Dan HEDAYA 24 julio 1940, Brooklyn, New York, USA. Actor característico contemporáneo en la estela de los característicos de la época dorada del cine americano. En cuanto asoma, el espectador sabe que será blanco de sus antipatías en la piel de algún policía despreciable. Esa rara habilidad de quedar definido de inmediato por el actor la tienen muy pocos. Y lo que resulta más loable: sorprende cuando cambia por completo de registro. Profesor de instituto, entre clase y clase sueña con ser actor. Hace sus pinitos en teatros de aficionados pero pronto se le quedan pequeños y decide dar el gran salto. Cambia las tablas del salón de actos del instituto por las de Broadway, apareciendo en festivales de Shakespeare junto a una joven Sigourney Weaver. Debuta en el cine en 1976, después de haber pasado por algunas series televisivas. Sus primeros papeles no son muy destacables, aunque ya incluyen policías o detectives. Trabaja con Robert De Niro y Robert Duvall en Con fesiones verdaderas o con Catherine Deneuve y Susan Sarandon en El ansia,donde es el te niente a cargo de la investigación de las extrañas muertes vampíricas. Es una película de bajo presupuesto dirigida por dos debutantes la que le ofrece la oportunidad de componer el mejor personaje de sus inicios. En Sangre fácil es el cadáver recalcitrante, odioso marido de la protagonista que se resiste a desaparecer y convierte su asesinato en un ejercicio de tensión insoportable, en la línea de los grandes crímenes hitchcockianos. Un tipo de modales zafios que aún así no puede ocultar una rendija de fragilidad que cala en el espectador con inesperada compasión. Es un lujo añadido verlo compartir espacio con M. Emmet Walsh, otro monstruo secundario roba escenas. Su gran especialidad son los agentes de la ley. Ha sido compañero de Clint Eastwood en En la cuerda floja, sargento junto a Giancarlo Esposito en el puzzle de Sospechosos habituales, detective y colega a regañadientes de Shaft en el remake con Samuel L. Jackson del famoso personaje, y despreciable detective que sólo vive para enchironar a Denzel Washington en Huracán Carter. Encarna a la perfección al policía abusón y hosco, de vieja escuela, nacido con la placa puesta. Con el director adecuado aflora un lado excéntrico soprendente. En Alien Resurrecciónes un sargento chusquero espacial, mezcla de sus policías habituales y el sargento de La chaqueta metálica. En Mulholland Drive es el extraño productor de cine hipersensible y neurótico, que no soporta que a su hermano –el compositor Angelo Badalamenti– se le sirva un mal café expreso en una escena muy Lynch. Le queda pendiente demostrar más a menudo en papeles dramáticos que hasta los malos polis también tienen sentimientos