Músico, director de la unidad
de diseño sonoro del IRCAM, Louis
Dandrel compone con Homo
Sapiens su primera banda sonora para una película. Una experiencia que califica
de « lucha-placer ». Hay que decir que el reto era importante.
¿Cómo recrear una música y una
banda sonora acercándose al máximo a una realidad tan lejana de la que no queda
rastro, adaptándose al oído del espectador actual?
Entrevista.
LOUISDANDREL
Todo empezó cuando Jacques
Malaterre, a quien conozco desde hace una quincena de años, me propuso componer
la música para su próxima película. Desde el punto de vista de mi gran
inexperiencia, le pedí el guión: ¡ la historia de “Homo Sapiens” es
extraordinaria ! La película solo podía ser algo maravilloso: es un viaje en el
tiempo que habla de nosotros, de la familia humana. Y, un músico no puede evitar
preguntarse, en primer lugar, cómo Homo Sapiens escuchaba, cuál era su entorno
sonoro, qué lenguaje utilizaba… Un universo entero por inventar.
La primera fase de trabajo
consistió en reunir toda la documentación posible y reunirme con numerosos
arqueólogos y musicólogos: era imprescindible contar con la aproximación más
científica posible a la música y a los sonidos. Teniendo aún presente una parte
de sueño y dejándose llevar por este universo desconocido para despertar una
improbable memoria prehistórica, una estimulación auditiva viaja a lo más
profundo de uno mismo. De este modo compuse las maquetas que fueron difundidas
por los platós de rodaje, para que los actores y los figurantes se empapasen de
este particular ambiente sonoro. Una de las etapas más delicadas fue la
búsqueda de la voz: ¿ qué voz puede asumir este extraño mundo en el que
evolucionan «hombres» que no tienen ni siquiera el mismo lenguaje que el
nuestro ? Sin embargo tuve la suerte de contar con algunos interesantes
encuentros… Y, al llegar las imágenes, se inicia la segunda fase del trabajo,
la de la composición propiamente dicha. Desempolvé mis lápices y mi papel para
escribir los temas que dieran soporte a la historia, así como las armonías y
todo el trabajo de orquestación. Jacques Malaterre, que intentó desde el
principio que la música fuese íntegramente un elemento narrativo, estuvo muy
presente: no habla el lenguaje de los músicos, pero sabe escuchar de forma
extraordinaria y cuenta con un sentido innato de la relación entre un sonido y
una imagen. La música de Homo Sapiens no es una música prefabricada, está hecha
a medida: fue compuesta imagen a imagen, plano a plano. Cuando componía, oía la
respiración de los clanes que se desplazaban. Si no avanzaban, morían. Y a la música le
pasa lo mismo: avanza sin cesar.
Para obtener un resultado
final homogéneo, la música debía integrarse en el mundo sonoro del Homo
Sapiens.
El verdadero desafío fue encontrar una alquimia en la pugna
entre de sonidos muy brutos, salvajes y primitivos y una necesaria adaptación a
los oídos de los espectadores del siglo XXI. Pasé noches enteras extremadamente
placenteras escribiendo y perfilando las partituras, pero también era una lucha
permanente encontrar les timbres exactos y los registros correctos. De ahí una
impresión, una vez acabada la aventura tras un año de trabajo, una mezcla de placer
y lucha.