“Tolyatti adrift (Tolyatti a la deriva)”
La web oficial.
El argumento: Tolyatti, antiguo símbolo del orgullo socialista, es hoy el Detroit ruso. En este entorno desesperanzador surge Boyevaya Klassika, un movimiento que rescata viejos e icónicos coches Lada de la fábrica local para convertirlos en un medio de rebeldía y expresión que explora los conflictos y sueños de la juventud en una de las ciudades más pobres de Rusia. Seguimos a los jóvenes Slava, Misha y Lera en el año en que tienen que enfrentarse por primera vez a la edad adulta en un lugar donde parece no haber futuro.
Conviene ver: “Tolyatti adrift (Tolyatti a la deriva)” es un documental que nos acerca a una realidad desconocida, la que rodea a un lugar que fue época de esplendor industrial hace unas décadas y que ante la crisis de ello se ha convertido en la ciudad más precaria de Rusia. Comparada con Detroit, la ciudad estadounidense cuna del motor y que también sufrió la crisis industrial, Tolyatti era el lugar en el que se fabricaba el coche de la marca Lada, el más paradigmático en la década de los 70 y 80 en la sociedad soviética. El motor económico ha dado lugar a uno de los sitios con mayores cifras de desempleo en el que ya la característica atmósfera sombría y gris es mucho más acuciante en su decadencia ante el escaso futuro que puede dar a las nuevas generaciones condenadas a vivir peor de cómo lo hicieron sus padres al no ser que emigren comparándose con el material de archivo que contrasta lo que fue y lo que es el lugar. La rebeldía representada en tres jóvenes que intentan como puede encontrar dar el paso a la edad adulta encontrando una vía de subsistencia en un lugar en el que no tienen vías para ello dando un giro a su destino. Un retrato histórico y sociológico de un tiempo que lleva a preguntarse los escasos cimientos que han llevado a un derrumbe pasando del todo a la nada al confiar la existencia y la supervivencia futura a merced de los vaivenes de un sector en concreto.
Conviene saber: El documental está dirigido por Laura Sisteró.
La crítica le da un CINCO