"Azor"
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La web oficial.
El argumento: Yvan De Wiel, un banquero privado de Ginebra, viaja a Argentina en plena dictadura para sustituir a su socio, objeto de los más inquietantes rumores, y desaparecido de la noche a la mañana.
Conviene ver: “Azor” es una propuesta sugerente y perturbadora que se adentra en un banquero suizo que tiene que viajar junto a su mujer a la Argentina de la década de los 80 con el fin de descubrir que ha pasado con su socio. Una cinta rodada con empaque y serenidad, algo sorprendente para ser una ópera prima. Lo mejor es esa atmósfera que se consigue entremezclando lo perturbador del mundo y los intereses de las altas finanzas con la realidad de un país en plena época de desapariciones e inestabilidad social. Un ambiente que el director conoce bien al ser nieto de diplomático y banquero suizo lo que se nota en el lenguaje y en las relaciones de estos personajes en una historia que se adentra en la complicidad de las instituciones financieras suizas con el régimen en un país que actúa como un elemento represor lleno de sombras y de cadáveres en los armarios. “Azor” no tira de efectismos sino de diálogos afinados, misterios entre las sombras y una sobriedad intrigante en un descenso a los bajos fondos morales de la corrupción en el que la condición humana queda a merced del poder y de la miserabilidad de los personajes que pueblan este enjambre en el que cada uno quiere sacar su tajada no teniendo ningún escrúpulo en eliminar el obstáculo que no haga encajar el puzzle en el que el dinero y el poder lo es todo y en el que, una vez en esa red, uno no puede pretender eximirse de responsabilidades al formar parte de la cadena. Intensa y nada complaciente en un ambiente malsano lleno de miradas y silencios, con una tensión latente, a la hora de mostrar la podredumbre de las cloacas del poder en la que banqueros poderosos y altos mandos militares conviven y marcan su ley aprovechándose del miedo y la pobreza del ciudadano y del hecho de que todo vale en pro de los intereses de los que mandan. Lo de siempre pero narrado y mostrado con agudeza y clarividencia con un director a seguir en cuenta y que, en parte, hace una buena sesión doble con la siempre reivindicable “Rojo” (2018).
Conviene saber: La cinta está dirigida por Andreas Fontana.
La crítica le da un SEIS
