"Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?"

La web oficial.

El argumento: Pronto se cumplen 40 años del matrimonio entre Claude y Marie Verneuil. Para esta ocasión, sus cuatro hijas deciden organizar una gran fiesta sorpresa en la casa familiar de Chinon e invitar a los padres de cada uno de los yernos a pasar allí unos días. Claude y Marie tendrán que acoger bajo su techo a los padres de Rachid, David, Chao y Charles. Esta estancia en "familia" promete estar llena de acontecimientos.

No conviene ver: “Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?” es el capítulo que completa la trilogía de las tribulaciones del matrimonio Verneuil con sus cuatro hijas y con sus étnicos yernos en una lucha burguesa e interior frente al prejuicio y el racismo, tirando de un humor costumbrista que si bien fue efectivo en la primera entrega (siendo uno de los éxitos más recientes del cine francés) ahora ya supone estirar el chicle hasta el extremo teniendo en cuenta que la segunda ya fue un bajón de calidad. Aun así ésta es algo mejor e intenta ofrecer algo nuevo poniendo más carne en el asador y metiendo ahora en liza a todos los consuegros en una gran fiesta familiar por el 40º aniversario del matrimonio protagonista por lo que se potencia la acumulación de personajes para forzar más el enredo. Chistes que tiran del estereotipo facilón y que ya son un refrito de las anteriores entregas, desmontando la dictadura de lo políticamente correcto, no dando más de sí a pesar de pretender jugar con el humor del “slapstick” y meter mensajes integradores bastante forzados en unas sociedades cada vez más multiculturales pero que, aun así, conviven diariamente con el prejuicio buscando la cinta la  complicidad a través del retrato de un espectador que, aunque no se afirma racista, en realidad está viendo muchas de sus reacciones y comportamientos sobredimensionados en la pantalla haciendo con ello humor de manera algo burda pero sabiendo que puede conectar con un público poco ambicioso que sólo quiera pasar un buen rato con algo que le entretenga. Lo mejor sigue siendo ver sufrir al matrimonio conservador formado por Christian Clavier y Chantal Lauby que ahora no sólo lidian con sus expectativas y su numerosa familia, redoblando el número de personajes, sino también con el paso del tiempo, el no sentirse valorado la vejez y el deseo perdido tras 40 años de matrimonio lo que lleva a la aparición de la subtrama de un presunto marchante de arte alemán que es posiblemente lo más flojo de la cinta. Lo mejor sigue siendo el enfrentamiento entre el personaje de Clavier y su consuegro negro, formando un tándem con una gran vis cómica en su choque cultural. También el hecho de que conozcamos un poco más a todas esas familias en las que hay un matrimonio judío que discute por el pan, uno argelino marcado por el pasado rockero de él y uno chino con un padre rencoroso y una madre alcohólica. Para los que se entretuvieron con las dos primeras y para que huyan los que ya las aborrecieron porque lo que sí que se pude concluir es que esta cinta no engaña y que es más de lo mismo pero se agradece sacar una sonrisa porque, por mucha superioridad moral con que uno pretenda valorar este tipo de películas, es imposible no conectar y pegarse unas buenas risas. Que lo siga haciendo con humor ingenioso tras tres películas sigue teniendo mucho mérito y más cuando se permite un guiño final integrador y emotivo a golpe de canción dedicada a un hijo.

Conviene saber: Secuela de “Dios mío, ¿pero que te hemos hecho?” (2014) y “Dios mío, ¿pero que te hemos hecho… ahora?” (2019).

La crítica le da un CUATRO