Cine en serie: "Minx", revistas, deseo y sexo

Cine en serie: "Minx", revistas, deseo y sexo

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Querido Teo:

En un libro reciente de Historia, del que pronto os hablaré, su autora comenta: “Los humanos son las únicas criaturas que estigmatizan, castigan y se avergüenzan de sus deseos sexuales. Si bien todos los animales tienen rituales de cortejo, ningún animal salvaje ha ido a terapia para confesar su fetichismo por el látex. La abeja reina se acuesta hasta con cuarenta parejas en una sesión y vuelve a su colmena empapada de semen, con las pollas cortadas de sus conquistas, pero ni un solo zángano la llamaría «puta». Los babuinos macho se follan alegremente todo el día sin temor a ser enviados a terapias de «reorientación sexual». Por el contrario, la culpa que sentimos los humanos por nuestros deseos puede ser paralizante, y se infligen severos castigos a aquellos que rompen las reglas”.

Aunque la situación de la represión sexual se va modificando lentamente, en el caso de la mujer todavía es más chocante; si buscáis en Wikipedia "revista pornográfica", observaréis que todas las mencionadas son para hombres, como si Viva o Playgirl nunca hubieran existido.

"Minx" es una serie fresca, divertida, procaz, que se atreve a llevar al mundo de las series populares un asunto que escandaliza a grandes sectores de la población. Es evidente que desde los años 60 y 70, las décadas de la liberación sexual, el sexo se mueve en dos territorios muy distintos. Por un lado, la pornografía ha alcanzado la universalidad, es más ecuménica que la religión, y por otro se observa una involución conservadora y alarmista. A los guionistas de "Minx" lo que les ha importado ha sido reflejar un momento de la historia en que la mujer, americana claro, estaba preparada para ponerse a la altura del poder masculino respecto a disfrutar del mundo del sexo.

"Minx" está inspirada en revistas como Playgirl y Viva, que fueron revistas de los años 70 que ayudaron a llevar a las mujeres al mundo de la pornografía y lo erótico. Doug, el personaje que edita Minx, parece estar inspirado en Bob Guccione, el fundador de la revista Penthouse, que más tarde creó Viva, que abrió las puertas a mujeres con talento, desconocidas, y sin un lugar donde expresar sus ideas, además de a grandes figuras como Simone de Beauvoir y Anaïs Nin. Viva no era una revista pornográfica, sino que, como Minx, el proyecto de Joyce y Doug presentaba temas sobre el movimiento feminista, liberación sexual, relaciones abiertas y sobre todo reconocía que el deseo sexual también era cosa de mujeres.

En toda la literatura sobre la pornografía es frecuente encontrar comentarios justificadores que evocan la estética, el alcance sociológico o la profundidad filosófica. Y es también la excusa de los escasos compradores que no buscan esconderse o que son descubiertos en flagrante consumo. Como no recordar a Woody Allen en la secuencia en que, para comprar una revista porno, adquiere también varias de contenido intelectual y político donde enterrar la que le interesa de verdad.

Sin excusas, la pornografía sigue estando mayoritariamente en el universo de las enfermedades vergonzosas. Esta misma definición permite comprender cómo ciertos objetos que parecen bastante comparables, no merecerán todos la misma etiqueta. Es la atribución a cierta trascendencia lo que lleva a ver una diferencia esencial entre el David de Miguel Ángel y una foto de Burt Reynolds posando desnudo, que es la imagen que usan los guionistas de Minx para el giro que en el primer capítulo abre la barrera.

La trascendencia explica también cómo la artista norteamericana Judy Chicago puede rendir homenaje a las mujeres célebres de la historia pintando la imagen de sus vaginas sobre platos y por qué la misma obra de la mano de Hugh Hefner habría sido comprendida y recibida muy diferentemente. Es el contexto lo que permite comprender que una imagen de mujer desnuda, golpeada y a punto de morir, puede ser declarada perfectamente pornográfica mientras que la de un hombre desnudo, golpeado y maltratado hasta la muerte, puede no ser ni pornográfico ni incluso erótico si el individuo en cuestión está clavado en una cruz en todas las iglesias de la cristiandad.

¿Hay que comerse tanto "el tarro" como estoy haciendo yo? Pues para nada. "Minx" es una serie para sentarse y divertirse, incluso para sorprenderse. Ophelia Lovibond, de "Elementary", es Joyce, que sueña con publicar una revista para mujeres que quieren más que moda. Jake Johnson, de la serie "New girl", es el editor dedicado a la industria porno, quien, sin intención, termina dando pie a un momento de cambio e impacto cultural, donde la pornografía y el feminismo se unieron.

La historia de Joyce tiene como telón de fondo el Valle de San Fernando en Los Ángeles, que medio siglo después sigue siendo el centro de la industria pornográfica, y aunque "Minx" no se basa directamente en la realidad, hay una relación evidente con las dificultades que existieron para editar la revista inglesa Suck o la americana Playgirl.

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Carlos López-Tapia

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