicia.


En vista de las graves denuncias sobre el papel de las autoridades marroquíes en la «desaparición» de Mehdi Ben Barka, efectuadas el año pasado por el agente de seguridad retirado Ahmed Boukhari, no hay ninguna excusa para que las autoridades sigan haciendo caso omiso de la petición de que se investigue de forma exhaustiva, imparcial e independiente la implicación del Estado en los hechos.


También ha llegado el momento de que las autoridades marroquíes permitan a Ahmed Boukhari viajar a París para testificar en una investigación judicial francesa sobre esta «desaparición». Boukhari no ha podido comparecer en las vistas sobre el caso en ninguna de las cuatro ocasiones en que ha sido citado para hacerlo, ya que las autoridades marroquíes continúan negándose a renovar su pasaporte, decisión que Boukhari ha impugnado ante los tribunales.


El caso de Mehdi Ben Barka es uno más de los cientos de casos de «desaparición» que tuvieron lugar a mediados de la década de los sesenta y comienzos de la de los noventa y que siguen sin resolver. Amnistía Internacional ha expresado públicamente su satisfacción por la serie de iniciativas positivas emprendidas por las autoridades marroquíes en los últimos años para mejorar la situación de los derechos humanos, entre ellas la concesión de indemnizaciones a varios cientos de ex «desaparecidos» y de familiares de «desaparecidos». Sin embargo, no se ha abierto ninguna investigación minuciosa, imparcial e independiente para arrojar luz sobre estas graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos y determinar responsabilidades.


Los activistas de derechos humanos de Marruecos y Sahara Occidental han llevado a cabo una activa campaña para que el inmenso sufrimiento de los familiares de los «desaparecidos», obligados a vivir durante años sin saber la suerte corrida por sus seres queridos, llegue a su fin. Desde el año pasado,
la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, la Organización Marroquí de Derechos Humanos y el Foro para la Verdad y la Justicia han estado coordinando sus actividades sobre «desapariciones» y otras graves violaciones de derechos humanos cometidas en el pasado, intentando enviar un enérgico mensaje sobre la urgente necesidad de tomar medidas inmediatamente a fin de aclarar la verdad sobre estos delitos. Las autoridades deberán tomar en serio este mensaje si quieren cumplir su compromiso de abordar las injusticias cometidas en el pasado.



Información general


El activista de
la oposición Mehdi Ben Barka fue secuestrado en París el 29 de octubre de 1965 y posteriormente «desapareció». Ahmed Boukhari, ex miembro de los servicios secretos de Marruecos, comenzó a revelar detalles sobre el caso en 2001, como que Mehdi Ben Barka murió mientras lo interrogaban en una villa al sur de París por agentes de los servicios secretos marroquíes y que su cuerpo fue llevado en avión a Marruecos y disuelto en ácido.


Ahmed Boukhari publicó este año un libro donde describe con gran detalle las últimas horas de Mehdi Ben Barka. Boukhari afirma conocer muy bien el caso por su trabajo en el departamento de lucha contra la subversión de los servicios secretos, responsable, según afirma, de miles de secuestros con detención secreta y tortura. Desde que ha comenzado a hablar, Boukhari ha sido objeto de varias demandas por difamación. Algunos de los demandantes son ex compañeros suyos, furiosos por aparecer en el libro como agentes del Estado implicados durante años en graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos.

Amnistía internacional - 28/10/2002

 

 

 

 

ENTREVISTA CON AHMED BOUKHARI - EX AGENTE DE LOS SERVICIOS SECRETOS

Ahmed Boukhari fue agente activo del CAB 1 (servicios secretos marroquíes) durante 20 años y colaboró en trabajos informativos  durante 13 años más. El pasado junio, supuestamente arrepentido de su pasado, implicó a los servicios secretos de su país en el secuestro, asesinato y  desaparición, en París en 1965, del opositor a Hassan II y líder socialista Mehdi Ben Barka. Ahora Boukhari acaba de publicar en Francia en libro Ben Barka i el Marroc. Habla un antiguo agente de los servicios especiales. En esta entrevista del AVUI, celebrada en una céntrica cafetería de Casablanca, Boukhari denuncia con pelos y señales las prácticas de los servicios secretos marroquíes durante el reinado del difunto rey.

