"Hijas de la Resistencia"

"Hijas de la Resistencia"

1 Sarcofago2 Sarcofagos3 Sarcofagos4 Sarcofagos5 Sarcofagos (1 votos, media: 5,00 de 5)
Cargando...

Deja tu comentario >>

La historia del mayor crimen organizado por un gobierno y un pueblo sigue siendo la combinación de horror y heroísmo más atractiva del siglo. Batalion lo tenía fácil en ese aspecto, pero no con la tarea de recopilación y selección, ni con las consecuencias de su propia exposición mental a la miseria humana en el momento estudiado, ni contaba con que Spielberg compraría los derechos del libro para convertirlos en su regreso al mundo de "La lista de Schindler".

Título: "Hijas de la Resistencia"

Autor: Judy Batalion

Editorial: Seix Barral

Un grupo de 19 chicas que fueron dejando huellas de su valor y angustia ante el nazismo. Su memoria se conserva en cartas, diarios y algún libro. Sus vidas nunca habían sido entrelazadas para construir la historia de una resistencia que acabó con la muerte de muchas de ellas. Ocurrió en la Polonia ocupada por los nazis, con más intensidad en Varsovia y el gueto judío.

La propia Batalion confiesa que no era muy consciente de lo que acabaría por significar su primera visita a la Biblioteca Británica de Londres. Pidió libros de testimonios judíos relacionados con mujeres y la persecución nazi hasta el exterminio que se produjo en una zona de Varsovia rodeada por 16 kilómetros de muro, donde los judíos fueron seleccionados y acosados, deportados y asesinados en plena calle. Las consecuencias de aquella visita fueron un hallazgo inesperado.

"Esperaba encontrar tediosos lamentos hagiográficos y vagas discusiones talmúdicas sobre la fortaleza y el coraje femeninos. En su lugar encontré... mujeres, sabotajes, rifles, disfraces, dinamita. Había descubierto un thriller". Como si lo fuera, la autora lista a sus 19 protagonistas al principio del libro, y luego comienza a contarnos sobre unas jóvenes poco conocidas, citadas lateralmente en memorias y relatos masculinos, sin el protagonismo que aquí se les ofrece, y que merecen.

Jürgen Stroop, el comandante nazi a cargo de Varsovia, fue desbordado por algo inesperado: los judíos pasaron a defenderse del goteo de asesinatos, trabajos forzados, y deportaciones. Era tradicional el hecho de que los judíos no se defendían contraatacando. Stroop necesitó 10.000 hombres armados de carros blindados, autoametralladoras y lanzallamas para vencer la resistencia de un puñado de luchadores judíos y lograr la destrucción total del gueto de Varsovia.

Dos años después, vencidos los nazis, Stroop es encarcelado junto a un resistente polaco en prisión por error, Kazimierz Moczarski. Stroop se le confía. Moczarski publica esas confidencias con el título "Diálogos con un verdugo" en 1973. Uno de los pasajes más remarcables es el que Stroop dedica a las mujeres combatientes del gueto de Varsovia:

"Había también otro fenómeno característico, la participación en los combates de las mujeres judías. Estoy pensando en los grupos organizados de jóvenes del Haluzzenbewegung (el movimiento juvenil sionista Jalutz). Creo que no eran seres humanos, sino diablesas o diosas. Tranquilas, firmes, hábiles. Ágiles como acróbatas de circo, a menudo disparaban con una pistola en cada mano. Encarnizadas en el combate hasta el final. Peligrosas en el contacto directo. Una de esas jóvenes, Haluzzenmädel, capturada, tenía el aspecto de un inocente cordero. Totalmente resignada. Y de repente, mientras se acercaban algunos de nuestros soldados, sacó una granada y la arrojó a los SS lanzándoles maldiciones que abarcaban hasta la décima generación; ¡se te ponían los pelos de punta! Sufrimos tantas pérdidas en esas situaciones que di órdenes de no hacerlas prisioneras ni dejar que se acercaran demasiado, y de acabar con ellas ametrallándolas a distancia".

El gueto fue destruido, hoy apenas queda un fragmento del muro que lo rodeó, alguna casa con huellas de impactos de bala, una calle conservada y no mucho más. El resto son fotos y recuerdos, de los que también hay en centros memoriales. Israel conserva un museo bautizado con el nombre del jefe de la resistencia judía, Yad Mordechai, donde se ha reconstruido el mayor búnker ocupado por los últimos resistentes del Gueto. Los jóvenes fueron "acogidos" por la banda de ladrones y mafiosos que lo había construido para ocultarse de las autoridades.

Batalion recompone lo ocurrido durante largos meses, el estrangulamiento progresivo tras embolsar en una sola zona a los judíos de la ciudad y señalarlos con la estrella de David. Las jóvenes judías asumieron entonces un papel de mensajeras, asistentes, contrabandistas de explosivos y armas, o directamente ejecutoras de oficiales nazis. Los hombres judíos eran detectados con la simple orden de desnudarse. En cambio, muchas mujeres podían pasar por polacas físicamente, aunque había decenas de detalles que podían traicionarlas; la moda, el habla, las expresiones idiomáticas, la simple gesticulación o el detalle de cepillarse los dientes, que no era costumbre en los polacos de entonces.

Carlos López-Tapia

¿Compartes?:
  • email
  • PDF
  • Print
  • RSS
  • Meneame
  • del.icio.us
  • Facebook
  • Google Bookmarks
  • Twitter
  • FriendFeed
  • LinkedIn

Comentarios

Suscríbete
Notificar
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Me encantaría conocer tu opinión, comenta.x
()
x