La Warner no quiso invertir nada hasta estar seguros de que se autorizaría el rodaje de un texto que  
tenía un contenido sexual muy fuerte. Tras muchas dificultades, tratamientos y guiones, se compraron  
los derechos. Curtiz tuvo muy claro qué tipo de actriz buscaba para el papel de Míldred, alguien  
creíble, real, sin artificio ni glamour, que pueda parecer que ha surgido de los suburbios angelinos.  
Bette Davis parece la más adecuada, pero se niega a interpretar un “melodrama de los de harapienta  
-a-rica” aunque la verdad es que no quiere “soportar el trabajar de nuevo con Curtiz”. Tras ella se  
barajan los nombres de Ida Lupino y Ann Sheridan, aunque el único realmente tomado en  
consideración es el de Rosalind Russell. Joan Crawford es en ese momento una de las desposeídas  
reinas de la MGM, tras ser durante años una de las mayores fuentes de ingresos de la productora del  
león, pero desde que en 1938 fuese catalogada como “veneno para la taquilla” su posición de  
privilegio se había ido deteriorando hasta concluir con su salida de la MGM en junio de 1943. Jack  
Warner la había contratado de inmediato pero tras casi año y medio en el estudio sólo había hecho un  
papel breve y la inversión se estaba revelando ruinosa. Crawford acaba de casarse por cuarta vez,  
tiene dos hijos adoptados, está ilusionada con el reto de ser madre y superar tanto sus problemas de  
infancia (sólo había visto una vez en su vida a su padre biológico) como su imposibilidad física de  
tener hijos. Míldred es un papel poderoso y diferente que le puede hacer regresar a la cumbre del  
estrellato. Curtiz, que la conoce, le espeta a Jack Warner: «¿Yo dirigir a esa perra temperamental? ¡ 
No en tu maldita vida! viene aquí con su aire esnob y sus malditas hombreras. No trabajaré con ella.  
Está terminada, acabada. ¿Por qué debería gastar mi tiempo dirigiendo a una reliquia?» Sin embargo  
consiente hacerle una prueba cuyo resultado es brillante y, aunque prefiere a Bárbara Stanwyck,  
Curtiz acepta dirigirla no sin antes dejar claro que espera de ella una actitud y una interpretación  
distinta de las que utilizaba cuando era estrella de la MGM. 
La primera escena que se rueda muestra a Míldred en su cocina, antes de la ruptura con su esposo.  
Crawford se presenta junto a su maquillador personal y con un aspecto nada plebeyo, completamente  
opuesto a lo que Curtiz había hablado con ella, el momento es recordado por un testigo: «Mike echó  
un vistazo, cogió una caja de Kleenex y le limpió la cara. Joan corrió llorando hacia su vestuario.  
Mike le ordenó a su maquillador que regresase con el rostro de una mujer que trabaja para vivir.» La  
propia Crawford tampoco olvidará sus primeros enfrentamientos con Curtiz: «Para mis primeras  
escenas el estudio había diseñado algunos vestidos de algodón. Mr. Curtiz dijo NO, parecían  
demasiado elegantes. Fui a Sears por mi cuenta y compré el tipo de vestidos caseros que pensé  
vestiría Míldred. Cuando llegué al plató para las pruebas de vestuario Mr. Curtiz caminó hasta mí  
gritando, ‘Tu y tus malditas hombreras de Adrian. ¡Apestan!’. Y rompió el vestido desde el cuello  
hasta el dobladillo. ‘Mr. Curtiz’, sollocé, ‘He comprado este vestido esta mañana por dos dólares y  
noventa y ocho centavos, no tiene hombreras’, y corrí hacia mi vestuario llorando. El ayudante de  
dirección me siguió. ‘No dejes que te haga daño, Joan. Ésta es la forma en que le gusta comenzar una  
película, y te crucificará si le dejas. No le dejes’. Una actriz amiga me contó lo mismo, que acababa  
de terminar una película con Curtiz y tenía los nervios destrozados.» 
No habrá más roces durante el rodaje y Curtiz quedará tan encantado con el trabajo de una mujer a  
la que consideraba como una “reliquia” antes de coincidir con ella, que al terminar la fiesta de cierre  
de rodaje, se dirigió al equipo y dijo: «Cuando acepté dirigir a Miss Crawford creí que iba a ser  
obcecada como una mula y me convencí de ser muy duro con ella. Ahora que me he dado cuenta de  
lo dulce que es, y cuan talentosa y profesional es, retiro incluso el haber pensado esas cosas.  
Crawford le respondió agradecida con el regalo de un par de hombreras gigantes de Adrian. Tal y  
como recordará, «es un genio de la dirección, pero tienes que ser un maestro de la comedia para  
llevarte bien con él». La actriz, le deberá no sólo los reconocimientos profesionales que se avecinan  
sino el renacimiento de su carrera hasta que el tiempo la reduzca a producciones menores. Años  
después le definirá como «uno de los cuatro verdaderos grandes directores con los que trabajé».

"Míldred Pierce" fue titulada en España "Alma en suplicio" y en Argentina "Abnegación de mujer".
Joan Crawford ganó el Oscar a la Mejor Actriz de 1945 por interpretar a esta madre de clase media  
que intenta ganarse la vida en plena depresión de los años treinta, tras ser abandonada por un marido  
arruinado, que deja en sus manos a dos hijas. Tras mucho buscar, por fin encuentra un trabajo como  
camarera, aunque sienta que no es un trabajo acorde con su posición social (al menos la que ella  
desea), por lo que se lo oculta a su orgullosa hija adolescente, Veda. 
Ficha técnica 
País(es) Estados Unidos Año 1945 Duración 109 minutos. Productora Warner Bros. Dirección  
Michael Curtiz Guión Ranald MacDougall y Catherine Turney
Música Max Steiner Fotografía Ernest Haller 
Reparto Joan Crawford, Jack Carson, Ann Blyth, Zachary Scott, Eve Arden, Bruce Bennett, Veda  
Ann Borg, George Tobias.