Conexión Oscar 2014: Director

Conexión Oscar 2014: Director

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Querido Teo:

Gane la película que gane eso irá más que nunca desligado de la categoría de director ya que Alfonso Cuarón tiene el premio al mejor director en el bolsillo y prácticamente le da igual que la película se vaya con 5-6 Oscar o que haga pleno llevándose los 10 a los que opta. El mexicano ganará el Oscar y, aunque la Academia decidiera darnos una señal invitando a Guillermo del Toro y Alejandro González Iñarritu para que se lo entregaran, eso no haría que se acrecentara la total seguridad que tiene todo el mundo (salvo quizás Sasha Stone) de que Alfonso Cuarón saldrá del Dolby coronado como el mejor director del año. Así lo avalaran los Oscar, pero esa catalogación ya la tiene desde hace meses. Y eso que los trabajos de los demás candidatos (el dominio de Steve McQueen, la sensibilidad y profundidad de Alexander Payne, el ritmo vertiginoso de Martin Scorsese y el toque resultón de David O. Russell) merecen también su reconocimiento, pero ninguno logra lo que hace Cuarón que ha dado un paso más a la hora de concebir la experiencia del cine en las salas.

Los candidatos

Alfonso Cuarón (Gravity)

Tiene 52 años y llega a las seis nominaciones al estar nominado como productor, director y montador de “Gravity”. Anteriormente fue candidato en la categoría de guión original por “Y tu mamá también” en 2003 y en el apartado de guión adaptado y montaje por “Hijos de los hombres” en 2007. “Gravity” es una película revolucionaria y destinada a marcar un antes y un después en la Historia del cine, ante todo una experiencia más que catalogarla dentro de un género. Revolucionaria por un uso del 3D claramente justificado en esta intensa odisea espacial a la deriva. Alfonso Cuarón vuelve a triunfar a la hora de diseñar un universo fascinante e hipnótico que queda por encima de la historia. Y es que la trama es lo de menos ante este espectáculo vibrante y que deja al espectador asfixiado y con el corazón en un puño tras una hora y media apabullante visualmente en el que cada tornillo suelto, llamarada o reflejo es tratado de manera minuciosa y artesanal. La inmensidad y profundidad del espacio se presenta luminosa y rica en detalles mientras los dos protagonistas se encuentran perdidos a merced de todos los acontecimientos posibles en esas circunstancias, y que van desde las temperaturas extremas, la ingravidez, la falta de oxígeno, o la basura espacial que orbita la Tierra y que furibundamente pueden acabar con ellos en cualquier momento. Es una película que tiene desde la vertiente de la lucha por la supervivencia hasta la meramente contemplativa y reflexiva. En las dos cumple con sobresaliente. Cuarón no renuncia tampoco a la acción palomitera, pero sobredimensiona su figura como director añadiendo grandeza al conjunto (difícil encontrar en los últimos años un trabajo de dirección tan perfecto) aunque tenga que sacrificar la narración de la historia (que es estática y simple pero efectiva) y el tecnicismo astronómico para definir un acabado más accesible y sencillo jugando con el atractivo que para todos los mortales tiene el espacio. Un trabajo soberbio y que terminará estudiándose en las escuelas de cine orquestando en una sinfonía que nunca desentona en lo que parecía inasumible.

Steve McQueen (12 años de esclavitud)

