El interés por el caso de la veinteañera aparecida muerta en 1953, en una playa del pequeño pueblo de Torvaianica llegó a tal nivel, que, un año después la gente comenzó a acudir a la localidad costera. A partir de las diez de la mañana empezaban a llegar vehículos. Según publicó la revista L'Europeo: “Familias completas invaden la playa cargadas con bolsas y paquetes llenos de comida para almorzar bajo el sol. El rústico crucifijo de madera improvisado donde reposaba el cuerpo de Wilma Montesi ya no está allí. Las olas se lo llevaron hace ya tiempo. Los vecinos se han visto obligados a responder decenas de veces a las mis-mas preguntas: «¿Fue aquí donde la encontraron? ¿Y cómo estaba ella exactamente? ¿Es verdad que no parecía que estuviese muerta, sino dormida solamente?» Los únicos decepcionados son aquellos que preguntan «¿Y las orgías? ¿Dónde montaban las orgías?» Por su parte, la revista Oggi escribía: “El caso Montesi se ha convertido en la más colosal novela cómica jamás escrita, una novela que despierta pasiones entre costureras y profesores universitarios, entre mecanógrafas e intelectuales. Una historia simple, un hecho banal en el mundo del crimen se ha convertido en algo de enormes proporciones y ha puesto a todo el país patas arriba, dando origen a una masiva ola de malsana curiosidad, ofreciéndoles, además, a los comunistas un pretexto para acusar al Gobierno, a la Democracia Cristiana, al Vaticano, a toda la clase dirigente y a toda la burguesía.” Aquella misteriosa muerte disparó la imaginación pública hasta límites desconocidos.