“Dialogando con la vida”

La web oficial. 

El argumento: A sus 17 años, Lucas ve cómo su adolescencia se hace añicos en un abrir y cerrar de ojos. Siente que su vida es una bestia salvaje que debe domar. Entre un hermano afincado en París y una madre con la que ahora vive solo, Lucas se verá obligado a luchar para reconquistar la esperanza y el amor.

Conviene ver: “Dialogando con la vida” supone el nuevo trabajo de Christophe Honoré que cuenta con el aliciente de la interpretación de Paul Kircher, una de las relevaciones interpretativas del año. Basándose parcialmente en la propia historia de Honoré, Lucas es un adolescente que está a punto de cumplir los 18 años y que vive gran parte del año en un internado cuando pierde repentinamente a su padre en un accidente de tráfico y con él cual estaba muy unido. Se siente desubicado, no solamente por el trauma y por sus propios miedos sino porque está haciéndose preguntas sobre su identidad en plena adolescencia empezando a explorar en su sexualidad y en sus relaciones con otros hombres pero lo que quiere en el fondo es encontrar el afecto que realmente está en su madre y su hermano mayor, un referente para él que intenta ganarse la vida como artista plástico en París, y que también están intentando recomponerse a su manera tras la tragedia.

“Dialogando con la vida” peca de ser demasiado larga y pomposa (sobre todo cuando recurre a esos primeros planos ante la cámara en la que se verbalizan pensamientos existenciales o una voz en off lastimera) pero es una película que está narrada con crudeza y sentimiento y que se apoya en la interpretación de Paul Kircher, un joven actor que soporta todo el peso de la historia con una actuación valiente y compleja, especialmente cuando se traslada a París con su hermano e intenta dar el salto a una vida adulta para la que todavía está preparando sufriendo la excesiva libertad ante su gran vulnerabilidad obsesionándose con el compañero de piso de su hermano. Una huida hacia adelante ante la excitación de la nueva experiencia y el peligro del salto sin red. Kircher está muy bien con un personaje que domina toda película estando acompañado por Juliette Binoche, sublime en un papel breve pero contundente como esa madre que quiere salir adelante pero que no puede evitar tener sentimiento de culpabilidad, y Vincent Lacoste como un hermano mayor con más inseguridades y vulnerabilidades de las que aparenta y que tiene que hacer tripas de corazón para estar a la altura de la situación. Una cinta sobre la gestión del duelo, de manera tan lírica como dura, salvada por sus actores y por un Christophe Honoré siempre lúcido, elegante y sentido a la hora de abordar cómo recomponerse tras una tragedia ante la falta de instrucciones a las que la propia vida nos aboca en sus luces y sombras.

Conviene saber: Mejor interpretación protagonista en el Festival de San Sebastián 2022.

La crítica le da un SIETE