Josep Escarré publicó esta crítica para “La Vanguardia”.

 

 

Afirma Verhoeven que en su película hay unas cuarenta referencias a Hitchcock, realizador al que lleva treinta años estudiando y al que considera su gran ídolo. Buscarlas sería un error por parte del espectador, ya que quizás se perdería por los laberínticos vericuetos, callejones sin salida, pasadizos secretos y puertas falsas que contiene el famoso guión de Joe Eszterhas; famoso, mayormente, por los tres millones de dólares que los productores pagaron por él. Esa es, realmente, la auténtica y más importante referencia de Verhoeven al “mago del suspense”: engañar al espectador por encima de todo. Lo que no consigue la película, sin embargo, es que el público sea víctima del engaño sin darse cuenta de ello.

En efecto: el guión no es, ni mucho menos, lo mejor de Instinto básico, sino el partido que la inteligente realización de Verhoeven saca de él. Aunque en esta historia dejó definitivamente aparcado el humor que latía en sus dos primeros filmes rodados en Hollywood -muy presente en Robocop, menos en Desafío total-, el realizador holandés sí retoma los temas del sexo y la muerte, que vertebraron casi toda su obra europea, pero muy especialmente El cuarto hombre; quienes hayan visto ese fascinante filme convendrán que contiene un embrión más que obvio de lo que en realidad es Instinto básico.

Resulta casi superfluo hablar de lo que la cinta ha significado -para bien o para mal- en la carrera de Sharon Stone, que luchó con uñas y dientes para hacerse con el papel de esta escritora de éxito, bisexual, que traerá de cabeza a un Michael Douglas que lo pasará incluso peor que en Atracción fatal. La Stone tuvo la suerte de que Michelle Pfeiffer, Julia Roberts y Geena Davis rechazaron el personaje, porque ya se sabe que las estrellas de Hollywood no son muy dadas a exhibirse en secuencias de alto voltaje erótico.

La famosa secuencia, recortada en Estados Unidos pero exhibida íntegramente en Europa, que fue bautizada como “el polvo del siglo”, junto a la de la persecución, el encuentro en la discoteca, la del ascensor y el famoso interrogatorio con cruce de piernas incluido, dan fe de la maestría de Verhoeven como realizador y valen casi por sí solas la película, aunque ésta tenga en su contra la sensación de estafa que queda tras su desenlace. En cualquier caso, y aunque se juegue sucio con el público en más de dos ocasiones, hay que reconocerle la voluntad de entretener durante más de dos horas.

 

 

Título original: Basic Instinct, 1992

Dirección: Paul Verhoeven. Producción: Tri-Star Pictures. Productor: Alan Marshall. Guión: Joe Eszterhas. Fotografía: Jan De Bont (color). Dirección artística: Terence Marsh. Música: Jerry Goldsmith. Intérpretes: Michael Douglas, Sharon Stone, George Dzundza, Jeanne Tripplehorn, Dennis Arndt, Leilani Sarelle, Bruce A.Young, Chelcie Ross. Duración: 123 minutos.