Las imágenes de la comida de cordell Drive estaban previstas, como también lo estaba —además de pensada y planificada— la difusión y, consiguientemente, la transcendencia histórica de la reunión. ¿Por quién? No cabe duda: por George cukor, el gran muñidor y anfitrión de la velada, el hombre implicado en tareas de relaciones públicas y activismo de la Academia de cine de Hollywood, el habitual aglutinador de celebridades y, en definitiva, el propietario de la casa en cuya intimidad y con su permiso iban a entrar las cámaras. Las cámaras, y también el cronista autorizado y elegido (por cukor, sin duda) para dar cumplida cuenta, y en exclusiva, del histórico evento. Cukor urdió la presencia en su casa de Marv Newton y del periodista y crítico de cine charles Champlin, dos primeras figuras de sus respectivas especialidades. Desde 1971, y por tanto en las fechas de la comida, Champlin presentaba Film Odyssey en la PBs (Public Broadcasting service), la televisión pública de Estados Unidos, un programa de cine en el que introducía la proyección de una película clásica y entrevistaba a su director. En ese programa, Champlin emitió, por lo menos, una película de Luis Buñuel, Los olvidados. Es importante subrayar la presencia de estos dos personajes, Newton y Champlin, en el almuerzo de cordell Drive, no solo por su relevancia artística e intelectual, respectivamente, sino por ser un síntoma más de la cuidadosa planificación de George Cukor, tal vez al servicio de una determinación superior en la Academia. charles chaplin estaba allí —fue convocado— para dar cuenta públicamente del acontecimiento y asegurar su perdurabilidad. Él fue quien publicó, con la foto de familia de Marv Newton, una crónica de la comida el 20 de noviembre de 1972 en Los Ángeles Times. ¡Un scoop envidiable! El título: «Gathering of Giants Fetes spain´s Bunuel». Algo así como: «Una reunión de gigantes agasaja al español Bunuel». Bunuel (sic), así, sin eñe. La crónica de chaplin, recogida por Fernando Gabriel Martín en su imprescindible y documentadísimo libro El ermitaño errante. Buñuel en Estados Unidos, aporta detalles que ni Buñuel ni Carrière recogieron después. Hitchcock dijo: «El gran enemigo de la buena comida y el vino es la conversación ». Wilder y Wise bromearon al alimón sobre el suntuoso confort de la reunión: «creo que debemos aclarar al sr. Buñuel que nosotros almorzamos así todos los días y discutimos de cine», dijo Wilder, antes de añadir: «Y siempre con cuatro sirvientes». A lo que Wise apostilló: «Naturalmente». cuatro sirvientes. Wilder, en nombre de los presentes, afirmó sobre Buñuel, que todos estaban «muy halagados y felices por verle aquí y le respondemos como un verdadero artista». siguiendo a Champlin, a través de Fernando Gabriel Martín, se conoce otra versión de la literalidad del brindis de George stevens, que habría dicho: «Las artes son el único medio de masas internacional y cuando nos encontramos como directores y actores, nos encontramos como hermanos». A lo que Buñuel habría respondido: «somos todos hermanos en oposición a ideologías como el nazismo, donde los hombres no son libres», palabras que todos reafirmaron. Champlin también consigna la reacción emocional del momento de Buñuel: «casi con lágrimas en los ojos, dijo al grupo que nada remotamente parecido le había ocurrido en su vida en el cine». sin embargo, y según Fernando Gabriel Martín —que entrevistó al escritor español exiliado—, horas después, Buñuel dijo a su amigo José Rubia que todo le había parecido «absurdo y ridículo». Champlin volvió a publicar otro artículo sobre Buñuel, el 3 de diciembre de 1972, en Los Ángeles Times («Bunuel in Hollywood- star Billing after 27 Years»), en el que desvelaba una reacción del aragonés cuando el propio Champlin le mostró una crítica muy favorable a El discreto encanto de la burguesía aparecida en una publicación católica estadounidense (Catholic Film Newsletter). Buñuel dijo: «He fracasado». E inmediatamente rectificó: «No, estoy muy conmovido, me ruboriza».