(P.S.: Paco Soto, periodista / A.B.: Ahmed Boukhari)

P.S.  - El pasado junio usted denunció que el dirigente socialista y opositor a Hassan II, Mehdi Ben Barka, fue asesinado en 1965 por los servicios secretos marroquíes dirigidos por el general Oufkir y el coronel Dlimi. ¿Por qué ha decidido revelar estos secretos de Estado?

A.B. - Estuve tiempo reflexionando sobre el tema, pero tuve que esperar que mis hijos fuesen mayores para tomar esta decisión. La llegada al poder de Mohamed VI me dio muchas esperanzas y entonces me decidí a dar este paso. El trabajo de búsqueda de desaparecidos hecha por las asociaciones de los defensores de los derechos humanos, despertaron mi conciencia.

P.S. - ¿El rey Hassan II estaba directamente implicado en el secuestro, asesinato y desaparición de Ben Barka?

A.B. – No puedo contestar a esta pregunta, porque no sé la respuesta. Mi superior directo era Abdelhak Achaâchi. Este señor era el verdadero jefe de CAB 1, un servicio secreto dividido en seis departamentos, entre los cuales el más importante era el departamento de la contra subversión.

P.S. - En sus revelaciones, denuncia una cierta complicidad de los servicios secretos franceses en el asesinato de Ben Barka. El hecho de que el ministro francés, Alain Richard, se haya negado entregar una serie de documentos considerados secretos al abogado de la familia del líder socialista marroquí asesinado, parece corroborarlo.

A.B.- Hubo ciertas complicidades entre los servicios secretos de Francia y Marruecos, pero no en el tema Ben Barka. Por lo menos que yo sepa. Las complicidades - o, si se prefiere, la relación- eran más bien entre los responsables de los dos servicios, eran relaciones amistosas. Los dos policías franceses que colaboraron en el secuestro de Ben Barka eran sencillamente dos corruptos que se habían vendido al CAB 1.

P.S. - ¿La CIA norteamericana y el Mossad israelí estaban al corriente de la operación que tenían que hacer en París los agentes del CAB 1 contra BEN BARKA?

A.B. – El Mossad no estaba al corriente, pero el asesinato de BEN BARKA se preparó durante seis meses. Lo único que hicieron los israelitas fue enviarnos mensajes sobre los viajes de BEN BARKA por las diferentes capitales del mundo. La  CIA no tuvo ningún papel directo en la operación, pero estaba al corriente.

P.S. - ¿Y los servicios secretos franquistas?

A.B. - No, en absoluto. Lo que sí le puedo asegurar es que los servicios secretos de Franco y los de Marruecos tenían muy buenas relaciones. Hoy también las tienen, a pesar de las malas relaciones diplomáticas entre los dos países.

P.S. - ¿Cómo interpretaría el hecho de que todavía no haya declarado ante el juez que instruye el caso de BEN BARKA en Francia, Jean Baptiste Parlos? ¿Es una casualidad que no le hayan querido dar el pasaporte y que usted haya sido prisionero durante tres meses después de una condena por un asunto de talones sin fondo?

A.B. - A mí no me lo parece, Las autoridades marroquíes quieren hacerme callar para que no explique nada de lo que sé. No me han querido dar el pasaporte, pero tampoco me han dado una explicación válida. Esta historia de los cheques sin fondo no tiene sentido, porque ya me habían condenado en 1990.

P.S. - Tres de sus antiguos colegas, a quien usted acusa de ser responsables de torturas, asesinatos y desapariciones durante los nombrados Anys de Plom,  Abdelhak Achaâchi, Abdelkader Sacca i Mohamed Mesnaouri, le han denunciado por injurias. ¿Quién dice la verdad, señor Boukhari, usted o ellos?

A.B. - Yo digo la verdad, y ellos mienten cuando niegan los hechos. Achaâchi fue el jefe de la contra subversión durante 34 años, el departamento más importante de los servicios especiales de un país como Marruecos. Este señor se ha dedicado durante todos estos años a infiltrar partidos, sindicatos y movimientos de oposición, a la manipulación de personas, secuestros, torturas, asesinatos políticos…

P.S. - Todas estas acusaciones están recogidas en su libro BEN BARKA y Marruecos. Habla un antiguo agente de los servicios especiales. ¿Dónde fueron a para los cuerpos de los opositores desaparecidos durante los Años de Plomo?