Tiene 44 años y consigue sus dos primeras nominaciones al Oscar como productor y director de “12 años de esclavitud”. Steve McQueen ha dado el salto en el panorama cinematográfico tras ser encumbrado por la crítica con “Hunger” y “Shame”. El talento de Steve McQueen ha terminado explotando, como se esperaba, en su película más ambiciosa manteniendo su estilo seco, crudo y áspero sin renunciar a la violencia más intensa y desagradable con algunas escenas muy potentes como en la que el protagonista descubre que ha sido secuestrado, la del ahorcamiento, o la de unos latigazos en el momento final de la película que hielan la sangre, no sólo por el hecho en sí sino por lo bien que están los tres actores centrales en ese momento y el sometimiento general que sufren los esclavos tanto física como psicológicamente. Los hechos hablan por sí mismos y el director no los subraya a través de música (el trabajo de Hans Zimmer no está nunca en primer plano pero va calando en su aspereza y sobriedad acompañando bien al conjunto aunque siga repitiéndose mucho) o efectismos, incluso presenta una atmósfera bastante austera dejándolo todo a merced del dolor y el alma que dejan los actores en cada una de sus miradas y expresiones. Es una película más clásica y academicista que “Hunger” y “Shame”, evidentemente, tanto por su temática como por su época, pero el sello del director no queda prostituido o desvirtuado con el fin de agradar a la industria, aunque si es verdad que ésta impacta pero deja un poso menos duradero y reflexivo que las anteriores, quizás debido también a un guión que no sabe manejar temporalmente esas penurias ya que nunca pensaríamos que la acción abarca 12 años. McQueen consigue hacer el retrato más fiel y menos sensiblero que se ha hecho nunca en el cine de una de las lacras de la Historia de USA y completa la particular “trilogía aterradora de la maldad humana” formada por “La lista de Schindler” y “El pianista” y es que, como en aquellas, muy pocas veces se ha reflejado en fotogramas con casi vocación documental lo peor de los humanos como especie. Un retrato sin concesiones de la maldad del ser humano que engrandece el oficio de McQueen como un director que rueda como los grandes, aunque la película no ha terminado siendo esa obra maestra que se nos prometía al principio del año y McQueen ha visto como la frialdad y sequedad del conjunto le ha pasado factura en la carrera.

David O. Russell (La gran estafa americana)

Tiene 55 años y este año llega a cinco nominaciones al ser candidato por la dirección y el guión de “La gran estafa americana”. Fue candidato por la dirección de “The fighter” (2011) y por la dirección y guión de “El lado bueno de las cosas” (2013). Curiosa la evolución de David O. Russell. De ser considerado un mequetrefe tiránico y con ínfulas, que convertía los rodajes en un infierno, a alcanzar un estatus frente a los actores (más que nada interesado) de ser el mejor director con el que aliarse a la hora de estar presente en los premios. Y es que nada parecía poder indicar que el vacío y hitleriano director de cintas como “Tres reyes” o “Extrañas coincidencias” iba a tomarse un hiato que desembocaría en una actividad febril con tres películas en cuatro años que no han hecho más que reportarle candidaturas consecutivas al Oscar en película y director, así como consiguiendo 3 Oscar y 11 nominaciones para sus actores. No sabemos si habrá ido a un psicólogo para controlar sus ataques de ira furibunda y sus malas formas, pero O. Russell se ha transformado, nos guste o no, en un notable director de actores, más allá de la calidad de sus películas, y todo el mundo desea trabajar con él en Hollywood. A contrarreloj (algo que se nota en el acabado de una cinta que técnicamente llega a ser un despelote importante) ha presentado “La gran estafa americana” que ha llegado a tiempo a los Oscar de este año. La película siempre estuvo presente en la carrera y que los críticos de Nueva York la coronaran como mejor cinta del año, haya ganado 3 Globos de Oro, y que el Gremio de Actores la haya bendecido con el premio al mejor reparto le hace, en teoría, estar todavía mejor posicionada que “El lado bueno de las cosas” para poder hacer algo en la noche de los Oscar, pero la división de opiniones y la sensación de ser una cinta demasiado ligera y vacua hace que O. Russell no termine de ser tomado en serio como opción, más cuando la Academia reconoce su cine, pero más que nada por su manejo con los actores, sin premios a su trabajo personal como director y guionista. Si ya en este último campo no las tiene todas consigo, mucho menos como director aunque el dato a su favor que se lleva es que consigue uno de los mejores registros en mejor director con tres nominaciones en la categoría en sólo cuatro años, algo que ya lograron Frank Capra en dos ocasiones, Clarence Brown y Billy Wilder. William Wyler estuvo nominado cuatro años consecutivos (1940-1943).

Alexander Payne (Nebraska)

