No es fácil señalar de donde viene el respeto por los duros, pero es muy viejo. Los espartanos de la antígua Laconia griega eran respetados ya por eso, y creeme, no hay por donde agarrarlos en lo que a humanidad se refiere. En el cine hay muchos, Wayne posiblemente el primero. Y entre sus personajes este de Ethan sobresale.
"Centauros del desierto", es la película de John Ford más sofisticada y emotivamente compleja, así que le he escrito a mi tío en busca de posición.
“Querido sobrino:
En el año 1974 un historiador cinematográfico, Brian Huberman, quiso alabar la interpretación de Wayne diciéndole: «Ese papel de villano era fantástico”. Wayne puso cara de perro furibundo en vez de sentirse alagado.
«No era un villano –dijo, apretando los dientes–. Era un hombre coherente con su época. Los indios se follaron a su mujer [sic]. ¿Qué habría hecho usted?».
Este error sobre el parentesco entre el personaje de Wayne y su cuñada, llamándola su mujer, es freudiano y revelador, aunque no queda claro si estaba pensando en Martha o en Debbie, o en ambas, como su «mujer». Este desliz psicológico da una idea de lo que Wayne pudo haber experimentado al interpretar a Ethan, que lucha contra sus sentimientos adúlteros hacia la mujer de su hermano y se siente consumido por la rabia que le causa el secuestro y la posesión sexual de su sobrina por parte de su álter ego indio, Cicatriz. Si consideramos la idea de que Debbie podría ser la “hija” de Ethan y Martha, las connotaciones incestuosas se multiplican. La identificación de Wayne con el horror de Ethan ante la violación interracial es tan intensa que le lleva a tergiversar la narración, elevando los sentimientos prohibidos a lo que él considera acciones justificables. Revela aceptación de que el objeto no sea el rescate sino la muerte: una frenética odisea de venganza. «Me gustaba, y me gustaba interpretarlo», declaró inequívocamente en una entrevista de 1975. Wayne incluso bautizó a su hijo pequeño John Ethan en honor al personaje.”
“Centauros del desierto” surgió en un momento en que los westerns no estaban ya de moda entre la crítica “seria” y no fue demasiado bien recibida. Pero su reputación ha crecido con los años y cineastas como Scorsese, Tarantino, Spielberg y Lucas la defienden hoy como una de las obras mayores del cine usamericano. John Wayne la consideraba el mejor western de John Ford.
Por eso hoy los guías navajos de Monument Valley enseñan a los psicos de este director y del western la zona de rodaje. En realidad sólo quedan unas pocas ruinas de la casa que quemó, lo dejaron todo hecho un desastre, pero los más psicos intentan recoger y llevarse algún trozo de madera y de ladrillos artificiales carbonizados.
El director de fotografía, que hizo las cuatro películas en color más hermosas de Ford, no entraba en el grupo de los que le llamaban “papi” y lo reverenciaban. Cree que Ford no era tan bueno como él sacando grandeza de los paisajes, sus directrices visuales eran, normalmente, bruscas e imprecisas, pero se dio cuenta enseguida que, cuando había ordenado dónde colocar la cámara, sabía cómo quedaría la toma.
Fijate diario, en el grupo familiar en el porche en la primera escena, como van colocándose en su sitio con una fluidez natural, sin ningún esfuerzo, y con movimientos elegantes. Ahí está el genio de Ford.
La película se ha desmenuzado casi secuencia por secuencia en los más de cincuenta años pasados, y por subrayarte otra secuencia, observa la de la cacería de búfalos. la escena se rodó en el Parque Nacional de la Isla de Elk, en Edmonton (Alberta). Algunos búfalos fueron abatidos de verdad ante las cámaras, aunque lo hicieron guardas del coto, como parte de la criba regular de la manada.
Wayne tenía una resaca de órdago cuando se rodó la secuencia final, y eso que ya era última hora de la tarde. Eso explica los movimientos algo torpes e inseguros, muy apropiados para el personaje al final de lo que Ford llamaba la «tragedia de un solitario». Pero tuvo un gesto que según unos fue una improvisación, y según otros un homenaje acordado con Ford. Se agarra el brazo derecho con el izquierdo. Wayne lo hace mientras está de pie en el umbral de la puerta, un homenaje a su ídolo, Harry Carey, el “Wayne” de Ford en sus primeras películas del Oeste, todavía mudo.
