Cine en serie: "Blackout", el Apocalipsis eléctrico

Cine en serie: "Blackout", el Apocalipsis eléctrico

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Querido Teo:

La cadena británica Channel 4 nos ha venido dando estos últimos años muchos motivos para estar pendientes de ellos cada vez que ofrecen una nueva producción. Ya te he hablado de "Dates", "Utopía", "Black mirror"... series que han tenido un gran éxito de público y crítica, y que se han atrevido a hacer algo un poco diferente y original. En esta ocasión exploran uno de esos escenarios que llevan a sus protagonistas al límite y con los que tanto nos gusta teorizar, un apagón eléctrico que se prolonga durante días.

Antes de nada, conviene aclarar desde el principio que en realidad “Blackout” no es una serie, ya que carece de una estructura de episodios, pero olvidemos estos detalles y fijémonos en qué nos ofrece esta producción de Channel 4. La premisa es la siguiente, un grupo de hackers consigue infiltrarse en el sistema eléctrico inglés, sobrecargando la red y provocando un apagón a nivel nacional sin una fecha concreta para la vuelta a la normalidad.

“Blackout” toma este punto de partida para contarnos la experiencia de varios protagonistas, sin ninguna relación entre ellos, a través de los días que siguen al apagón. No sólo eso, sino que los propios protagonistas toman el control de la cámara, de modo que la mayor parte de la acción la veremos a través de grabaciones hechas con teléfonos móviles y cámaras de mano. El equipo de producción aprovecha también imágenes de dominio público para ambientar la acción.

Aquí no vamos a tener a ningún agente especial intentando resolver el misterio de quién ha provocado el apagón, sino de cómo va afectando a la gente normal y corriente, en especial cuando van pasando los días y los efectos del apagón van alcanzando aspectos de nuestra vida diaria en los que no habíamos reparado. En “Blackout”, de vez en cuando, se nos muestran datos referentes a lo que ciertos servicios públicos pueden funcionar sin electricidad, como las bombas de distribución de agua o las de las gasolineras. Y son estas carencias las que provocan los mayores problemas a nuestros protagonistas.

Tenemos por un lado a una madre con su hija, intentando viajar hasta el pueblo donde vive su madre, de la que obviamente no tiene noticias ya que el servicio de teléfono ha dejado de funcionar. De camino descubrirán varias cosas, entre ellas que los localizadores que llevan los presos en el tobillo dejan de funcionar pasados un par de días, y hasta aquí puedo contar.

Otros protagonistas son una familia de lo que los anglosajones llaman “survivalists”, expertos en técnicas de supervivencia que invierten buena parte de su tiempo y dinero preparándose precisamente para estos escenarios. ¿Qué problema puede tener una persona así cuando se va la luz durante unos días? Muy sencillo, sus vecinos saben perfectamente lo que guarda meticulosamente en su despensa, y es sólo cuestión de tiempo que alguien se presente en su puerta pidiendo ayuda, ya sea por las buenas o por las malas.

Entre historia e historia veremos imágenes de los efectos del apagón a una escala mayor, con atascos kilométricos, grupos de gente desvalijando tiendas, los esfuerzos de la policía para mantener el orden, e incluso al primer ministro Cameron organizando el gabinete de crisis. Haciendo un uso muy hábil de vídeos grabados durante disturbios callejeros, y de imágenes de archivo del primer ministro durante crisis reales se da una mayor sensación de realismo, tanto que algunos televidentes llegaron a creerse que lo que estaban viendo era realmente un documental basado en hechos reales.

Pero, y es que en esta ocasión hay un “pero” grande, “Blackout” se queda muy corta de lo que podría haber conseguido. La idea puede no ser muy original, pero contarla desde el punto de vista de gente normal buscando sobrevivir y no de héroes aspirando a resolverlo todo nos podría haber dado una historia interesante. En lugar de eso, tenemos a algunos protagonistas que no resultan interesantes, y otros con los que una parte de nosotros sonríe cuando les pasa algo malo, porque lo estaban pidiendo a gritos.

El uso de cámaras de teléfono en este caso se convierte rápido en un abuso, y el pretendido realismo no justifica noventa minutos de manos temblorosas y una calidad de vídeo lamentable en muchas escenas. Este tipo de cámaras puede funcionar bien como apoyo al equipo de rodaje profesional, pero en ningún momento debería sustituirlo. Como consecuencia, en las escenas con algo más de acción resulta imposible ver algo en la pantalla y las escenas con poca luz son horribles. Un consejo para los directores creativos, los tiempos de la bruja de Blair pasaron ya.

El hecho de tener tres líneas argumentales independientes, además de querer mostrarnos la noticias más importantes, tampoco ayuda a “Blackout”, que acaba saltando de un sitio a otro sin mucho criterio, cortando la acción cuando se empieza a poner interesante para llevarnos a ver a personajes que no nos interesan. El problema aquí es que al no haber otros episodios en los que apoyarse, los guionistas se ven obligados a recortar en la profundidad de cada historia para podernos contar cómo terminan todas en uno solo.

En resumen, tenemos una idea con potencial pero no muy bien ejecutada, que además produce un comentario recurrente en todos los que han escrito una crítica acerca de ella: ¿Cómo aguanta la batería del móvil de esta gente durante días grabando vídeo? Sabemos que Channel 4 lo sabe hacer mejor que esto, y eso es precisamente lo que defrauda de esta producción. En cualquier caso, ahí estaremos cuando nos ofrezcan una nueva historia.

Vídeo

Atentamente.
Profesor Falken

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