Chris se queda en la puerta esperando a las dos chicas. Sara Ludlow, piensa Chris, Sara Ludlow. No sé si todavía sale con aquel futbolista. Con la mala suerte que tiene, seguro que sí. Chris no se come ni un rosco, pese a tener diecisiete años y medio, el cabello castaño claro, los ojos azules y ser bastante guapo, salvo por el acné, que es parte de la mala suerte, la misma mala suerte que lo persigue desde que era pequeño. Como cuando, un par de meses atrás, intentando ligar con una chica de una escuela pública, ella se excitó tanto, o se sorprendió tanto, o lo que sea, cuando él le metió los dedos entre el cinturón y la barriga con intención de bajarle los pantalones, que ella se apartó bruscamente, y el dedo meñique de la mano izquierda de Chris dio un tirón, y el tendón se le partió en dos, y la mitad inferior se replegó hacia la palma de la mano. No controlaba ese dedo: colgaba, inerte, mientras movía los otros. La chica lo encontró gracioso. Chris dijo a todo el mundo que se había pillado el dedo en un cajón, pero acabó con una escayola enorme después de una complicada operación quirúrgica, y perdió la seguridad en sí mismo. Así que esperó. Y ahora que le han quitado la escayola y ha recuperado la movilidad del dedo y, al menos en su opinión, vuelve a ser atractivo, celebra fiestas para buscar a la chica adecuada. Y de repente aparece Sara Ludlow y le pide que le enseñe la casa. Espero que sea una gran fiesta comenta Sara. Son más divertidas. Chris no sabe qué decir para responder a ese comentario, pero se siente afortunado. Ahí está la casa, una casa unifamiliar de piedra, envuelta en hiedra. Si subieras la escalera en un día laborable normal, te encontrarías en un escenario de perfecta y artesana esterilidad típico de los extremadamente adinerados. No verías nada fuera de su sitio; habría tapices en las paredes, tapices de verdad, antiquísimos, tejidos por unos monjes de Normandía. Esta noche, sin embargo, se celebra una fiesta. Los tapices siguen donde siempre, pero todo lo demás (cuerpos, latas, parkas, reproductores portátiles de DVD) está tirado por ahí.