Robert Eggers, revolución y riesgo

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Querido Teo:

Atendiendo a los datos de taquilla el cine contemporáneo se mueve entre el fiasco y la intrascendencia. El hábito de ir al cine indudablemente se ha perdido, habiendo sido la pandemia la estaca definitiva en una tendencia que ya se evidenciaba antes del virus, y cada vez más nos adentramos en una época con un cine (como todo en general) calculado y convencional que no trasgrede y no molesta a nadie ya que el riesgo penaliza en una era en la que o eres “cancelado” o simplemente obviado encontrándose el público más cómodo en apuestas más amables y conservadoras. Es por ello que hay que aplaudir la valentía de nombres como Robert Eggers dispuestos a revolucionar el cine contemporáneo con propuestas nada complacientes y que todavía anteponen un sello propio y una inquietud personal frente a los mandos establecidos. Esta semana estrena “El hombre del norte” y es una buena muestra de ello.

Con sólo tres películas Robert Eggers ha logrado convertirse en uno de los nombres destacados del cine de los últimos años. En una alianza con la productora A24 en sus dos primeros trabajos, el Estudio más arriesgado y singular del panorama actual dando voz a nuevos autores y apostando por el cine de género y propuestas inclasificables, ha sentado las bases de una filmografía con una legión fiel de fans deseosos de saber qué es lo próximo que tiene entre manos el realizador.

“La bruja” (2015) revolucionó el llamado género de terror y su boca-oreja se trasladó por el circuito festivalero y “El faro” (2019) se convirtió en la joya oculta en el Festival de Cannes a pesar de quedar relegada a las secciones paralelas provocando que los cinéfilos hicieran cola para adentrarse en ese viaje de locura, soledad, alcohol y gaviotas que provocaba enorme estupor durante su visionado. Se esperaba que “El hombre del norte” (2022), una fantasía salvaje, épica y vikinga con gran reparto, fuera su salto a las grandes ligas (lo cual no necesita por otra parte), pero un debut en taquilla en su primer fin de semana de 3,38 millones ha puesto las cosas en su sitio dando a Eggers su verdadera dimensión más allá de todo resultado de recaudación.

Robert Eggers en un autor de nicho, y no un revienta taquillas, y el que haya contado con más presupuesto y ambición con este título no cambia el hecho de ser un director todavía desconocido, en una propuesta oscura y no apta para todos los público, sin olvidar que “La bruja” consiguió 40 millones de dólares y “El faro” se contentó con 18. Su liga es otra más cercana al prestigio y al deleitar a un público deseoso de propuestas novedosas y sugerentes que se salgan de las fórmulas.

Robert Eggers nació en Vancouver el 7 de julio de 1983 en una familia de tres hermanos. Se mudó a Nueva York en 2001 para asistir a un conservatorio de actuación y desarrollar ahí unos estudios que colmaran su inquietud artística. Eggers comenzó su carrera como diseñador y director de producciones teatrales en Nueva York antes de pasar a trabajar en cine debutando con “La bruja” (2015), inspirándose en su infancia en Nueva Inglaterra, cuando visitaba con frecuencia la Plantación Plimoth, a la hora de escribir su primer largometraje.

Un debut que fue una sensación en el Festival de Sundance (ganó el premio a la mejor dirección) siendo la cinta adquirida por A24 y consiguiendo 40 millones de dólares en taquilla sobre un presupuesto de 4. Además, también sirvió para poner en el mapa a la actriz Anya Taylor-Joy, ahora absoluta estrella del momento que no duda en reconocer que todo lo que es en su profesión se lo debe a lo aprendido con Eggers durante el rodaje de "La bruja".

"La bruja" es una desasosegante historia que se adentra en el mundo del terror, las posesiones en un entorno de campesinos auspiciados por la brujería antes de los juicios de Salem. Una cinta que n necesita de muchos alardes técnicos para provocar inquietud. Escenas impactantes en ese bosque inhóspito y atmosférico con una familia de colonos cristianos que se desmorona ante la amenaza de las brujas que acechan su cabaña y granja de Nueva Inglaterra mientras son invadidos por el miedo, el puritanismo, las creencias antiguas y las supersticiones.

