Historias de Tinseltown: La cultura de la cancelación

Historias de Tinseltown: La cultura de la cancelación

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Querido primo Teo:

A inicios del siglo XX la moralidad victoriana condenó al cine, consideraba que las películas eran obras del demonio y que sus estrellas eran una mala influencia para la sociedad. Los feligreses no dejaban de escuchar los sermones en las iglesias sobre los peligros que conllevaba el hecho de exponerse a esa propaganda de la inmoralidad y se amenazaba a quien iba a ver una película.

En septiembre del año 1921 estalló el primer gran escándalo en la siempre pacífica comunidad de Tinseltown y tuvo como protagonista a Roscoe "Fatty" Arbuckle que fue acusado de provocarle la muerte a la aspirante a luminaria Virginia Rappe. Arbuckle era uno de los principales activos de la Paramount, había firmado un contrato valorado en 3 millones de dólares de hace un siglo, y alcanzó la cima de Hollywood gracias a sus dimensiones y su destreza, era la representación de la comedia embrutecida y convirtió el lanzamiento de tartas en una de sus señas de identidad.

El 5 de septiembre del año 1921 "Fatty" Arbuckle se encontraba en un hotel de San Francisco y un par de amigos suyos decidieron montar una fiesta en su honor e invitaron a muchas mujeres. Entre ellas se encontraba Virginia Rappe, una aspirante a actriz de 26 años, que en el transcurso de la noche comenzó a sentirse francamente mal. A pesar de que fue examinada por el médico del hotel, que le dio morfina para calmar sus dolores, la joven no fue hospitalizada hasta dos días después. Ya en el hospital una amiga suya acusó a Roscoe Arbuckle de haber violado a Virginia que no tardó en fallecer debido a una peritonitis causada por una rotura de vejiga. El médico que la examinó no halló ninguna prueba de que fuera violada pero los informes forenses sí que determinaron que arrastraba una infección severa en el tracto urinario y que dicha situación se agravó por el abuso del alcohol.

Arbuckle fue sometido tres juicios en el período de tres años, fue absuelto de los cargos y el Jurado emitió una declaración para pedirle disculpas por el escarnio al que fue sometido. Pero el daño cometido ya era irreparable. Roscoe Arbuckle fue juzgado y condenado por la opinión pública en aquel fatídico mes de septiembre de 1921. Los medios de comunicación fantasearon con la manera en la que el gordo de "Fatty" reventó a su pobre víctima, los moralistas instaban al boicot de sus películas que dejaron de ser distribuidas. Fue abandonado por su mujer, su carrera se arruinó y murió en 1933 con tan solo 46 años.

Roscoe Arbuckle se convirtió en el primer "cancelado" de Hollywood. Lo mismo le sucedió a Clara Bow que tuvo que soportar la traición de una antigua empleada que reveló a la prensa que en su casa tenía jornadas de piernas abiertas y que en un fin de semana se acostó con los miembros de un equipo universitario de fútbol americano, entre ellos estaba una futura estrella llamada John Wayne. Los días de esplendor de Clara Bow, la "it girl" por excelencia de 1927, se acabaron ahí y la llegada del cine sonoro hizo el resto con una actriz de voz aflautada.

El Hollywood de la década de 1920 estaba formado por nuevos ricos que disfrutaban tanto del dinero como del sexo, las drogas, el alcohol y el jazz. Hollywood era visto por la sociedad moralista como la cuna del pecado y la industria, ante el temor de ver peligrar sus ingresos, decidió poner en marcha un mecanismo de autocensura. Fue así como nacieron los Oscar, en donde se buscaba premiar la excelencia y dar buena imagen, y el Código Hays, que impuso unas cláusulas de moralidad a toda la comunidad y quien no se ajustara a ellas era expulsado. El Código Hays dejó de emplearse oficialmente a partir del año 1968 aunque en realidad fue mucho antes.

Ha pasado un siglo desde que Hollywood se viera amenazado por la sociedad victoriana que juzgaba sus escándalos y repudiaba a la siempre pacífica comunidad de Tinseltown por sus excesos. Pero nosotros, como sociedad, estamos condenados a repetir la Historia porque nuevamente estamos inmersos en la cultura de la cancelación y curiosamente está sucediendo al revés porque quienes castigan son los abanderados de la sociedad "woke", que abogan por los derechos identitarios, y quienes defienden las libertades individuales son los herederos de los hijos de la era victoriana.