A.B. - Entre 1960 y 1973, que yo sepa, eran secuestrados centenares de personas, entre 60 y 70 cada mes. Los agentes del CAB 1 acostumbraban a secuestrar una media de 350 opositores por año. En 1963 fueron detenidas y secuestradas unas 5.000 personas. Entre 1969 y 1970, unas 2.500. En marzo de 1973, 6.000… Los autores de estos delitos fueron agentes de la contra subversión. Muchos secuestrados eran asesinados, y sus cadáveres eran enterrados en diferentes puntos fijos, como el PF2 de Dar El Morki, en Souissi (barrio residencial de la periferia de Rabat). A algunos cadáveres los metían en bolsas de plástico y los tiraban al mar; a otros los metían en cubas de madera llenas de ácido… En una de las cubas colocaron el cadáver de BEN BARKA. Yo, personalmente, pude ver cómo metían cadáveres en este tipo de cubas.

P.S. - En su libro afirma que muchos dirigentes de la oposición a Hassan II acabaron manipulados por el CAB 1 y se convirtieron en colaboradores de este servicio especial. Cita, por ejemplo, al dirigente comunista Alí Yaya o el socialista Maati Bouabid. ¿Exagera o, sencillamente, miente para hacer dudar sobre la trayectoria de algunos opositores?

A.B. - En absoluto. Le puedo asegurar que hubo muchos, y algunos son ministros de ahora. Los servicios especiales conocen al detalle la personalidad, la vida, los defectos y vicios de todos los dirigentes de la oposición, y los supieron presionar, les hicieron chantajes, les amenazaron, para que colaboraran con ellos.

P.S. - Algunos observadores de la vida política marroquí mantienen que su libro ha omitido muchos datos y nombres porque ha recibido presiones de los servicios secretos.

A.B. - Si he omitido algunos nombres ha sido por prudencia, por no hacer daño a las personas que hoy en día son muy mayores. Solamente por eso.

P.S. - ¿Teme por su vida?

A.B. - Sí. Mi vida está amenazada, pero no tengo miedo. Mi familia me apoya y seguiré hacia delante.

P.S. - ¿Los represores más activos de la época de Hassan II continúan teniendo un papel importante dentro de los servicios secretos y en otros instrumentos del Estado?

A.B. - Creo que quedan una decena de personas que todavía ocupan un papel de cierta relevancia en los servicios especiales. El resto son todos muy mayores y están jubilados o han muerto. Pero no me pida que dé nombres en esta entrevista, porque no lo haré. También hay mucha gente con la mentalidad represiva de antes, que defienden los mismos métodos que en el pasado, a pesar de saber que hoy en día no se pueden hacer las mismas cosas. Haría falta reformar a los servicios secretos, cambiar a las personas, pero también los métodos y la mentalidad. Sería positivo par a la democracia.

Casablanca, Paco Soto - AVUI - 19/02/2002

 

EL ASUNTO BEN BARKA

"El asunto N'Gustro"

Jean Patrick Manchette al romper la línea argumental de los José Giovanni, Auguste le Bretón, Simonin…etc. que imperaba en el polar francés en las décadas de los 50 y 60, trasciende el complejo de provincianismo de la novela negra europea, incluyendo en sus narraciones la componente social que ya existía desde Hammett en su homónima americana… pero sin obviar un enfoque claramente político.

Hasta entonces, los autores europeos se habían decantado por una versión de la novela detectivesca renovada por Boileau -Narcejac, Simenón que seguían autores como Stanislas-André Steeman, Leo Malet y una crook-story genuinamente francesa que consistía en el relato de las hazañas mitificadas del hampa parisina y marsellesa… en mayor parte por los autores citados en el debut.

Los mecanismos sociales de la sociedad americana, que al mismo tiempo que eran permisivos a la posible corrupción de los cuerpos policiales y de las administraciones, mantenían la existencia paralela de un sólido entramado de medios de comunicación críticos y de denuncia, diferían en esto de los europeos.