Suspense sobrio y siniestro pero tendente al sobresalto que, a través de la mirada de su protagonista, aunaba el transcurso de la adolescencia que vivía su personaje con las supercherías propias de la tradición extrema cuando se rebelan unos contra otros manifestado en que el hijo recién nacido desaparece, la cosecha no crece y todos parecen ser víctimas de la maldición de un bosque cercano.

Lo visto en esta película no fue casual y Robert Eggers doblaba la apuesta pasando de una granja de Nueva Inglaterra a un faro, volviendo a ser protagonista silente un entorno causante del devenir de lo que ocurre en la mente de sus personajes. Aquí dos fareros, uno veterano y otro joven, que tienen que convivir durante cuatro semanas en un apartado faro a finales del siglo XIX.

En "El faro" (2019) asistimos a un blanco y negro que transmite aire gélido, terror íntimo y una continua sensación de inquietud para una cinta plástica, sensorial y barroca en su austeridad por lo grotesco y excesivo de algunas de sus escenas que, por otra parte, contribuyen a que el espectador hasta huela y sienta el alcohol que corre por las venas de estos tipos, los fluidos y ventosidades que emiten al exterior, el viento amenazante y acuciante, la salubridad del mar y el aleteo de unas gaviotas que todavía llevan más a estos personajes a sus propios límites, sobre todo cuando hacen mella en ellos la bebida etílica, la forzada y alargada convivencia, las condiciones climáticas y un entorno dejado de la mano de Dios.

La cinta no necesita más que de esa atmósfera y de dos actores en estado de gracia para construir un relato digno de la crónica negra del mejor maestro del gótico sobre un descenso a los infiernos en el que una naturaleza desatada y la mirada tan personal como alucinatoria del director hacen el resto. Y es que, a pesar de todo, Eggers no oculta sus referencias al cine de Hitchcock, Fassbinder, Corman o Tarr, siendo heredera en su forma del cine mudo, el expresionismo alemán y el universo de Lovecraft, a lo que contribuye el crujir de la madera, la chimenea al fuego y las conversaciones que llevan a traspasar todo intento de mantener una convivencia sin sobresaltos.

El contraste generacional, el viaje psicológico y alucinógeno y el duelo actoral entre Robert Pattinson y Willem Dafoe construyen una cinta rica en iconografía y toda una experiencia visual. La cinta se estrenó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes (provocando una gran conmoción y hordas de espectadores intentando conseguir una entrada) haciéndose finalmente con el premio FIPRESCI de esa edición.

Ahora es el turno de “El hombre del norte” con la que, equivocadamente, la exigua campaña promocional está intentando vender la cinta como un blockbuster, teniendo el mismo una simbología y una estética muy alejada de lo que el espectador está acostumbrado a ver.

Estamos ante una historia de vikingos en la Islandia del siglo X con un príncipe que jura vengar la muerte de su padre. Eggers ha escrito el guion de esta historia junto con el poeta y novelista islandés Sjón Sigurdssona partir de una idea de Alexander Skarsgård que protagoniza la cinta junto a Nicole Kidman, Anya Taylor-Joy, Willem Dafoe, Ethan Hawke, Claes Bang, Ingvar E. Sigurðsson, Ralph Ineson, Kate Dickie y la cantante Björk interpretando a una bruja eslava. Una cinta sobre violencia y venganza primaria que entremezcla la leyenda del "Hamlet" de Shakespeare con la mitología nórdica.

Focus Features se encarga de la distribución de una película que supone un salto de presupuesto para la carrera del director y que cuenta en la fotografía con Jarin Blaschke, el cual ya fue nominado al Oscar por el anterior trabajo de Eggers. Un paso adelante en la riqueza visual y narrativa de un proyecto que debe de suponer la confirmación de un talento como Eggers que ha podido imponer su visión a la del Estudio en un viaje salvaje que es su propio “Apocalypse Now”.

En todo caso sólo tres películas han sido suficientes para situar a Robert Eggers como uno de los directores más interesantes de la actualidad. A vueltas con una posible versión de “Nosferatu”, Robert Eggers se ha ganado nuestro interés y atención con todo lo que venga en el camino.

Nacho Gonzalo

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