Aunque el público no respondió como esperaba el equípo, “Centauros del desierto” recibió grandes alabanzas de algunos críticos americanos. El “Hollywood Reporter” afirmó que «indudablemente, es uno de los westerns más grandiosos jamás realizados». La revista “Look” publicó un gran despliegue de fotografías de Centauros del desierto, incluidas algunas ampliaciones de sus planos más memorables, y definió la película como «una Odisea homérica [...] un western a lo grande, el más grandioso desde “Raíces profundas”. Pero otros no entendieron los motívos del carácter del personaje, no sabían qué pensar del hecho de que Ethan fuera «un inequívoco neurótico, devorado por un odio irracional hacia los indios». La búsqueda de su sobrina les parece estar menos inspirada por el amor o el honor que por el deseo obsesivo de conducirla a la muerte, por ser una criatura contaminada. ¿Qué clase de director es Ford, con un héroe como éste?.
Pues aquí tienes un viaje para conocerle. Pero en todo caso una persona que, cuando el productor de “Centauros” se alarmó al enterarse de que había sido picado por un escorpión, mereció este comentario de Wayne: “John está perfectamente; el que ha muerto ha sido el escorpión.”
Si escuchas y ves estos dos reportajes, y luego la peli, puedes montar un colaforum en la oficina del paro…. ¿O es que Ford va a ser el único escorpión?
La película puedes verla esta noche a partir de las 22:00 en el canal TCM (dial 46 de Digital +).
Estupendo reportaje para este conradiano descenso a los infiernos del alma humana. Sólo recordar que es uno de los pocos casos en que el título español es más adecuado y poético que el original en inglés: "The Searchers" (Los Buscadores).
“El gatopardo” de Luchino Visconti fue estrenada en Roma el 27 de marzo de 1963, hace por tanto más de 60 años, una de las obras capitales del director desde el punto de vista artístico y claro ejemplo de su perfeccionismo. Semanas después ganaría la Palma de Oro del Festival de Cannes convirtiéndose en un título que supo retratar como pocos no sólo la exquisitez y la decadencia del ambiente que pretendía retratar sino también la propia condición humana.
El pasado 10 de abril de 2023 se cumplieron 25 años del Acuerdo de Viernes Santo, o de Belfast, que fue firmado por los gobiernos británico e irlandés y que fue aceptado por la mayoría de los partidos políticos norirlandeses para poner fin al conflicto de Irlanda del Norte. Dicho acuerdo también fue refrendado por el pueblo de Irlanda del Norte y la República de Irlanda. El conflicto norirlandés enfrentó a los unionistas, de religión protestante, que querían mantener sus lazos con Gran Bretaña, con los republicanos irlandeses, en su mayoría católicos, que querían integrarse en la República de Irlanda con la que de manera mayoritaria comparten religión.
El gran estreno de esta semana es la miniserie documental “Silencio en plató: El lado oscuro de la televisión infantil” que expone los abusos sexuales cometidos en la factoría Nickelodeon, eso nos lleva a dedicar nuestros clásicos y joyas a un tema que desgraciadamente sigue siendo tabú.
En el programa de esta semana celebramos con Mary Carmen Rodríguez (también editora del podcast) los 50 años de "La conversación", la primera de las dos Palmas de Oro de Francis Ford Coppola que es todo un ejercicio de precisión quirúrgica a la hora de sustentar la tensión del thriller setentero. Alice Rohrwacher estrena "La quimera" y ello nos lleva a repasar un universo ya imprescindible en el cine contemporáneo lleno de referencias y simbolismos pero también de reivindicación, rebeldía y libertad creativa. In Memoriam dedicado a Jaime de Armiñán, un grande del cine español quizá algo infravalorado, las apuestas de Colgados de la plataforma y la crítica de las favoritas "HLM pussy" y "Pájaros". ¡Muchas gracias por escucharnos!
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