Entrevista concedida a Diario 16 antes del rodaje P: Cómo te sientes? R: Eufórico por la idea de rodar de nuevo, y catatónico ante la incertidumbre del resultado. P: ¿El éxito de Mujeres al borde de un ataque de nervios no te ha dado más confianza en ti mismo? R: No. Me siento igual que cuando rodaba Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, con la misma excitación y el mismo miedo. Si acaso soy más consciente de los riesgos. No creo que exista director en el mundo que se enfrente a un rodaje con la seguridad de que le va a salir una obra maestra, la aventura consiste en intentarlo y en vivir cada momento del intento. P: Desde el rodaje de Mujeres al borde de un ataque de nervios hasta ahora han pasado muchas cosas en tu vida, resulta difícil creer que nada de eso te ha cambiado. R: A mí también me emociona cuando veo el triunfo de un deportista español. Como toda España, yo también lloré viendo ganar a la pequeña Arantxa Sánchez Vicario. Pero el cine, desgraciadamente, no es como el deporte, el esfuerzo no lo haces frente el público. Cuando te llega la hora de competir, no puedes hacer nada, la película ya está terminada, no depende de ti, no está en tu mano provocar un milagro, y eso hace que la experiencia de recibir un premio cinematográfico consista en ponerme muy nervioso. La sensación de oír la candidatura segundos antes de anunciar el ganador es de una violencia similar a la de la ruleta rusa. P: ¿No te pesa un poco estar obligado a ir de ganador? R: Disfrutaba mucho más cuando iba de underground a secciones donde no competías y la voz la tenía el público pero, desgraciadamente, ya no me consideran underground. A lo mejor me ha cambiado y yo no me doy cuenta, pero en lo esencial yo me siento igual que al principio, muy contento de hacer otra película. El éxito te vampiriza tanto que a veces tenía la impresión de que no iba a volver a rodar y que estaría condenado a viajar sin parar toda la vida. P: Las azafatas también viajan mucho, pero no suelen conocer a Jane Fonda, Billy Wilder o Madonna. R: Será porque no se lo proponen, en Hollywood la gente es muy accesible. P: No lo dudo, pero reconoce que tus viajes no se parecen a los que hace el personal de Iberia… R: Seguro, y supongo que, cuando dentro de unos años me ponga a pensar en ello, los encontraré fascinantes, pero llega un momento que lo que te apetece es oír en vez de hablar, mirar en vez de ser mirado, quedarte en casa viendo la televisión o cotilleando con amigos, en vez de hacer y deshacer maletas. P: Pues para los que nos quedábamos aquí, condenados a ver la televisión o cotillear con amigos, nos emocionaba mucho ver cómo recogías premios y agasajos por todo el mundo. P: ¿En qué crees que se basa tu éxito creciente? R: No lo sé, probablemente yo sea el que menos se entere. P: Pero el espectador se siente cada vez más identificado con tus películas, eso sí lo habrás notado. R: Supongo que yo he ido creciendo con este país, evolucionando al ritmo de los tiempos. En los años setenta pesaba 70 kilos, en los años ochenta pesaba 80, y ahora estoy al borde de los 90… P: ¿A cuál de tus facetas pertenece Átame!? R: Será una película dura y romántica, más en la línea de ¿Qué he hecho yo para merecer esto!! y La ley del deseo que en la de Mujeres al borde de un ataque de nervios, pero siempre con humor. Como siempre, será una película urbana, con personajes muy marginales y muy vivos que luchan por sobrevivir y se refugian en el amor como principal terapia.