"Un bocado exquisito"

"Un bocado exquisito"

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La web oficial.

El argumento: Maggi y Carsten dirigen el popular restaurante Malus en Copenhague. Se aman, tienen dos hijos y todo cuanto desean. O casi. Les falta la codiciada estrella Michelin por la que estarán dispuestos a sacrificar cualquier cosa con tal de cumplir su sueño. En su continuo esfuerzo, pasión y búsqueda del máximo reconocimiento, olvidan que los bocados exquisitos de la vida se disfrutan mejor juntos.

Conviene ver: “Un bocado exquisito” nos lleva al mundo gastronómico y al poder representado por la estrella Michelin, símbolo de calidad que da estatus y prestigio a nivel internacional en este campo desde hace un siglo. Una excusa para que la cinta se mueva en el enredo de un matrimonio con dos hijos que tiene que tirar de ambición y de una carrera contrarreloj para convencer al crítico en cuestión de que les otorgue la preciada distinción después de un fallo en el servicio precisamente la noche en el que se les ha avisado de que contaban con su presencia en el restaurante. Eso les llevará a cruzar más de una línea, todo en una misma noche, mientras hacen una visión de lo que les ha llevado hasta ahí y del proyecto de vida y trabajo que han creado conjuntamente, no sin presión, sacrificios y dificultades tras una década después de conocerse y decidir montar su propio restaurante. Una historia que tiene como enseñanza el riesgo de querer abarcarlo todo viendo como al final tienes que verte obligado a sacrificar más de lo que quisieras y es que el hecho de ansiar ese reconocimiento puede llevar a que no veamos a esta pareja recuperar la salud de una relación que va haciéndose añicos y que ha terminado haciéndoles daño inmersos en la presión del trabajo llevándoles a explorar otras relaciones, y ser chantajeados por ello, así como minar la estabilidad de unos hijos que se sienten abandonados por los sentimientos de grandeza y obsesión culinaria de sus padres. Se queda en un ejercicio de estilo, separando los capítulos de la historia y sus saltos en el tiempo en función de los sabores, poco fundamentado con un guión que no termina de dar aire a unos personajes desdibujados y que se quedan en el concepto a pesar del esfuerzo que ponen los actores Katrine Greis-Rosenthal y Nikolaj Coster-Waldau y el reflejo de un entorno marcado por la presión, el estrés y el hecho de que el arte gastronómico necesite del negocio y de las buenas reseñas para poder sobrevivir lo que hace que muchos no puedan soportarlo y o triunfen pagando un peaje muy alto o tengan que quedarse en el camino. Una pena porque había buenos mimbres pero a pesar de su simple premisa se hace confusa entremezclando muchas cosas quedándose a medio camino entre la podredumbre de la industria de la alta cocina en pro del éxito a cualquier precio y el drama de pareja con poso nórdico sin llegar a profundizar del todo en ninguna de sus vertientes.

Conviene saber: Christoffer Boe es el responsable de dirigir esta cinta.

La crítica le da un CINCO

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