Los escándalos sexuales protagonizados por Bill Cosby y Harvey Weinstein pusieron a la sociedad en pie de guerra. Nació el movimiento #MeToo para exponer los casos de violencia y abuso sexual y actrices como Natalie Portman y Reese Witherspoon amadrinaron la fundación Time’s Up con el fin de recaudar fondos para el asesoramiento legal y psicológico de las víctimas. En diferentes ámbitos empezó a ser común que se preguntara "¿Quién ha sido nuestro Harvey Weinstein?" y muchísimas mujeres de todo el mundo confesaron haber sido víctimas de conductas inapropiadas por parte de compañeros o de jefes de trabajo. Buena parte de las acusaciones no tuvieron sus consecuencias judiciales porque se quedaron únicamente plasmadas en las redes sociales, muchos de quienes fueron acusados no llegaron a ser juzgados, ni siquiera se presentaron cargos en su contra, es que ni se les investigó. Las redes sociales han pasado a actuar como denunciantes, investigadores, fiscales y jueces, sin dar opciones de defensa, y hacen ejecutar su condena mediante la expulsión.

El mundo recordó que Woody Allen fue acusado en el año 1992 de haber abusado sexualmente de su hija Dylan cuando ésta era una niña y, aunque ni siquiera llegó a ser juzgado, el mero recordatorio de la acusación fue suficiente para reavivar la sombra de la sospecha y dar por finalizada la carrera del director. Tuvo que surgir una editorial valiente que no se achantara ante las amenazas de boicot de los defensores de la virtud del siglo XXI para que "A propósito de nada", las memorias del cineasta, pudiera ver la luz en los Estados Unidos.

En enero de 2021 las redes condenaron al actor Armie Hammer después de que fuera acusado por canibalismo por varias mujeres. La situación llegó a complicarse cuando una de ellas, de nombre Effie Angelova, aseguró que el actor, con quien había estado saliendo, la violó y que dicha agresión fue una pesadilla que duró cuatro horas. Los hechos fueron lo suficientemente graves para que la policía de Los Angeles iniciara una investigación y Hammer fue expulsado de su agencia de representantes y también de los proyectos que tenía para rodar, entre ellos una comedia romántica con Jennifer Lopez, una obra de teatro y una serie sobre el rodaje de "El padrino", curiosamente su presencia en la nueva versión de "Muerte en el Nilo" se ha mantenido, también es verdad que estaba rodada. Este pasado mes de diciembre la policía de Los Angeles concluyó sus investigaciones sin tener algo realmente firme en contra de Armie Hammer y envió el informe a la fiscalía que hasta este momento no ha presentado cargos contra uno de los protagonistas de "Call me by your name".

Las redes sociales se han convertido en el nuevo mecanismo inquisidor. Torquemada es ahora un "influencer" que ha dado el salto de sus redes a la tribuna de un medio de comunicación porque genera tráfico y desde su púlpito señala a quienes no se ajusten a su catecismo pop, la turba hace el resto y el condenado es cancelado, ni se le otorga el derecho de defensa ni muchísimo menos debe esperar que su honor sea reparado en caso de que se esté cometiendo un error porque la opinión pública jamás falla. En determinados casos ni siquiera se puede apelar a la presunción de inocencia.

La luchadora y actriz Gina Carano fue despedida de la serie de Disney "The mandalorian" tras las quejas de los usuarios de las redes sociales debido a que Carano expresó su apoyo al ex presidente Donald Trump y realizó unos comentarios desafortunados sobre los transexuales. Disney, como buena compañía que cuida muy bien sus inversiones, también despidió al director James Gunn de la tercera entrega de "Guardianes de la galaxia", muy crítico con la Administración Trump, porque se recuperaron unos tweets del pasado en donde Gunn se mofaba de la pederastia.

Vivimos tiempos muy complicados, estamos inmersos en una crisis económica de la que nos va a costar salir y pertenecemos a una sociedad en la que le hemos otorgado demasiado poder a las redes sociales. La industria audiovisual, Hollywood en particular, está atravesando uno de los momentos más inciertos de su historia y la situación se ha complicado debido a la pandemia y perder el favor del público es un lujo que no se puede permitir.

Este artículo se publicó en el blog "Historias de Tinseltown" el 22 de enero de 2022 

Mary Carmen Rodríguez

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