PRÓLOGO Las bibliotecas, o colecciones de conocimiento escrito, son la memoria colectiva de la raza humana. La historia de las bibliotecas es la saga de aquello que nuestros predecesores consideraron que era lo bastante importante como para ser puesto por escrito y preservado con vistas a informar o ilustrar a futuros lectores. Por este motivo todas las bibliotecas son actos de fe; fe en que las generaciones futuras utilizarán el contenido de las mismas. El registro de los logros culturales humanos se realiza principalmente por escrito y mediante gráficos preservados para las generaciones venideras. Los archivos y las bibliotecas nos permiten comprender nuestros monumentos y artefactos e interpretar su contenido y el contexto en el cual llegaron a existir. La historia de las bibliotecas es una historia cultural universal, vista a través de unas gafas cuyos lentes tienen el color de esas mismas bibliotecas. La presente obra es una breve historia que sirve de modesta introducción a la historia humana en relación con el registro transmitido de la civilización. Esta obra, que comienza con los orígenes de la escritura y los resultantes primeros documentos y libros, resume vastos períodos de tiempo y múltiples tradiciones regionales y nacionales, para terminar con la globalización de las fuentes de información. Los pasos que estamos dando actualmente hacia una información electrónica accesible son una extensión de la tarea clásica de la biblioteca: reunir materiales y lectores, no solo por mero placer, sino como un modo de producir más conocimiento todavía. Tras un capítulo dedicado a las bibliotecas de la Antigüedad, la investigación continúa con un equilibrado tratamiento del desarrollo de las bibliotecas en el mundo hasta mediados del segundo milenio. A partir de entonces, siguiendo el esquema utilizado por otros muchos historiadores de las bibliotecas, la narración combina un tratamiento cronológico con relevantes cuestiones continentales y nacionales. El énfasis recae en las bibliotecas norteamericanas, pero pocas del resto del mundo quedan fuera. En Europa y los Estados Unidos predominan las bibliotecas de todo tipo con buenos presupuestos, y especialmente interesante resulta la aparición de las bibliotecas públicas, que proporcionan libros y documentos audiovisuales del gusto de todos los niveles de la sociedad. El libro termina con unas breves descripciones de un buen grupo de bibliotecas notables y representativas (en total más de cincuenta). Narrar la fascinante historia de la producción, transmisión, preservación, organización y utilización del conocimiento humano acumulado —y hacerlo con un estilo que resulte atractivo para la gran mayoría de los lectores— es tanto un desafío como una tarea que merece la pena emprender. Todos —desde los historiadores de las bibliotecas hasta los estudiosos de la cultura, pasando por el público general y los lectores jóvenes— tendrán algo que decir sobre qué debería haberse incluido u omitido. En modo alguno tienen los bibliotecarios un pensamiento único, ¡no cabe la menor duda!; pero el esfuerzo de contar esta historia, por breve e incluso idiosincrásica que sea, merece la pena. Varios tipos de lectores encontrarán útil esta obra. Están los usuarios de bibliotecas, que sentirán curiosidad por saber cómo llegaron a formarse algunas colecciones y cómo evolucionaron a lo largo de la historia. Otros encontrarán en el libro un estímulo para ponerse a leer y aprender más sobre las bibliotecas. Por último, es muy posible que haya lectores y amantes de las bibliotecas a quienes el texto y las ilustraciones animen a visitar algunas de las instituciones mencionadas en este breve recorrido por su historia. Cualquiera que sea el punto de vista con el cual el lector se acerque al libro y cualquiera que sea el propósito para el que lo utilice, quienes se sientan atraídos por él coincidirán al menos en una cosa: las bibliotecas nos recuerdan nuestra humanidad, preservan nuestro legado como especie y nos proporcionan los sillares intelectuales con los que construir el futuro. Donald G. Davis, Jr., Catedrático emérito de Historia de las Bibliotecas