Richard Burton, un siglo de luz y de sombra
Querido primo Teo:
Cien años después de su nacimiento, Richard Burton sigue imponiéndose como una figura hecha de contrastes, fascinación y tragedia, un actor de talento descomunal cuya presencia en pantalla convertía cada frase en un acontecimiento y cuya voz (grave, lírica, inimitable) parecía esculpir a sus personajes desde dentro. Alumno aventajado de la tradición shakesperiana, supo llevar esa intensidad al cine con una naturalidad que lo hizo inolvidable, incluso cuando las películas no estaban a su altura. Pero su grandeza interpretativa convivió siempre con la vorágine de una vida expuesta al escrutinio público, marcada por su relación tan tempestuosa como magnética con Elizabeth Taylor, ese matrimonio convertido en espectáculo global que alimentó titulares, escándalos y una mitología irrepetible. Burton encarnó así una paradoja luminosa: el genio que aspiraba a la pureza del arte y el hombre vulnerable atrapado por sus excesos y pasiones, una figura que aún hoy deslumbra por la misma mezcla de intensidad, fragilidad y fuego que lo convirtió en leyenda.





