31 de agosto de 1998

Shawnee Falls, Ohio

Johnny Ray Dickerman

6507 Woodrow Wilson

Los Ángeles, California 90068

Por fax

Asunto:        Corrección de Don Quijote

Querido Johnny:

Tal como hemos hablado, ahí van mis notas para la reunión del jueves con Harris sobre el guión. Lamento no poder acudir en persona; parece que tengo que quedarme aquí más de lo que creía.

Bueno, Johnny, necesito que me hagas un favor. Harry

aceptó hacer otra corrección gratis sólo con dos condiciones:

la primera, que eres tú quien se lo pide; la segunda, que se

 trata de una corrección de detalles, no de una reescritura de cabo a rabo. Así que en el muy improbable caso de que estés de acuerdo con las siguientes sugerencias, te pido por favor que hagas creer a Harry que son tuyas. A lo mejor ni siquiera haría falta que te lo pidiese.

También te digo que estas notas se basan en la respuesta que he recibido del estudio, no en mis propias opiniones. Llega un momento en que hay que escuchar lo que dice el mercado, Johnny, y creo que estamos en ese momento. Sin al menos algunos de estos cambios, no pienso perder más tiempo ni arriesgar mi credibilidad (lo que queda de ella) para ir a ver a ningún inversor más.

Vale, el mayor problema del guión es que es demasiado oscuro y depresivo. Sí, es una tragicomedia, pero estamos poniendo demasiado énfasis en lo trágico. Es muy duro. Antes de cerrar tu mente, de un tamaño tan tejano, recuerda que esta novela tiene cuatrocientos años y ha sido reinterpretada de muchas maneras por muchos genios, pero ni siquiera Orson Welles fue capaz de lograr que se filmara su versión porque era tan..., bueno, tan genial que nadie la entendía. No quiero que te pase lo mismo. No empieces a silbar eso de «El sueño imposible». No estoy intentando convertir esto en El hombre de La Mancha, tal como has sugerido tantas veces, ¿vale? Hazme caso.

Si cambiamos el final (y arreglamos las alusiones previas que hay al principio, porque el final empieza en el principio), tal vez pueda conseguir 60 millones de dólares y tú podrás hacer la película que siempre soñaste. Y todo se reduce a tres cambios:

1.  El Quijote gana el duelo con el Caballero de la Blanca Luna. Puede ganar accidentalmente por alguna extraña ocurrencia para que no quede poco realista, pero ha de ganar para que el publico no se lleve una decepción.

Es el gran clímax, el momento brillante del Qui

 jote, el duelo que siempre ha reclamado; resulta demasiado deprimente que lo pierda. Si todo es una ilusión (como defienden algunos), ¿por qué iba a depararse a sí mismo una ilusión final tan lúgubre?

2.  Muere en la cama porque es un anciano —un anciano que ya ha vivido su sueño y al fin puede morir—, no porque sus sueños se hayan visto arruinados o lo haya matado la «realidad». Y nos limitamos a sugerir que ahora su espíritu ha entrado en Sancho y que el Quijote vive en él (bla, bla, bla).

3.  Lo último y más importante, Don Quijote no renuncia a su sueño en el lecho de muerte. Hemos visto a este viejo ranchero, tan inspirado por las historias de caballería como para salir a la calle y comportarse como si fuera un caballero, buscar entuertos que deshacer y peleas que luchar, creerse que los molinos eran gigantes, que un abrevadero de caballos es una pila bautismal, que una fea granjerita es una bella princesa, etcétera; soporta la tortura y el ridículo en pos de su sueño... ¡No puede ser que al final se equivoque y diga que no debía haberlo hecho! La gente pedirá que le devuelvan el dinero, Johnny. De hecho la gente se largaría de una película así, pero es que ni siquiera conseguiríamos hacerla.  Hollywood tiene que ver con el cumplimiento de los deseos. El tipo tiene que ser un héroe. Ha de morir triunfando, o sea que no puede decir que todo fue por nada.

4.  (He dicho tres, ya lo sé). Necesitamos cinco chistes

más. Sólo cinco. Físicos o verbales, da lo mismo. Harry

lo puede hacer con los ojos cerrados, o sea que no le dejes lloriquear. Cinco chistes más. Porque cinco cucharadas de azúcar ayudan a tragar el medicamento.

JD, ya sabes que adoro tu versión. Un idealista desahuciado

vive su sueño sólo para terminar despiadadamente

 aplastado por la realidad, por el poder insensible; las masas siempre asesinan al individuo porque supone una amenaza para el statu quo. Adoro tu interpretación marxista, según la cual Dulcinea es la riqueza inalcanzable. Adoro la dureza de tu versión, la irrevocable negativa a caer en el sentimentalismo. Es salvaje y oscura. Por Dios, es auténtica: la vida es una mierda y luego vas y te mueres, etcétera. Es genial, Johnny. Pero eso es una peli independiente de bajo presupuesto, no un estreno navideño de Hollywood con 60 millones de presupuesto. Tiene que acabar bien. Lo sabes. Por favor considera estos cambios antes de tu reunión del jueves con Harry. No debería llevarle demasiado tiempo. Ojalá pudiera estar con vosotros, pero me tengo que quedar en Ohio hasta el lunes. Llámame cuando te hayas mirado esto.

De rodillas,

Olivia