Las rancias democracias europeas, cubrían sus vergüenzas gracias a unos medios de comunicación en su gran mayoría serviles, al servicio de un statu-quo político y social en decadencia. Un análisis sumario de la situación social de los sesenta en el viejo continente, arroja luz sobre un creciente foso entre la sociedad civil y las clases políticas dominadas por clanes encabezados por personalidades con una visión caudillil de los asuntos de estado. El asunto Ben Barka pone de manifiesto como en Francia las cloacas habían invadido los salones presidenciales. Esos modos corruptos sustentados por una moral conservadora vetusta alentada por los americanos sumergidos en plena guerra fría y en conflictos derivados, estallan parcialmente en mayo del 68… arrasados momentáneamente por una revolución cultural y sexual en ciernes.

J. Patrick Manchette, intenta irrumpir en el panorama de la novela negra con una historia reciente de trasfondo eminentemente político "L'affaire N'Gustro" que no es otra que la versión novelada del asunto Ben Barka, pero parece que asusta a las editoriales y tendrá que empezar con otra historia, "Laissez bronzer les cadavres" (1971) a cuatro manos con J.P  Bastid. Esta obra mantiene aún algunas de las referencias argumentales del polar de entonces, sigue habiendo truhanes, pero ya incluye una visión diferente en el tratamiento de los temas, la descripción de una burguesía decadente, unos personajes atípicos: una pintora, un escritor alcohólico. El éxito de esta novela le permite publicar a continuación "L'affaire N'Gustro".

 

35 años después

Los rescoldos de esa época aún siguen dando lumbre y aunque tenues…los chisporroteos del asunto N'Gustro o Ben Barka para el mundo real, continúan intermitentes en las paginas interiores de los diarios.
Movido por resortes misteriosos, uno de los secretos de las cloacas estatales de varios países sigue coleando al ritmo que algunos tocan, aunque en franca bajada de intensidad.

Mehdi Ben Barka, líder de la oposición al régimen feudal de Hassan II, fue secuestrado en 1965 en pleno Paris sin que nadie lo impidiera. Hoy en día el juez de instrucción Jean-Baptiste Parlos aún encargado del asunto sigue esforzándose por llevar a cabo la instrucción de un delito del que todo el mundo conoce los culpables y al que ya a nadie parece importar.

El desarrollo de los hechos que se conocerán a posteriori, ilustran los modos mafiosos como se resolvían los asuntos de estado.

Los sesenta, anuncian para las burguesías coloniales tiempos difíciles. El afianzamiento de los USA como nueva potencia hegemónica frente al peligro comunista pasa por el desmantelamiento de unas colonias donde el capital europeo sacaba algunas posiciones ventajosas con métodos de explotación esclavistas. África se convierte en escenario de la guerra fría. Los movimientos de liberación nacional alentados por los países del este son contrarrestados con métodos de lucha antisubversiva que incluyen el asesinato de los posibles líderes carismáticos….como ocurrirá con Patrice Lumunba el 17 de enero 1961….o con Mehdi Ben Barka…

 

La Trampa

Mehdi Ben Barka líder progresista y una de las esperanzas del tercer mundo representaba un peligro para el régimen absolutista de Maruecos y para los amigos occidentales del monarca, Francia y USA. Si por ventura Ben Barka lograba llegar al poder e instaurar una democracia, aquello podría suscitar ansias emuladoras en los diferentes pueblos de África, ya de por si muy revueltos y donde el bloque del este ganaba día a día adeptos.

Aquel día, 29 octubre 1965, como solía tener costumbre cuando estaba en Paris, Mehdi Ben Barka llegado de Ginebra el día anterior, se disponía a leer la prensa en la terraza de la Brasserie Lipp en el Bulevar Saint-Germain. Son poco más de las 12 h 30, aunque levemente cansado esta razonablemente satisfecho, sus contactos con los diferentes lideres del tercer mundo le están reportando los apoyos necesarios para su causa. El cabeza de la oposición marroquí no cesa en su labor en pro de una apertura democrática del régimen político de su país. Tiene una razón más para estar contento esa mañana, tiene cita con un cineasta que esta recopilando datos para rodar un documental sobre el fin del colonialismo.

Desgraciadamente, Ben Barka, dos veces condenado a muerte por tribunales del reino Alaouita, ignora que el rey Hassan II a decidido después de las revueltas de Casablanca en marzo 1965, cuya represión costó cientos de victimas, dedicar un presupuesto ilimitado para seguir todos sus movimientos y conocer sus contactos. En la operación que ya dura siete meses ese cineasta es el señuelo que permitirá el acercamiento al objetivo.

