"Criminales con clase"
Drew Barrymorre ha detectado en este libro los ingredientes necesarios para producir y protagonizar película. Si en el mundo literario ha triunfado una familia de jóvenes magos, ¿por qué no ha de poder hacerlo una de ladrones de guante blanco?. Los ingredientes habituales están diseminados en torno al mundo de las grandes estafas, los robos de museo o los timos orquestados con pericia.
Título: “Criminales con clase”
Autor: Ally Carter
Editorial: Molino
La autora de una serie muy bien difundida entre adolescentes, “The Gallagher girls”, nos garantiza un buen libro para regalar y entretener a una joven entre doce y quince años, que se identificará con su protagonista en unas pocas páginas.
Kat es bajita, pequeña y tan poco encantadora socialmente como inteligente, perspicaz y decidida. De hecho es, ni más ni menos, que el vástago destacado de una saga de ladrones de guante blanco. Su séquito incluye una prima que posee toda la hermosura que a Kat le falta; un joven llamado Hale de quien está enamorada y que parece corresponderla, aunque lo más tórrido del libro sea un beso y la autora consiga no escribir ni una sola vez la palabra sexo en todo el texto; un primo llamado Simon y la parte adulta de la familia completan el elenco. El objeto a robar es una esmeralda de proporciones inigualables que se adjudica a la reina Cleopatra, expuesta para disfrute de unos cientos de elegidos en el casino de Montecarlo.
La acción es lineal, los recursos narrativos alcanzan de sobra para una tensión enganchante, maneja con habilidad la información orientada a seguir escribiendo nuevos capítulos y, por si fuera poco, Kat podría formar sociedad con Robin Hood. Aventura, valores que anulan la ilegalidad de los actos, amor platónico, recursos económicos ilimitados y reducción de los adultos a papeles malvados o laterales. Sus futuros lectores no aprenderán demasiado siguiendo a estos criminales con clase, pero lo pasarán bien haciéndolo.
Un vistazo a las primeras páginas reflejan suficientemente el tono de esta historia.
Carlos López-Tapia