Yo hacía de padre lo mismo que hacía de arpista: de oído. Pero en ambas cosas he tenido suerte. El arpa me ha proporcionado un nivel de vida decente y mis hijos me han dado más placer del que yo creía que un hombre podía llegar a gozar. Las reglas que regían en casa, como familia, se derivaban del hecho de que allí todos habíamos sido adoptados por los demás. Siempre tuvimos la misma cantidad de gratitud y respeto mezclada con el amor recíproco. Susan, una hija única que nunca había tenido raíces, y yo, un lobo solitario que se casó veinte años demasiado tarde, fuimos adoptados por los niños tanto como ellos por nosotros. De alguna manera, sin soltar discursos ni amenazas ni estudiar muchos libros, todos seguimos las mismas reglas desde que los niños eran muy pequeños: La vida ha sido creada para que la disfrutes, pero no la disfrutarás a menos que pagues por ella con un buen trabajo duro. Éste es un precio que nunca tendrá rebajas. Puedes trabajar en lo que quieras mientras lo hagas tan bien como sepas y limpies lo que dejas sucio y estés en la mesa a la hora de la comida y en la cama a la hora de dormir. Respeta lo que hacen los demás. Respeta el arpa de papá, las pinturas de mamá, el piano de Billy, las herramientas de Alex, los diseños de Jimmy y la casa de fieras de Minnie. Si algo te enfurece, dilo enseguida. Tal vez los demás tengamos también ganas de pelea. Si algo te hace gracia, dilo también enseguida. Podemos reírnos todos juntos. Si tienes el impulso de hacer algo que no sabes si está bien, hazlo. Arriésgate. Lo más probable es que si no lo haces te arrepientas, a menos que quebrantes las reglas sobre las horas de comer y de dormir, en cuyo caso tan seguro como que el infierno está ahí abajo que te arrepentirás. Si el problema está entre hacer lo que te divierte o hacer lo que se supone que es bueno para ti, y nadie sale perjudicado por lo uno ni por lo otro, haz siempre lo que te divierta. Si todo te resulta demasiado y sientes que el mundo entero está contra ti, ponte de cabeza. Si se te ocurre algo más loco todavía, hazlo. No te preocupes de lo que piensen los demás. La única persona en el mundo lo bastante importante para que te conformes a sus deseos eres tú. Cualquiera que maltrate a un animal o rompa un palo de billar sufrirá una multa de un mes de salario. Creo que a Woollcott le habría gustado la forma en que llevábamos el montaje. Era bastante parecida a su forma de llevar la isla. Sé con seguridad que mi padre y mi madre nos habrían aprobado.