Cuando llegan ante la terraza del establecimiento de la Brasserie Lipp Mehdi y su acompañante el estudiante marroquí Thami Azzemouri se aprestan a tomar sitio en una de las mesas. Dos hombres con impermeables de color masilla se interponen en su paso.

-Tenga la bondad de seguirnos.

Ignorando ostensiblemente a Azzemouri, uno de los policías en civil dirige aquellas palabras a la intención de Ben Barka.

Este tiene demasiada experiencia para no detectar indefectiblemente a la gente de los servicios de información bajo unos ademanes de inconfundible seguridad. Sabe que más que un ruego es una imposición inapelable.

Poca gente de las mesas cercanas miran de soslayo ante lo que creen es un control de identidad rutinario a unos extranjeros; Mehdi y su acompañante tienen el característico aspecto de magrebís. Nadie se extraña demasiado.

Los dos policías Roger Voitot et Louis Souchon cobran de los marroquíes compaginado sus funciones para la Brigada Mundana de Paris…Introducen a Ben Barka en un Peugeot 403 donde ya se encuentra al volante, Julien Le Ny un delincuente conocido. Entre tanto Thami Azzemouri es puesto en fuga por unos individuos que han salido de no sabe donde y que le abordan en su lengua insultándolo y amenazándole para que mantenga la boca cerrada.

 

Maderos y truhanes

A partir de ese instante ya nadie de su entorno, volverá a ver a Mehdi Ben Barka. El destino de Thami Azzemouri hipotecado por esas circunstancias trágicas del medio día del 29 octubre 1965, será igualmente sellado el 25 de febrero 1971, en las vísperas de dos intentonas de golpe de estado contra Hassan II. Lo encontraran en Paris, ahorcado con una cadena de bicicleta. La investigación de la policía francesa concluirá a un suicidio.

En los años siguientes al rapto del jefe de la oposición marroquí fueron apareciendo diferentes testigos y numerosas fuentes que permitieron establecer un relato de los hechos bastante fidedigno que se puede apreciar en lo coincidente de los testimonios.

Ben Barka fue llevado a Fontenay-le-Vicomte, no muy lejos de Paris en la mansión de otro conocido delincuente. Georges Bouchesseiche, dueño de esa villa donde es retenido, interrogado y torturado Ben Barka.

Boucheseiche condenado a muerte por su colaboración con la Gestapo durante la ocupación nazi, y por ser uno de los integrantes del Gang des tractions-avant (los antiguos Citroën. de guardabarros con alerones y cuya tracción motriz estaba en las ruedas delanteras, eran los coches que usaban este grupo de atracadores para sus fechorías cuyo jefe era Pierrot Loutrel llamado Pierrot le fou (Pedro el Loco), cumplía algunos servicios para el SDECE (Service de documentation extérieure et de contre-espionnage), gracias a los que se mantenía en una libertad precaria…residiendo en Marruecos.

Esa sopa de inteligencia mezclaba a policías corruptos, truhanes, antiguos colaboradores de los nazis, agentes de los servicios secretos de varios países, e individuos que militaban en agencias parapoliciales como el SAC (Servicio de Acción Cívica) estas siglas escondía a la organización del servicio de orden gaulista… un conjunto de delincuentes y militares renegados. Como se puede apreciar están todos los ingredientes de un argumento de novela policíaca salido de la mente más calenturienta…y sin embargo los hechos se desarrollan en la más desoladora realidad.

 

Golpes y resaca

En los sótanos de la mansión, una caterva de individuos con caretos patibularios asisten al lamentable espectáculo de un hombre ya maduro, esposado, colgando de una tubería.

Allí esta el comandante Ahmed Dlimi que ya intentó en el pasado acabar con la vida de Mehdi fingiendo un atropello accidental y que lo odia. Nada más llegar ya dejó patente su enemistad infligiendo al prisionero golpes e insultos y ordenando que lo esposaran a la tubería que recorre el techo. El enfermero marroquí Boubker Hassouni que remplaza en último momento por causa de resaca, al más experimentado Ahmed Ajdaïn, tuvo que inyectar al detenido para acallar sus gritos.

