Cine en serie “Run”, la vida no es siempre color de rosa
Querido Teo:
La televisión británica tiene por costumbre no competir con la americana en términos de glamour, acción y escenarios perfectos, en parte porque en cuestión de presupuestos las comparaciones suelen ser odiosas, y en parte porque ellos dominan otro tipo de estilo, más realista y “sucio”, con protagonistas que fácilmente podrían ser nuestros vecinos y que comparten una vida difícil en la que nada es como lo habían planeado. “Run” es una miniserie que nos muestra cuatro historias relacionadas entre sí pero con protagonistas muy diferentes.
En el primer episodio conoceremos a Carol, una madre separada rondando los cuarenta que trabaja de reponedora en una gran superficie, y que tiene que cargar con sus dos hijos, un par de vagos y maleantes que acabarán por cometer una estupidez que pondrá a su madre contra las cuerdas, obligándola a decidir entre protegerles o delatarles. Supongo que con esto ya es suficiente para ponernos en situación, Beverly Hills no es que quede muy lejos, es que está en otro planeta.
Las otras tres historias nos presentan a otros tres personajes que viven “en la frontera”, esa parte de la sociedad que nos esforzamos en ignorar pero que no podemos negar que está ahí: La inmigrante china que se ve obligada a vender DVDs pirateados para pagar su deuda con el jefe de la mafia local, un sin techo y adicto a las drogas que se esfuerza por rehabilitarse para poder volver a ver a su hija, y una mujer que forma parte de una red de matrimonios de conveniencia para obtener permisos de residencia.
Son situaciones que nos rodean a diario, nada descabelladas y que pocas veces tocan nuestras pantallas, pero que si tenemos que elegir a quien nos la cuente, siempre es buena idea confiar en el buen hacer británico para este tipo de trabajos. Las historias son duras pero no forzadas, y tampoco caen en la lágrima fácil o en el final feliz donde todo se arregla y todos acaban felices y contentos. La vida en general no es así, y tampoco lo es esta historia.
Los cuatro personajes están relacionados entre sí pero no interactúan entre ellos más que en un par de escenas, en lugar de eso la narrativa se centra en las consecuencias que los actos de unos tienen en el resto, aunque a veces no sean conscientes ni siquiera de la existencia de los otros protagonistas. También está presente en todas estas historias el debate entre hacer lo correcto y hacer lo que más le conviene a uno mismo, algo que para cada uno de estos protagonistas toma una forma diferente.
Como protagonistas conocidos, tenemos a la ganadora de dos Bafta este año Olivia Colman en el papel de Carol, que tiene algunos momentos brillantes en los que podemos ver poco a poco cómo va tomando forma su decisión, sin necesidad de monólogos internos o de las excesivas explicaciones que muchas veces plagan los guiones americanos. Su marido también nos resultará familiar aunque le falte la chaqueta amarilla, me refiero a Neil Maskell, al que vimos en “Utopía” en el papel del perturbado (y perturbador) Arby.
En el resto de episodios tenemos a Katie Leung, a quien los fans de Harry Potter sin duda reconocerán, que interpreta a Ying en un papel muy diferente al de la saga del mago. Lennie James (“Jericho”, “The walking dead”) es Richard, un personaje al que todos han dado de lado y que tiene tendencia a estar en el momento erróneo en el lugar equivocado. En el último episodio la alemana Katharina Schüttler da vida a Kasia, una inocente inmigrante polaca que poco a poco tendrá que ir madurando y tomar las riendas de su situación.
Cada uno de los episodios se centra en uno de los protagonistas, y puede ser visto de forma independiente al resto, aunque los breves momentos de interconexión entre todos ellos ayudan a esta miniserie a dar un sentido de unidad a la trama, a que entendamos que nuestros actos afectan a otros, incluso cuando no conocemos a esos otros.
Atentamente.
Profesor Falken