Goyas 2020: Mucho más que gloria para Pedro Almodóvar
Querido Teo:
Lo que ha vivido Pedro Almodóvar en la 34ª edición de los Goya es superior a la gloria sino que supone un culmen de satisfacción y felicidad plena ante una catarsis no sólo reparadora y necesaria para él sino recibida con afecto, respeto, emoción y con los brazos abiertos por parte de la profesión, la crítica y el público traspasando fronteras a pesar de su intimismo personal desde que se proyectó en el Festival de Cannes hasta llegar a las nominaciones al Oscar. "Dolor y gloria" se hace con 7 Goyas y es la cuarta cinta del director en conseguir el premio de la Academia a la mejor películas tras "Mujeres al borde de un ataque de nervios" en 1989, "Todo sobre mi madre" en 2000 y "Volver" en 2007 y siendo la primera película por la que ha sido reconocida tanto por su labor de director y guionista. El ser un proyecto tan honesto, entre la confesión y el pudor, a la hora de hablar del miedo a la enfermedad y la soledad entre dolores de espalda, duermevelas, los recuerdos acariciados por la nostalgia del pasado y el cine siempre como refugio, se ha reflejado en la emoción desbordada que han supuesto las lágrimas de Almodóvar mientras los premios se sucedían y, especialmente, al escuchar el discurso de Antonio Banderas en el que ha recordado que, tres años después de su infarto, no sólo está vivo sino que se siente muy vivo. El actor malagueño recibió el Goya honorífico hace cinco años y ya dijo en su discurso que ahí comenzaba la segunda parte del partido de su vida, algo que ha demostrado con creces con todo un regalo que le ha dado precisamente la misma en forma de éxito a todos los niveles, especialmente en el ámbito profesional con premio en Cannes, Goya, nominación al Oscar y triunfando con su montaje de "A chorus line", que también ha supuesto la guinda del espectáculo para esta noche de gloria almodovariana en una Málaga que bajo la lluvia ha acondicionado el pabellón deportivo José María Martín Carpena para la noche en un escenario que ha brillado en color, sonido y estética pero que ha sufrido los típicos discursos eternos, balbuceos y divagaciones propios de querer disfrutar del momento sin ninguna compasión con el público en sillas de plástico, los espectadores a través de la televisión o con la escaleta de la gala.