el encargado de la redacción del primer borrador del guión de Los soprano en llegar a los EMI fue James Manos. Manos era un tipo poco corriente, un fumador compulsivo con cierta tendencia a la agorafobia. «Probablemente tengo pánico a morir aplastado», dijo. Esto hacía que los Emmy fueran estresantes en cualquier circunstancia y especialmente insoportables. El hecho de que en aquella época Manos estuviera casado con su segunda mujer, Hilila Starck, que algunas semanas antes había ganado un Emmy por el diseño de producción de la película de la HBO The Rat Pack en una ceremonia no televisada, hizo aumentar la tensión. «Teníamos una relación muy competitiva», dijo. «Sabía que si no ganaba, quedaría mal en casa.» «Así que ahí estábamos, rodeados de todos aquellos famosos, y me puse muy tenso», continuó. «Pensaba que tenía tiempo de sobras para salir a que me diera un poco el aire, fumar un cigarrillo y calmarme. Así que me fui. Entonces, me encontré a uno, a otro, nos pusimos a hablar... y entonces recuerdo que sonó el teléfono y era mi madre que estaba en Brooklyn viendo el programa preguntándome: "¿Dónde estás?".» Chase, solo en el escenario, preguntó: «¿Dónde está Manos? Estaba sentado a mi lado». Aunque no subiera al escenario, a Manos el premio le benefició mucho; pasó a escribir guiones para The Shield y creó el episodio piloto de Dexter, durante el cual conoció también a su futura esposa, la actriz Lauren Vélez. Su principal recuerdo de los Emmy de 1999, sin embargo, son los gritos de un productor que se preguntaba dónde diablos se había metido y luego estar en el escenario junto a Helen Mirren para una foto de grupo con los ganadores de la noche. Al mirarla, vio un hilillo de sangre que le corría por la espalda. Había sido apuñalada por las afiladas alas de la estatuilla de los Emmy. «Pensé: "Vaya jodida metáfora"», dijo.