Mohamed Achaachi Abdelhak, Abdelkader Saka y Mohamed Mesnaoui son otros de los presentes, más apartados contemplan con cierto disgusto las escenas de torturas en las que el comandante medio borracho se recrea.

Esperan la llegada del General Oufkir que se presenta por fin en mitad de la noche desde Orly donde aterrizó en un avión de la fuerza aérea marroquí. Su presencia silenciada por los servicios secretos franceses de los que su representante en el aeropuerto Antoine Lopez es el enlace y que conduce al general hasta la residencia donde retienen a Ben Barka.

Mohamed Achaachi Abdelhak, Abdelkader Saka y Mohamed Mesnaoui asqueados tienen la esperanza que el general pondrá fin a los desmanes del comandante Dlimi. Pero descubren que el general también bajo los efectos del alcohol no hace nada para impedir los abusos de su subordinado.

Ahmed Boukhari es en Rabat, el agente de los servicios de inteligencia marroquíes que tiene la misión de coordinar las llamadas de toda la operación .Durante toda la noche recibirá cinco llamadas de teléfono de las que ira tomando nota y que encierran la clave de todo el misterioso asunto Ben Barka. Este antiguo militar de los servicios contra-subversivos aportara su testimonio años más tarde, sobre los acontecimientos de esa noche. Una de esas llamadas, que señala como el momento en que en Paris las cosas se les fueron de las manos, es la contra orden de enviar un avión, el vuelo es retrasado de 24 horas… ¿Qué ha ocurrido entre tiempo?

En la villa en el primer piso, los truhanes franceses, cuentan batallitas de sus hazañas pasadas entre libaciones. Bouchesseiche vuelve a rememorar para su complaciente auditorio, la muerte de Pierrot Loutrel el jefe del Gang de las Tracciones delanteras… Explica ufano, que la versión que corre de su muerte accidental: se le habría disparado el arma en la ingle cuando la llevaba en la cintura hiriéndole mortalmente, no es exactamente la más fidedigna. Georges deja entrever que Pierrot le Fou… se había vuelto demasiado loco…y peligroso para sus mismos camaradas y que su muerte no fue nada accidental. Los otros se miran atónitos, aunque están entre hombres…es el tipo de confidencias que todos prefieren olvidar. Desde abajo suben alaridos de dolor que hacen de nuevo rememorar a Bouchesseiche sus tiempos en la Carlingue cuando prestaba sus servicios a la GESTAPO. Las victimas de entonces eran resistentes o judíos…recuerda que prefería a estos últimos porque siempre podías sacar tajada con sus pertenencias. Los otros se carcajean… es un poco el ambiente de hoy…los de abajo solo son unos bougnoules… que ajustan cuentas entre ellos.

En la Francia del General De Gaulle, en la lucha por el poder y contra la subversión y el comunismo, todo vale.

En el sótano, el General Oufkir amenaza al prisionero con un estilete. Le produce unos cortes superficiales en el pecho, mientras se ríe... Una risa tensa que enmascara una irritación creciente ante el obstinado silencio del prisionero. Mehdi Ben Barka agotado por la posición incomoda (cuelga del techo por las muñecas con los brazos en la espalda), dolorido por los golpes y embotado por los efectos de la inyección, huele los relentes de alcohol del aliento de Oufkir y saca fuerzas de los restos de dignidad que le quedan para ignorar al militar que traza surcos sangrientos en su pecho… Levanta la mirada hacía el grupo del fondo, conoce a Mohamed Achaachi es de la misma región que él, Oujda. Aquella mirada vidriosa que no podrán olvidar los hombres que se mantienen junto a Achaachi…y que seguirá obsesionándoles durante lustros.

 

El fin del calvario

El comandante Ahmed Dlimi acaba por tener un enfrentamiento con Mohamed Achaachi después de horas de suplicio infligido al detenido. Ante la pasividad del general, Dlimi cansado de no obtener resultados, intenta asfixiar a Mehdi Ben Barka con un trapo mugriento. Este ya no tiene fuerzas para resistir y se debate débilmente. Achaachi arto ya de los desmanes del comandante mantiene un forcejeo con él, ordena a sus hombres que descuelguen a Ben Barka a pesar de la contrariedad de Ahmed Dlimi, pero ya es inútil. Inconsciente, el prisionero fallece a pesar de los intentos de Hassouni, el enfermero, por reanimarle.

