E 1963 di mis primeros pasos en el mundo del cine descargando media tonelada de carbón en el sótano de una filmoteca yugoslava. Había que descargar dos toneladas y media de carbón para caldear el templo del arte cinematográfico. I'asa, Njego, Truman y yo nos ocupamos de la tarea. Aunque Pasa era el más fuerte, fue el que trabajó menos, lo que no le impidió llevarse la parte más sustanciosa de nuestro sueldo común. Sorprendido, le pregunté a mi padre cómo era posible. —Es la ley de la naturaleza —me explicó—. El pez grande se come al pequeño. Hijo mío, a eso lo llaman darwinismo. Tras haber cobrado, Pasa, Truman y Njego fueron a jugar al póquer, mientras que yo me quedé en la filmoteca para ver la película UAtalante, de Jean Vigo. Como me senté en primera fila, volví a casa con una terrible tortícolis. —¿Qué te pasa? —me preguntó mi madre preocupada. Yo pensaba en Michel Simón mostrando una foto de una mujer desnuda a la actriz principal, en la bodega del barco, i diciéndole: —¡Soy yo cuando era pequeño!