“la película se iba a llamar “Cabaretera”, que era como decir puta, pero al final no pudo ser. Aun así se enteraron todas las putas de Madrid y España y hubo que poner en el cine una sesión especial a las cuatro de la tarde para que ellas, que eran gente de la noche, pudiesen asistir antes de entregarse a sus quehaceres. Mi madre iba con Toñi y se ponía en la cola de la taquilla entre ellas por que era incapaz de decir soy la madre de Sara Montiel y le decía a Toñi: -Somos un público sólo de mujeres. Pero qué señoras tan raras ¿verdad?-. Hasta que se enteró de su profesión y entonces comprendió todo”.