Julie ADAMS 17 octubre 1926, Waterloo, Iowa, USA. Julie Adams ha pasado a la historia del cine por un baño. Esther Williams se ahoga de envidia: media vida a remojo y una recién llegada le quita el puesto. Pero incluso Esther reconoce no ser lo mismo los números musicales de Escuela de sirenas que darse un chapuzón espiada por la criatura de la laguna negra. Inmediatamente ganas una incondicional legión de entusiastas del cine fantástico. Decidida a ser actriz, Betty Adams se traslada a California en busca de una oportunidad. Estudia interpretación mientras trabaja de secretaria, y tras varias pruebas, consigue figurar en una serie de westerns baratos de los Estudios Lippert. Seis películas en un solo año: un buen curso de acceso al mundo cinematográfico. La Universal le ofrece un contrato de chica para todo de la casa, cambiándole el nombre por el de Julia, transformándose años después en Julie. Los cincuenta son años de trabajo incesante, década de westerns dirigidos por Anthony Mann y Budd Boetticher, aunque la actriz tendrá ocasión de tocar distintos palos genéricos. La primera evidencia de su valía llega en Horizontes lejanos, western de Mann donde interpreta a un personaje de interesante progresión dramática. Colona de la caravana guiada por James Stewart hacia la tierra prometida, se enamora del villano Arthur Kennedy y abandona la vida humilde convertida en chica de casino. Es mu cho más excitante la sonrisa pendenciera de Kennedy que el gesto torturado de Stewart. De recatada pueblerina a deslumbrante belleza de salón, la Adams alterna sin problemas las dos caras. En Horizonte del Oeste, a las órdenes de Boet ticher, es otra amante del lujo; esposa del potentado Raymond Burr y atrapada en los codiciosos abrazos de Robert Ryan. Definitivamente una chica acostumbrada a moverse en terrenos de maldad tan sinuosos, genera simpatía de inmediato. Repite con el director en dos títulos: El desertor del Álamo y Wings of Hawk, ejemplo de sus habilidades de heroína en el terreno agreste del western. La relación con Boetticher no termina aquí: la actriz contrae matrimonio con Ray Danton, el famoso Legs Diamond de La ley del hampa. Después de la última de estas producciones llega su papel más célebre: la doctora de La mujer y el monstruo. Variante anfibia de King Kong, la Adams se exhibe espléndida a nado ante la enamorada criatura de la laguna. El bicho lo toma como una amorosa danza de cortejo y trata de conquistarla, con rapto y escena de amor cavernosa incluida. Gracias a este trabajo, la actriz deviene icono fantástico, fetiche de carteles, fotografías y muñecos relacionados con la película. Pueden buscarla en la concurrida cubierta del “Sergeant Peppers” de los Beatles. ¿La incluirían los Fab Four en homenaje al clásico de Jack Arnold?