Desde ese momento, los intentos por salir del país cuanto antes de todo el equipo marroquí, sin que se descubra el homicidio y hacer desaparecer todas las pruebas que pudieran incriminarles, será la preocupación principal del general Oufkir Ministro del interior Marroquí y su subordinado el Comandante Ahmed Dlimi, jefe de la seguridad del país magrebí. El trasiego de vuelos clandestinos y oficiales, servirán para embrollar aún más las pistas del delito.

 

Un crimen sin cuerpo del delito

Muchos actores de este drama corrieron una suerte parecida a la de su victima, desaparecieron sin dejar rastro. Ese fue el caso de los cuatro delincuentes franceses contratados como hombres de mano por los servicios marroquíes y que a partir del momento de la desaparición de Ben Barka, se convirtieron en incómodos testigos. Los políticos sobre quien descansa la razón de estado, al contrario de los truhanes no suelen confiar su suerte a principios tan efímeros como mitificados de la ley del silencio… En eso como en todo, suelen practicar un pragmatismo inmisericorde.

Ben Barka: Después de haber sido raptado y ejecutado en la mansión de Georges Bouchesseiche en Fontenay-le-Vicomte, habría sido repatriado su cuerpo en un vuelo de las fuerza aérea marroquí y disuelto en una cuba de ácido.

Georges Boucheseiche: proxeneta, atracador, asesino, ex-colaborador gestapista, en compañía de sus amigos y cómplices Julien Le Ny, Jean Palisse, gozaron de 1965 a 1971 de un exilio dorado igual que forzado, en Rabat bajo el ala protectora y vigilante de las altas instancias del ministerio del interior de Marruecos, regentando una casa de lenocinio: Le Bel Abri, frecuentada por lo más granado de la sociedad Marroquí y cumpliendo a la sazón algún encargo comprometedor, para sus anfitriones.

En 1971 la víspera de dos intentonas golpistas contra el monarca en las que estuvieron implicados algunos de sus protectores, los cuatro hombres de mano franceses desaparecen. Diversas fuentes coinciden en situar el fin de Boucheseiche y de dos otros de sus cómplices en un lugar de detención secreto en el que habrían sido ejecutados en 1973. Jean Palisse fue visto en 1973 por Antoine Lopez en un viaje de este a Rabat en una villa de la ciudad donde estaba custodiado y tuvo el tiempo justo para oírle decir que se encontraba muy mal y que quería volver a Francia, a morir. No se cumplió su último deseo y hoy su tumba comparte anonimato con la de sus amigos y su victima.

Mohamed Oufkir: General, brazo ejecutor del régimen de Hassan II siempre se había revelado con una despiadada sumisión a los deseos de su amo. Ametrallando desde un helicóptero a los manifestantes en las revueltas de Casablanca en marzo 1965, o reprimiendo con saña cuantos opositores al rey pudiera intuir.
El 16 de agosto 1972, después de dirigir una segunda intentona de golpe de estado contra su amo, una ráfaga de metralleta, se dice que disparada por el mismo Rey, acabo con sus días. El avión de Hassan II fue asaltado por seis cazas del ejército del aire de Marruecos cuando volvía de Francia. Escapado milagrosamente del atentado el rey le atribuye la autoría, toma las drásticas represalias que narramos, y manda detener a su familia: su mujer Fátima y sus seis hijos. Estos permanecerán en las mazmorras del reino Alaouita durante más de 20 años.

Ahmed Dlimi: promulgado en el correr de los años a General y después a comandante supremo de las Fuerzas Armadas marroquíes, acabará de manera trágica su carrera, muerto de manera misteriosa, cuando el ejército que mandaba estaba sacudido por divisiones internas frente al problema del Sahara… y en el que los intereses americanos parece que no fueron tenidos demasiado en cuenta por él.

He aquí una historia de agentes secretos, crímenes de estado, dignatarios, truhanes, oportunistas aventureros, policías corruptos, subversión, intereses económicos… etc. que sigue en instrucción y fantasmas de almas que vagan sin haber alcanzado la paz.

 La gansterera - © Zeki 03.03.2003