Tiene 53 años y alcanza su séptima nominación. Ganador de 2 Oscar por el guión adaptado de “Entre copas” en 2005 y “Los descendientes” en 2012, ha sido candidato por el guión adaptado de “Election” en 2000, por la dirección de “Entre copas” en 2005 y por la dirección y producción de “Los descendientes” en 2012. Sólo dos años después de “Los descendientes”, Alexander Payne presenta “Nebraska”. Una road movie de 13 millones de dólares de presupuesto protagonizada por Bruce Dern en la que da vida a un padre alcohólico y testarudo que se lanza a la carretera de Montana a Nebraska en compañía de su hijo para recoger un premio que cree equivocadamente que ha ganado a partir de una de esas engañifas tan propias del marketing y de determinadas promociones que se aprovechan de la buena fe y la desesperanza del ciudadano medio y desinformado. Una tierna historia de ambiente rural con ecos a “Una historia verdadera” de David Lynch en la que Payne vuelve a radiografiar de manera sobresaliente las relaciones personales y, sobre todo, familiares, es decir, las cosas que importan más allá del puro materialismo con el que la sociedad se ciega día a día. En definitiva, lo poco que se necesita para ser feliz y lo mucho que cuesta conseguirlo. Si en su anterior trabajo el papel de la paternidad era el leitmotiv, aquí la figura del hijo es muy importante siendo cómplice y testigo de la aventura de un padre ya cercano a la senilidad en la que se antoja como su última gran y quijotesca aventura vital llena también de amargura en el uso de su humor. Será un buen momento para recuperar la relación entre ellos y limar las asperezas que marcan la relación paterno-filial. No se puede negar que la Academia adora el trabajo de Payne, sobre todo como narrador de historias profundas, auténticas e universales, pero la impresión es que sigue siendo una opción de prestigio autoral más que de consenso ya que su cine todavía no ha sido premiado más allá de las categorías de guión. ¿Algún día veremos a una cinta de Payne ganando en película y director? Aunque nos gustaría, “Nebraska” no tiene opciones reales de lograrlo y ya sería un gran hito para ella no irse de vacío.

Martin Scorsese (El lobo de Wall Street)

Tiene 71 años y es su duodécima nominación al ser candidato como director y productor de “El lobo de Wall Street”. Ganó el Oscar al mejor director en 2007 por “Infiltrados” y ha sido candidato en esta categoría por “Toro salvaje” en 1981, “La última tentación de Cristo” en 1989, “Uno de los nuestros” en 1991, “Gangs of New York” en 2003, “El aviador” en 2005 y “La invención de Hugo” en 2012. También suma nominación como guionista por “Uno de los nuestros” en 1991 y “La edad de la inocencia” en 1994 y como productor por “La invención de Hugo” en 2012. Martin Scorsese es con 8 nominaciones el segundo director más nominado sólo por detrás de William Wyler con 12. Aquí nos reencontramos con el Scorsese más genuino y endiabladamente vigente en un conjunto con visos de esperpento, sin llegar a la parodia, en esta cinta que muestra el caos del entorno bursátil sin marear con términos económicos y, sobre todo, centrándose en el tren de vida de estos tipos y en esos sentimientos de ambición desmedida que afloran hasta en la persona más humilde y sacan el lobo estepario que llevamos dentro. El gran mérito es como a sus 71 años presenta una locura llena de ritmo y vigorosidad que, ante todo, divierte y entretiene sin ningún complejo ni reparo, lo que demuestra esa pasión por rodar que inunda los poros de su piel. Por ello, el trabajo de su montadora Thelma Schoonmaker también es titánico aunque se haya quedado incomprensiblemente sin nominación. Excesiva, alocada, frenética e intensa en esta comedia negra que deja ese poso amargo sobre los tipos que han inflado la burbuja del capitalismo, la mayoría no más que unos horteras con ínfulas, y que nos han llevado a esta situación llena de ambiciones, pufos e hipocresías morales. Un retrato de las miserias más inmorales del american dream en un carrusel de lujuria, sexo, ambición y drogas. El Scorsese de “Uno de los nuestros” y “Casino” vuelve con energía en tres horas que pasan volando aunque es verdad que son las dos primeras las que realmente hacen a esta película grande como uno de los mejores títulos en años de Scorsese. Una pena que, a pesar de todos los buenos comentarios despertados, la película quizás se ha metido de lleno en la carrera demasiado tarde, sin olvidar el recelo que pueden tener los académicos más tradicionales a todo lo que se ve en la película. En todo caso, un gran trabajo de Scorsese como director que vuelve con el mayor de los bríos y las energías acaparando nominaciones en las principales categorías de los Oscar, pero sin opción real de premio en ninguna.

El dictamen

La apuesta: Alfonso Cuarón (Gravity)
La alternativa: Steve McQueen (12 años de esclavitud)
Quiero que gane: Alfonso Cuarón (Gravity)
Echo de menos: Spike Jonze (Her)

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Nacho Gonzalo

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